FREDY MACEA PEÑA

El Charry

Portada perfil Fredy Macea Peña.

Familiares y amigos cercanos de Fredy Macea se reunieron el 9 de septiembre de 2019 en su casa para recordarlo, compartir relatos de aquellos momentos que vivieron con él a lo largo de su vida y revivir la alegría que lo caracterizaba. En el encuentro, estuvieron presentes su esposa Amparo, su hija Ketty, sus hermanos Argemiro y Nadis “La Chiqui”; Cleotilde “La Nena” Rivera, abuela de Amparo y bisabuela de Ketty; y sus amigos Nayiber Montero, Eligio Vega, José Avilés “El Piropero”, Cesar “El Tata” Berrocal, Pablo Mendoza, Iván Pineda y Mónica Ariza.

El hombre jocoso que me enamoró


Amparo: ¿qué quién era Fredy?

Era un hombre honesto, solidario, colaborador, servicial y eso sí muy jocoso, era juguetón. En el corregimiento El Viajano (Sahagún) todo el mundo lo conocía por sus bromas. Él era muy maldadoso. Me acuerdo que teníamos una vecina a la que hacía venir a la casa y él se escondía detrás de la cortina del cuarto, cuando ella llegaba le tiraba talcos Mexsana en la cara, la señora quedaba toda blanquita y él salía riendo. Así era siempre, a todo el mundo le mamaba gallo; a la señora que venía a vender pescado le escondía la palangana con los pescados, a todo el que pasaba le hacía chiste y le encantaba poner apodos. Mejor dicho, siempre tenía una sonrisa en el rostro.

En El Viajano (Sahagún) todo el mundo lo conocía por sus bromas.

Iván: me acuerdo de las maldades que le hacía a todo el mundo. A mí, por ejemplo, un día me preguntó que si había almorzado y como aún no, de una pidió que me sirvieran revueltillo de moncholo [especie de pez de agua dulce, también conocido como tararira], con yuca y arroz de coco, cuando terminé me mostró las cuatro ollas que tenía, en realidad era babilla. Para “El Charry” todo era recocha.

Luego de conversar sobre la personalidad de Fredy y recordar que siempre tenía una sonrisa o un chiste para los demás, los participantes evocaron en la conversación la historia de amor con Amparo. Ella rememoró cómo fue el enamoramiento, el matrimonio y el nacimiento de Ketty. Sobre el festejo del matrimonio, todos escucharon con alegría a “La Nena” Rivera y celebraron su capacidad de recordar con precisión los detalles.

Amparo: yo lo conocí cuando estábamos peladitos. Él se la pasaba jugando fútbol y como organizaban partidos en el corregimiento de San Antonio (donde yo vivía), pues nos fuimos conociendo. Él se enamoró de una, eso fue amor a primera vista. Al principio me visitaba en las noches y luego nos veíamos los fines de semana en las parrandas que organizaban, así me fue enamorando. Como yo vivía con mis abuelos, él empezó a llevarme arepas de maíz y se sentaba a hablar con ellos. El caso es que mi abuelita quedó flechada, lo quería mucho.

¿Nena te acuerdas de cómo fue el matrimonio?

La Nena Rivera: ellos se casaron el 12 de julio de 1980 en Sahagún, pero el festejo lo hicimos en San Antonio, eso fue toda la noche fandango, música. El hermano de ella le dio de regalo la banda y había mucha comida: pavo, gallina, carnero guisado, arroz de coco frito, ¡ese arroz sí que es sabroso! Y todo El Viajano llegó a la fiesta.

Amparo: como él seguía estudiando, nos fuimos a vivir a Sahagún y por ahí en septiembre salí embarazada de Ketty. Cuando Ketty nació, estábamos en El Viajano y yo no quise ir al hospital, porque aquí había muchas parteras. Recuerdo que ese día cayó una tempestad y se fue la luz. Durante todo el embarazo nos habían dicho que era niño y le habíamos comprado todo de niño, pero la sorpresa que nos llevamos cuando nació niña. Esa fue la luz de sus ojos, porque la adoraba, fue la consentida de la casa.

Ketty: recuerdo de mis padres, sus 10 años de casados. El Viajano, finca El Rodeo, 12 de julio de 1990.

Ketty: recuerdo de mis padres, sus 10 años de casados. El Viajano, finca El Rodeo, 12 de julio de 1990.

“El Charry” siempre estuvo dispuesto a ayudarnos


La vida de Fredy en El Viajano todos la recuerdan con cariño, no solo porque nació y creció allí, sino porque desde muy joven se fue convirtiendo en un personaje destacado en la familia y la comunidad por sus gustos, su trabajo y por ser tan servicial con todas las personas que acudían a él.

Argemiro: después de vivir en Sahagún, se instalaron en El Viajano en la casa finca de mi mamá, esa era una herencia que nos había dejado mi papá, quién murió muy joven. A cada hijo le correspondía una parte y así fue que construimos cada uno nuestra casa. Mi hermano Fredy era el quinto de seis hermanos; éramos tres hombres y tres mujeres, él era el menor de los varones y siempre fuimos muy unidos.

