Recorridos por los paisajes de la violencia en Colombia

Guardia Indígena del norte del Cauca

Nuestra siguiente estación tiene lugar en el norte del Cauca, una región conformada por trece municipios del suroccidente colombiano que se organizan de forma concéntrica en torno a tres áreas claramente diferenciadas: una zona plana ubicada entre la Cordillera Central y Occidental a lo largo de los municipios Santander de Quilichao, Villa Rica, Guachené, Padilla y Puerto Tejada; rodeando la anterior, una zona de media montaña en torno a las laderas de Miranda, Corinto, Caloto, Caldono, Buenos Aires y Suárez y; finalmente, una región montañosa que recoge las partes más accidentadas de los municipios del área intermedia a los que se suman Toribío y Jambaló.

Municipios del norte del Cauca, topografía y zonas

Siendo conscientes de los múltiples actores sociales que convergen en la historia del norte del Cauca, centraremos el análisis en el pueblo nasa cuya Guardia Indígena nos guió durante el presente recorrido en torno a algunos de los lugares en los que la violencia quedó inscrita en su memoria colectiva y otros en donde se marcan los hitos de la resistencia de los kiwe thegnas, cuidadores del territorio.

Siendo conscientes de los múltiples actores sociales que convergen en la historia del norte del Cauca, centraremos el análisis en el pueblo nasa cuya Guardia Indígena nos guió durante el presente recorrido en torno a algunos de los lugares en los que la violencia quedó inscrita en su memoria colectiva y otros en donde se marcan los hitos de la resistencia de los kiwe thegnas, cuidadores del territorio.

María Luisa Moreno para CNMH, 2016

¿Quieres saber más sobre esta región?

Para profundizar sobre el contexto del norte del Cauca puedes dar clic en los siguientes botones que te guiarán a tres temas específicos: las disputas territoriales que ha tenido la zona, la historia reciente del territorio y la coyuntura actual.

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Contexto

Un territorio en disputa

Las características geográficas de la región y la productividad de sus suelos hicieron de la zona plana del norte del Cauca el principal motivo de disputa desde la época de la colonia. En estas condiciones los indígenas nasas y guambianos se vieron obligados a replegarse hacia la zona de montaña, dando paso a la instalación de haciendas ganaderas y áreas de explotación minera que para los siglos XIX y XX empiezan a ser reemplazadas por la llegada de los cultivos de caña y de la industria azucarera.

La ocupación de la zona de montaña por parte de las comunidades que históricamente habitaron la región puede leerse como una estrategia de resistencia a los diversos actores que han disputado sus territorios (colonos españoles, independentistas, alianzas de terratenientes con gobiernos locales, grupos armados, entre otros). La parte alta posibilitó la supervivencia que, sin renunciar a dar batalla por sus territorios, permitió el enfrentamiento directo y la huida, cuando era necesaria, hacia zonas que resultaban inaccesibles para el bando enemigo.

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Contexto

La historia reciente

Una breve caracterización de la ocupación reciente del norte del Cauca nos muestra un territorio dominado en su zona plana por ingenios azucareros y monocultivos de caña en torno a los cuales se desarrolla la vida de los movimientos sociales que se ven obligados a copar las periferias de las áreas de mayor productividad y la zona montañosa.

Por otro lado la geografía del territorio norcaucano lo convirtió en un lugar ideal para la estrategia militar en el marco del conflicto armado, un escenario óptimo para el desarrollo de cultivos de uso ilícito y un corredor estratégico que permite el movimiento hacia el Pacífico, el norte y el interior del país.

Los grupos armados

En la zona ha sido relevante la presencia de las FARC desde las décadas de los sesenta y setenta, principalmente del Sexto Frente y de la Columna Móvil Jacobo Arenas; el ELN por su parte hizo presencia a través del Frente Camilo Quintero y la Columna José María Becerra. Estos dos actores se ubicaron principalmente en las zonas de montaña, donde coexistieron con buena parte de los movimientos indígenas que allí se resguardaban.

