El acuerdo de paz entre el Gobierno y las FARC es una nueva oportunidad para resolver una deuda histórica del Estado con el país: una reforma agraria que permita una distribución equitativa de la tierra y que le devuelva a las víctimas de desplazamiento y despojo lo que perdieron.
No hay mayor problema en Colombia que el agrario y la distribución equitativa de la tierra. Y esta deuda histórica del Estado se profundizó con el conflicto armado, que puso en medio del fuego a miles de campesinos obligándolos a dejar sus tierras. El abogado Alejandro Reyes Posada analizó más de cinco mil páginas de nueve libros (ver lista al final) sobre esta temática, realizados por el Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) en la última década, y detalló en un informe los mayores hallazgos y las deudas que siguen pendientes.
No hay mayor problema en Colombia que el agrario y la distribución equitativa de la tierra. Y esta deuda histórica del Estado se profundizó con el conflicto armado, que puso en medio del fuego a miles de campesinos obligándolos a dejar sus tierras. El abogado Alejandro Reyes Posada analizó más de cinco mil páginas de nueve libros (ver lista al final) sobre esta temática, realizados por el Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) en la última década, y detalló en un informe los mayores hallazgos y las deudas que siguen pendientes
En la foto de portada de uno de esos informes, “La tierra en disputa. Memorias de despojo y resistencia campesina en la costa Caribe (1960-2010)”, tomada por Jorge Silva en 1976, se ve un campesino. El hombre tiene el machete sostenido con su mano derecha mientras mira, imponente, al horizonte; la otra mano la tiene en su cintura. Lleva mochila, sombrero vueltiao y una camisa gastada, que revela el trasegar de quien ha caminado bastante. Esta foto fue tomada hace tres décadas y describe la recuperación de tierras por parte de campesinos en Sucre. Es la memoria del despojo y el retorno, pero a la vez es el reflejo de la resistencia campesina y su amor a la tierra.
“El conjunto de trabajos publicados por el CNMH sobre tierras y territorios, ofrece una visión general y amplia sobre el problema agrario no resuelto del país y la incidencia del conflicto armado sobre la población rural. Muestra, en primer lugar, que el acaparamiento de la tierra por las élites regionales creó una estructura concentradora y excluyente del campesinado, que se vio forzado a colonizar territorios sin presencia estatal ni infraestructura, y que en ellos se incubó la fuerza de las guerrillas y posteriormente se expandieron los cultivos ilícitos, configurando los ingredientes para el agravamiento de la violencia” Balance de Tierras
La historia de la tierra en Colombia son también esos relatos de desplazamiento y despojo, como este que aparece en la “Tierra en disputa”. “Ahí [contó un hombre amenazado después de huir] tenía plátano sembrado, yuca sembrada, todo eso era sudor mío […] Entonces me tocó dejar abandonado todo eso”. El informe “Una nación desplazada” del CNMH calcula que entre el 2005 y el 2014, el número de personas desplazadas alcanzó los 2’996.196, casi los mismos habitantes de una ciudad como Medellín.
Las raíces del conflicto colombiana, como lo explica el investigador Alejandro Reyes Posada, están afianzada en la tierra. Según el investigador, el país ha fracasado en su legislación sobre los terrenos baldíos y en el intento de realizar una reforma agraria. Entre 1903 y 2012 el Estado adjudicó 60 millones de hectáreas baldías a personas naturales y jurídicas, y a comunidades indígenas y afro, lo que representa más de la mitad de la superficie nacional, que suma 114 millones de hectáreas. El problema, dice Reyes Posada, es que muchas veces esas tierras se han “adjudicado a las personas equivocadas”.
En los últimos diez años las investigaciones del Centro de Memoria sobre tierras, se han preocupado por entender los procesos de ocupación y apropiación del territorio, las irregularidades en los derechos de propiedad, la organización de actores sociales en torno a la tierra (campesinos, empresarios y mujeres), el papel que han jugado en esta problemática los actores armados (guerrillas y grupos paramilitares), el narcotráfico (cultivos, rutas y corredores), el desplazamiento y despojo de tierras, y los megaproyectos con impacto territorial.
El investigador Alejandro Reyes recalca en su informe de Tierras, que el principal impacto del conflicto armado sobre la tenencia de la tierra “es la sustitución del control estatal por los grupos armados irregulares”, quienes desplazaron al menos a la mitad del campesinado de las regiones bajo su dominio, en muchos casos para entregarles esas tierras a terceros, y además subordinaron los derechos de propiedad a la tributación. Hoy, que los acuerdos de paz con las FARC están impulsando una reforma rural integral, como política de distribución de tierras en el país, es necesario recapitular esa historia que el CNMH lleva reconstruyendo durante una década.