Amparo: en El Viajano se dedicó a comprar y vender ganado, pero no fue lo único que hizo. Siempre fue muy activo, así que desde que tuvo su primer carro transportó pasajeros, se ubicaba en la Partada de El Viajano y hacía trayectos hacía San Marcos, porque en esa época era muy difícil conseguir transporte hacia allá. Pero eso no es todo, en el pueblo le decían la ambulancia, porque cuando alguien se enfermaba, no importaba la hora, él salía a llevarlos hasta el hospital de Sahagún.

Los relatos de Ketty sobre Fredy y Amparo dan cuenta de la unión familiar y de la ternura con que se relacionaban. A ella le brillan los ojos y se le dibuja una sonrisa en el rostro cuando cuenta las múltiples anécdotas que recuerda de su papá en fiestas, reuniones familiares, enseñándole a manejar y acompañándola a los reinados que se hacían en la zona.

“Papito” disfrutaba las fiestas, bailar, tocar tamboras, maracas, pitos. De hecho, le gustaba tanto la música que silbaba porros, el que más le gustaba era “La Lorenza”.

Ketty: yo le decía a mi papá “Papito” y él desde chiquita me decía “Kecho”, siempre me llamaba así. De los recuerdos que tengo con “Papito”, es que todos los 6 de diciembre íbamos a San Antonio a casa de mis abuelos a hacer el pesebre, se armaba una fiesta y se comían pasteles o tamales. ¡A “Papito” le encantaban! “Papito” disfrutaba las fiestas, bailar, tocar tamboras, maracas, pitos. De hecho, le gustaba tanto la música que silbaba porros, el que más le gustaba era “La Lorenza”.

También me acuerdo cuando compró una moto verdecita, la primera. Él me estaba enseñando a manejar y nos fuimos pa’ la plaza. Me dijo: “coge la moto, pon la primera y arranca”, se pegó un susto y gritó: “¡me vas a matar muchacha!” A veces íbamos a Pueblo Nuevo y mis papás se ponían a tomar, como se emborrachaban nos veníamos los tres en el carro, él le daba con el pie y yo manejaba el timón. ¡Era muy graciosa cada cosa que hacíamos!

Cuando se murieron Fredy y Germán Regino, Boca e’ mulo, se murió El Viajano; pues los dos eran muy importantes para la comunidad, Fredy como líder y Germán como dueño de “El Tamarindo”, juntos amenizaban todas las fiestas.

Amparo: a Fredy le gustaba la parranda, cuando sonaba un porro sacaba el pañuelo, se lo ponía entre las piernas. Como le encantaba bailar nos la pasábamos en el estadero “El Tamarindo”, allá se reunía todo el pueblo en las fechas importantes. Lástima que eso ha cambiado mucho. Cuando se murieron Fredy y Germán Regino, Boca e’ mulo, se murió El Viajano; pues los dos eran muy importantes para la comunidad, Fredy como líder y Germán como dueño de “El Tamarindo”, juntos amenizaban todas las fiestas.

José: siempre andaba empaquetado, bien vestido, le gustaba usar bermudas y sus buenos zapatos y como era bailarín salía perfumado para “El Tamarindo”, allá pasábamos todos, pues éramos muy buenos amigos, pero es verdad cuando Fredy faltó ya no hubo alma de la fiesta.

Ketty: “Papito” y mami andaban conmigo para todas partes y yo desde chiquita participaba en cuanto reinado había, ellos me apoyaban siempre. Una vez me gané el concurso de Miss Simpatía en el colegio, siempre era un orgullo para ellos. Pero no solo en eso andábamos juntos. Como “Papito” jugaba fútbol, muchas veces lo íbamos a ver, él era goleador y jugaba en clubes de Sahagún. Por ejemplo, fue socio fundador del Club Veteranos y compraron sede, ese club todavía existe.

El líder de El Viajano


La importancia de la vida de Fredy para la comunidad sobresale cuando de hablar de su liderazgo se trata. Sus amigos y compañeros de trabajo en la Junta de Acción Comunal recuerdan con nostalgia su labor comunitaria y los beneficios que desinteresadamente buscó para El Viajano. La tristeza se apodera de sus relatos, porque al exaltar sus acciones también señalan que al pasar los años sienten que cada vez es más difícil que alguien se comprometa a continuar realmente con la concreción de proyectos como lo hacía “El Charry”.

Nayiber: conocí a Fredy en la comunidad, era una persona muy correcta en sus cosas, él quiso traer muchas bendiciones con su trabajo, todo lo que emprendió nos trajo muchos beneficios. Él estaba pendiente de los proyectos que salían y le daba a su gente la misión de trabajar. Sus aspiraciones eran sacar adelante la comunidad, por eso fue presidente de la Junta de Acción Comunal e inspector de policía, y en el tiempo que trabajó ahí tuvo una gestión excelente.

