Estar en Toribío evoca una mezcla de sentimientos que se producen al ver el contraste entre algunas casas llenas de huecos de fusil, al lado de hermosos murales, rebosados de color, que muestran la hermosura de la gente que lo habita y la increíble fortaleza de un pueblo que no se dejó vencer por los estigmas y la violencia.

El Suroccidente de Colombia está custodiado por un imponente paisaje de montañas, llenas de una gran riqueza hídrica, que guarda una cultura tenaz y resistente: el pueblo Nasa, que se denomina así mismo, gente de agua.

Los Nasa habitan los departamentos de Huila, Tolima, Valle del Cauca, y Cauca. En este último departamento el 88 por ciento de los habitantes se identifican como pertenecientes a esta etnia, de la familia lingüística Paéz. Sin embargo, como cuentan los mayores, la repartición original del territorio era distinta. Vivir en el Cauca es una de las tantas consecuencias de la larga historia de lucha y resistencia del pueblo Nasa.

Desde la época de la colonia, varios hacendados tomaron tierras Nasa en el Valle para sembrar caña y apropiarse de esa zona del país. Por eso, muchas familias tuvieron que desplazarse al sur y asentarse en la accidentada geografía del Cauca. Pero las amenazas allí no cesaron; por el contrario, este particular paisaje los puso entre la espada y la pared pues empezó a ser aprovechado por grupos al margen de la ley para asentarse y fijar rutas estratégicas sobre el territorio.

A pesar de todo esto, la fortaleza de los Nasa nunca se vio disminuida. Ellos, por medio de su cultura, convirtieron las peores circunstancias en oportunidades para organizarse y resistir. En 1970 crearon el Consejo Regional Indígena del Cauca (CRIC), una organización con una gran influencia a nivel regional y nacional, y que ha liderado procesos de reconocimiento de los pueblos indígenas de todo el país.

Más adelante, en uno de los momentos más críticos de la violencia en Colombia, se creó la Asociación de Cabildos Indígenas del Norte del Cauca (ACIN), y se fortaleció la articulación de otra organización, el Proyecto Nasa, una iniciativa de los resguardos de Toribío, Tacueyó y San Francisco (municipio de Toribío), territorios que fueron especialmente afectados por la presencia de las FARC y de la Fuerza Pública.

Toribío un caso ejemplar

Toribío es el segundo municipio del Cauca que más tomas guerrilleras registra en los últimos 30 años. Más de cien veces las FARC entraron a los territorios para arremeter en contra de la Fuerza Pública, que, a pesar de los reparos de las autoridades indígenas, alegando el derecho a gobernar sus propios territorios, estaban en medio de las comunidades.

El territorio se había convertido en un fortín de todos los grupos, tanto así, que lo marcaron de diferentes formas para representar el poderío que buscaban ostentar allí.

Pero la realidad es que el territorio no es de ellos y nunca lo fue. Por eso, Proyecto Nasa y la ACIN decidieron en 2010 demostrar que Toribio no era como lo pintaban los grupos armados.

Así nació el proyecto de la Primera Minga Muralista de los Pueblos. Varios artistas acudieron a la convocatoria y llegaron a Toribio a reescribir la historia de este pueblo, marcado por las balas y los escombros, para representar a los verdaderos vencedores de la guerra: las comunidades que a pesar de las dificultades, nunca dejaron de resistir.

En la primera Minga Muralista, la violencia todavía era parte de la cotidianidad: “mientras pintábamos, todavía escuchábamos las ráfagas de los helicópteros, las explosiones y las balas”, recuerda Luis Forero, uno de los artistas invitados. Y los murales fueron una de las tantas formas de los pueblos indígenas para resistir en medio del conflicto.

Sin embargo, los fusiles ya han dejado de sonar en el Norte del Cauca. Según miembros de la Guardia Indígena, hace poco más de tres años no se registran hechos violentos significativos, por parte de actores armados. Más aún, el Norte del Cauca, en una perspectiva regional, ha apostado fuertemente por hacer acciones para la terminación del conflicto armado con las FARC. Pero un enemigo, quizás más peligroso, aún sigue en medio de los Nasa: el estigma en el resto de Colombia.

De ahí, y siguiendo las dinámicas organizativas de la ACIN y Proyecto Nasa, se da la necesidad de hacer una Segunda Minga Muralista de los Pueblos; los colores de la Memoria y la Resistencia. Toribío no es como lo pintan los armados, pero tampoco como lo pintan los medios de comunicación. “Dicen en los noticieros que en Toribío somos guerrilleros, y no, no somos guerrilleros, somos gente de bien, organizada y capaz de hacer de lo feo algo lindo”, dice una estudiante del Centro de Educación, Capacitación e Investigación para el Desarrollo Integral de la Comunidad.

Así, los tres resguardos que conforman el Proyecto Nasa, una vez más decidieron poner ellos mismos el tono de la resistencia que es, sin duda, lo que más caracteriza sus territorios. Más de 60 muros fueron transformados por cincuenta artistas de todo el país, y algunos de otros países, para contar las historias que verdaderamente identifican la memoria y la resistencia del Pueblo Nasa. Les invitamos a recorrer este especial para revivir la experiencia de la Segunda Minga Muralista de los Pueblos: Los Colores de la Memoria y la Resistencia.