De acuerdo con el CNMHCentro Nacional de Memoria Histórica (2014), Guerrilla y Población Civil. Trayectoria de las FARC. 1949-2013, CNMH, Bogotá. durante la década de los ochenta tienen lugar fricciones entre los grupos guerrilleros y los indígenas del Cauca producto principalmente de tres razones: la subvaloración de la lucha indígena por parte de los grupos insurgentes; el recelo de los armados frente a las formas de organización indígenas y campesinas y; las agresiones y castigos que las guerrillas infligían desconociendo los sistemas de justicia propios de la organización indígena. El distanciamiento entre estos grupos derivó pronto en un escenario de confrontación donde prosperaron iniciativas de autodefensa como el Movimiento Armado Quintín Lame. Para ese momento, además estaban activas en la zona disidencias de las FARC como el Frente Ricardo Franco y otros grupos armados como el M-19 y el Partido Revolucionario de los Trabajadores.

Por otro lado, sosteniendo banderas de lucha antisubversiva y apoyado por grupos de poder local y narcotraficantes, el paramilitarismo hizo presencia en la región del norte del Cauca desde finales de 1999 y comienzos del año 2000. Su incursión tuvo lugar desde los municipios de Buenos Aires y Santander de Quilichao por medio del Bloque Calima de las AUC que buscó su expansión a través de amenazas, masacres, violaciones, secuestros y desplazamientos forzados. La desmovilización de este grupo tuvo lugar en diciembre de 2004 en el marco de la Ley de Justicia y Paz. A pesar de ello algunos medios de comunicación advierten que buena parte de quienes depusieron sus armas han vuelto a delinquir en la zona reactivando sus actividades armadas desde nuevas organizaciones posdesmovilización.ElPais.com, (2014, 22 de diciembre), “El 26% de los desmovilizados del Bloque Calima volvió a delinquir”, disponible en: http://www.elpais.com.co/judicial/el-26-de-los-desmovilizados-del-bloque-calima-volvio-a-delinquir.html, recuperado el 24 de julio de 2017.

Finalmente debe mencionarse la presencia de la fuerza pública que ha priorizado su accionar en torno a la lucha contra los grupos guerrilleros y a la protección y defensa de los proyectos económicos de la zona. Estos elementos han vulnerado los derechos de la población civil que se ha visto fuertemente estigmatizada, ya que en no pocas ocasiones el Estado y la fuerza pública han confundido las demandas de los movimientos sociales con el accionar de la insurgencia.

Narcotráfico

Los eslabones de producción y procesamiento de la cadena del narcotráfico han concurrido principalmente en las zonas de montaña. La comercialización, por otra parte, ha sido preponderante en la zona plana teniendo lugar en su mayoría entre Santander de Quilichao y Cali. Coca, marihuana y amapola hacen parte de algunos de los mercados sostenidos tanto por organizaciones ligadas a carteles de narcotráfico como por los grupos armados paramilitares y guerrilleros que han hecho presencia en la zona.  

Los cultivos de marihuana priman en las regiones de Miranda, Corinto y Toribío. La coca, por su parte, destaca su presencia al sur del departamento, principalmente en Argelia y Tambo. Si bien, de acuerdo al estudio realizado por la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el DelitoOficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (2016), Colombia, monitoreo de territorios afectados por los cultivos ilícitos. 2016, UNOCD, Bogotá. , el norte del Cauca no figura dentro de las regiones que han aumentado exponencialmente las áreas destinadas a los cultivos ilícitos entre 2010 y 2015, es importante tener en cuenta que las estrategias de erradicación y sustitución distan de ser ideales. La alta concentración de la tierra, la ausencia de una economía campesina sólida, los elevados costos de transporte y la primacía de monocultivos de caña e ingenios azucareros hacen que una hectárea cultivada con coca genere “más del doble de lo que produce una de caña de azúcar en el mismo año”Guzmán Barney, Álvaro y Rodríguez Pizarro, Alba, (2015), Orden social y conflicto armado en el Norte del Cauca 1990-2010. Universidad del Valle, Cali, página 45..

Frente a lo anteriormente expuesto es pertinente tener en cuenta que no todos los cultivos de coca o marihuana pueden asociarse a las actividades relacionadas con el narcotráfico. En el norte del Cauca las comunidades indígenas han usado algunas de estas plantas de manera ancestral con fines rituales y medicinales.