Amparo: hacia la década de los noventa su liderazgo en el pueblo fue creciendo y desempeñó dos cargos. Primero fue inspector de policía y luego presidente de la Junta de Acción Comunal de El Viajano, el segundo lo ejerció más o menos desde 1991 hasta su muerte en 2002. Fredy era muy conocido acá, porque era un líder que trabajaba por la comunidad; él organizaba fiestas, eventos deportivos, conseguía contratos para actividades de mantenimiento del pueblo, gestionó los predios de la casa comunal, el polideportivo, el puesto de salud y el predio donde está el matadero. Aun así, quedaron muchos proyectos sin concluir como las cercas del cementerio, la entrega de baterías sanitarias para las viviendas y la instalación de gas domiciliario. Sobre este último, muchos creemos que si Fredy hubiera podido seguir con su trabajo comunitario en El Viajano ya tendríamos acceso al gas hace mucho tiempo.

Mónica: yo fui secretaria de la Junta de Acción Comunal cuando “El Charry fue presidente. Recuerdo que cuando había que conseguir contratos en Caucasia para las mejoras del pueblo nos íbamos en su carro, de allá no nos movíamos hasta que nos dieran los contratos y acá se buscaba que las mismas personas de la comunidad trabajaran.

Cesar ‘El Tata’: la pérdida de Fredy no solo significó un vacío para Amparo, Ketty y el resto de su familia, sino para El Viajano, porque es difícil encontrar una persona que quiera trabajar de manera tan activa y desinteresada por su pueblo. Hasta hoy no ha llegado una persona que haya trabajado como él.

Al describir los hechos que rodearon la muerte de Fredy en el salón se forma una algarabía, todos hablan al tiempo, pero poco a poco Amparo hace un esfuerzo por unir las piezas como de un rompecabezas con cada una de las acciones y movimientos que los presentes describen en relación con los hombres que esa noche del 18 de noviembre de 2002 llegaron hasta su vivienda y acabaron con su vida. Además, Amparo y Ketty describen cómo continuaron después de la muerte de Fredy, y mencionan con orgullo su legado y lo que hacen para recordarlo.

Amparo: la noche que mataron a Fredy teníamos una reunión con la comunidad, estábamos en la casa alistándonos para cenar. Él había mandado a traer carne llanera del restaurante de un señor que venía de Ciénaga de Oro, mientras tanto nos habíamos sentado afuera de la casa a conversar cuando llegaron hombres armados y le dispararon varias veces. Esa noche el pueblo no durmió por el miedo. Eso sí, cuando se hizo el entierro toda la gente nos acompañó, con decir que la fila era desde la casa hasta el cementerio.

Ketty: ese día yo me había ido para Montería, porque ya estaba en la universidad. En la mañana me despedí de él y me montó al bus, esa fue la última vez que lo vi y la imagen que me quedó. Pero cuando me enteré que lo habían matado yo armé todo mi bolso y me devolví, yo decía que no iba a seguir estudiando, que ya no me iba más. Con el tiempo me calmé y mami me dio fuerzas para irme a estudiar.

Mi mamá poco a poco se fue ocupando en actividades de liderazgo comunitario, porque a raíz de la muerte de mi papá surgió la vida política de ella.

Amparo: resulta que cuando Fredy murió quedaron proyectos iniciados y como yo siempre lo acompañaba y apoyaba en las reuniones, pues seguí con esas acciones y al ver que la gente había quedado como huérfana con la perdida de “El Charry” y me apoyaban para seguir con su legado, empecé a trabajar por ellos. Sin embargo, no fue a nivel de la Junta de Acción Comunal sino desde el Concejo municipal de Sahagún, eso fue como de 2003 en adelante y fui elegida durante dos periodos. Aunque ahora no estoy en el Concejo, sigo apoyando el trabajo comunitario del pueblo y estamos intentando traer el gas domiciliario para todas las viviendas de El Viajano.

Ketty: nosotras extrañamos mucho a mi “Papito”, porque siempre estábamos los tres. Él era una parte muy importante de nuestra familia y por eso siempre lo tenemos presente en las conversaciones. Cuando pienso en él vienen muchas anécdotas a mi mente, por ejemplo, acá la lluvia muchas veces era con tormenta eléctrica y se iba la luz, como nos daba miedo, nos hacíamos los tres abrazados debajo del cuadro de El Sagrado Corazón a rezar para que nos protegiera. Todas esas cosas son recuerdos bonitos que siempre me sacan una sonrisa, con “Papito” éramos muy felices. Además, para recordarlo hacemos una misa todos los años el 18 de noviembre para conmemorar el día de su muerte y el 5 de marzo, que era el día de su cumpleaños, lo visitamos en el cementerio. A nosotras nos gusta recordarlo con alegría y por eso a veces se arman tertulias en donde nos encontramos con vecinos y amigos de él a recordar sus anécdotas y a reír como le gustaba a él.

Para finalizar el encuentro todos los visitantes se acercan a ver el altar que le hicieron Amparo y Ketty con fotografías para recordarlo y tener presente siempre esos momentos especiales que compartieron con Fredy y que las llenan de fortaleza para seguir con el día a día.

Recuerdos de los diferentes campeonatos en los que participó Fredy.