¿Es posible olvidar las marcas del secuestro?
En los largos días, que siempre eran iguales, la radio era el único contacto con el otro mundo, el mejor amigo, la distensión preferida, la noticia esperada, la esperanza y la dulce voz.
Todos los policías y los militares que participaron en este especial mencionaron el radio como el compañero fiel durante los años en cautiverio. En los repentinos cambios de campamento, cuando ni siquiera había tiempo de empacar las pocas pertenencias, el radio era la única certeza en la mochila. “Yo recuerdo los días más duros como los días en los que no teníamos radio”, dijo Raúl Montaño, suboficial de la Policía secuestrado por el ELN. No tener pilas o estar en una zona sin señal, podía ser una invitación a la depresión.
Las historias con el radio también son el reflejo de las mayores muestras de inventiva de los secuestrados: antenas improvisadas con esponjillas para lavar, cargador de baterías al estilo prehistórico, estuches impermeables en madera rústica o, sencillamente, la radio como método efectivo para seguir soñando con la libertad.
La siguiente selección de relatos es un homenaje a ese pequeño receptor inventado hace más de 100 años y, también, una muestra de por qué para los secuestrados, el radio, más que un hábito necesario, fue el mejor amigo de la selva.
"Un día un guerrillero me dijo: ‘Usted tiene algo que yo necesito y yo tengo algo que usted necesita. Usted me da ese camuflado y yo le doy un radiecito’..."
“Un día les dije que necesitaba un radio para saber de mi familia y me llevaron uno pequeño..."
"Me decía de todo: ‘mi amor, mi vida, mi cielo, te estoy esperando, te adoro’, hasta que a partir de un día, total silencio".
"...cuando me lo dieron, ya mi familia había hablado. Lo que hice fue ponerme a escuchar los partidos del Mundial de Suráfrica".
“Era un radio pequeño de pilas doble AA. El radio se dejaba en la mitad del campamento y en el silencio de la noche".
"...por ahí escuché todos los mensajes de mi familia. Por ahí dieron la noticia de mi liberación".
"La radio, a veces, era nuestro GPS, porque en la medida en que lo iban moviendo a uno, le entraban emisoras que en otras partes no".
"...y antes de subirnos al helicóptero, que me llevaría de vuelta a la libertad, un guerrillero me dijo: ‘¿Me va a dejar el radio o qué?’"
"Estábamos escuchando radio e interrumpieron el programa para dar la noticia de que un campesino había encontrado el cuerpo del sargento..."
"...y se le olvidó quitarle la antena y un rayo cayó en un árbol donde teníamos colgada la antena".
"Por la radio nos enteramos de la liberación. Una señora llamó y el locutor le contó la noticia".
"...el locutor dijo: “Mucha atención, en las próximas horas serán liberados los policías y soldados secuestrados por la guerrilla del ELN".