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Contexto

La coyuntura actual

Durante más de quinientos años los indígenas nasa del norte del Cauca han resistido sin renunciar a la esperanza de recuperar los territorios que claman de manera histórica. Replegados en la montaña y vulnerados por las armas y las ideas de quienes desde la legalidad y la ilegalidad han tomado sus tierras, se constituyen como un ejemplo de resistencia y dignidad más allá de sus límites territoriales.

A las emblemáticas historias de la Cacica La Gaitana, Juan Tama y Manuel Quintín Lame se suman años de organización social campesina e indígena cuyos principales frutos se vivieron con la materialización de proyectos como el de la Asociación Nacional de Usuarios Campesinos –ANUC– y el Consejo Regional Indígena del Cauca –CRIC– en pleno siglo XX.

Los años recientes parecen haber traído consigo avances significativos como la desmovilización de los grupos paramilitares, el fin del conflicto con la guerrilla de las FARC y el inicio de una fase de diálogos con el ELN. A pesar de ello sus demandas y preocupaciones siguen siendo tramitadas desde la represión violenta por parte de la fuerza pública en medio de un contexto político y económico que no parece haber tenido grandes cambios.

De acuerdo al portal Verdad AbiertaVerdadAbierta.com (2014, 18 de junio), “Minería en el Cauca: ¿riqueza para quién?”, disponible en: http://www.verdadabierta.com/lucha-por-la-tierra/5362-mineria-en-el-cauca-riqueza-para-quien, recuperado el 24 de julio de 2017. , según el estudio Contexto Minero Colombiano y Regional del Norte del Cauca de la Universidad Javeriana de Cali, en el departamento del Cauca hasta diciembre de 2012 había 241 títulos mineros legales otorgados a particulares por la Agencia Nacional de Minas. Estos títulos equivalen a 350 mil hectáreas (el 10 por ciento del área del departamento), 82 mil de las cuales se encuentran en territorios de consejos comunitarios y 7 mil en resguardos -extensión que sería mayor si se contemplan los resguardos coloniales y aquellos en proceso de reconocimiento-.

Por otro lado, los monocultivos de caña y los grandes ingenios azucareros continúan su expansión en el territorio condicionando las oportunidades laborales y limitando a las economías campesinas. Finalmente la presencia de nuevas organizaciones armadas o herederas de las que operaban en el territorio amenazan con entrar a llenar los vacíos de poder en los que el Estado colombiano continúa haciendo una presencia poco efectiva.

Hoy el pueblo nasa, tan consciente de sus victorias como de lo que le resta por alcanzar, adelanta el proceso de Liberación de la Madre Tierra, donde cansado de promesas de reforma agraria incumplidas, de fallos judiciales no acatados y de la presencia de actores armados ha decidido recuperar los territorios que considera suyos ocupándolos, habitándolos y liberándolos de los monocultivos de caña de azúcar y de quienes los han invadido a lo largo de los años.

El proceso no es sencillo, sin embargo nunca lo ha sido. En medio de una asimétrica disputa contra empresas, terratenientes e incluso contra el Estado colombiano los nasa continúan levantando sus voces, bastones y banderas en la procura de alcanzar sus ideales de unidad, tierra, cultura y autonomía.

Recorrido

César Romero para CNMH, 2016

Durante tres días, del 21 al 24 de abril de 2016, el Centro Nacional de Memoria Histórica acompañó a la Guardia Indígena del Cauca en un recorrido por el territorio ancestral para conmemorar a cientos de nasas que han perdido la vida en medio del conflicto armado y recorrer los lugares emblemáticos donde se ha moldeado la lucha y la resistencia nasa. Subidos en tres chivas, 150 Kiwe Thegnas pararon en más de diez puntos para escuchar narraciones locales que daban cuenta de hechos concretos de asesinatos, desplazamientos y masacres.

Caminamos nuestra memoria con el fin de reconocer lo que viene (…) la memoria es una herramienta que nos permite reflexionar las transformaciones que nos exige el futuro y pensar en las estrategias que nos permitan continuar resistiendo, liberando y cuidando nuestro territorio y comunidades. CNMH, hombre adulto, testimonio, Caloto, 2016

Mapa del recorrido

Antes de iniciar el recorrido, se realizó un ritual de limpieza a toda la guardia indígena e invitados del Centro Nacional de Memoria Histórica.

Ritual de limpieza - María Luisa Moreno para CNMH, 2016

La hacienda El Nilo

Las chivas pararon en medio de la carretera. Diez guardias tomaron pinceles y pinturas de color rojo y verde, escribieron en grande “Guardia indígena presente”. Otro de los guardias se paró justo en el punto donde se toma la trocha para llegar a la hacienda El Nilo y con un pincel marcó en la carretera “524 años de lucha”.

María Luisa Moreno para CNMH, 2016

La Hacienda El Nilo se ha convertido en un santuario de resistencia para los indígenas nasa. Este lugar está ubicado en el municipio de Caloto, Cauca. El 16 de diciembre de 1991 en una acción realizada por por paramilitares, policías y hacendadosAsociación de Cabildos Indígenas del Norte del Cauca - ACIN (2016), Kwesx Uüs Yáthzxi Kiwe Thegnas. Memoria de resistencia, defensa de la vida, cuidado del territorio y construcción de paz, Bogotá, CNMH. Página 22. de la zona fueron asesinados 20 indígenas que ocuparon la finca como parte del proceso de recuperación de las tierras que les fueron usurpadas o, como ellos llaman actualmente, del proyecto de la liberación de la madre tierra. Luego de la masacre, los indígenas suscribieron varios acuerdos con el Estado que han sido refrendados en nuevos pactos con sucesivos gobiernos, exigidos y parcialmente incumplidos. La exigencia de que se cumplan dichos acuerdos ha inspirado buena parte de las acciones del movimiento indígena del norte del Cauca desde entonces.Centro Nacional de Memoria Histórica (2012), Nuestra vida ha sido nuestra lucha. Resistencia y Memoria en el Cauca Indígena, Bogotá, CNMH.

María Luisa Moreno para CNMH, 2016

Según uno de los testimonios que recordó el hecho durante el recorrido:

[A las víctimas] las acostaron bocabajo y les dieron con hachas, a las mujeres embarazadas les sacaron a sus bebés, a otros los amarraron y otros con suerte lograron escapar. ¡Aquí están nuestros compañeros asesinados! Este recorrido lo hacemos para que los jóvenes se den cuenta del proceso de resistencia para la liberación de la madre tierra que nuestro pueblo indígena ha tenido durante mucho tiempo. Donde ven ese palo [señala un árbol que está dentro del lugar] eso fue llenado de plomo, hoy ya ha sanado por el tiempo pero puede ser una raíz del conocimiento de la masacre del Nilo.CNMH, hombre adulto, testimonio, Caloto, 2016.

Como parte del ritual, los nasa hicieron un brindis por los muertos y por el proyecto de la liberación de la madre tierra que aún sigue firme. Para Uldarico PitoTestimonio, Caloto, 2016, familiar de una de las personas asesinadas, “lo que pasó acá significa el miedo que quería meternos el Estado pero no han podido porque los pueblos se extendieron más, nos organizamos como cabildo. En ese momento se llamaba guardia cívica, luego guardia indígena y ahora somos Kiwe Thegnas que es el nombre más apropiado porque somos guardias de nuestra tierra”.

Recorrido Hacienda El Nilo - María Luisa Moreno y César Romero para CNMH, 2016

Según Verdad AbiertaVerdadAbierta.com (2009, 14 de febrero), “La Masacre de El Nilo”, disponible en: http://www.verdadabierta.com/justicia-y-paz/versiones/516-bloque-vencedores-dearauca/893-la-masacre-de-el-nilo, recuperado el 24 de julio de 2017 a las 10:00 a.m., en 2009 Orlando Villa Zapata, alias Rubén o La Mona, desmovilizado del Bloque Vencedores de Arauca, rindió indagatoria ante el Fiscal 22 de Justicia y Paz sobre los hechos ocurridos en la Hacienda El Nilo. Orlando Villa Zapata era el segundo al mando de Miguel Ángel Múnera Mejía alias El Mellizo. El desmovilizado aseguró que la masacre se realizó para desalojar a un grupo de indígenas que se había tomado unas tierras de propiedad de ganaderos.

De acuerdo a testimonios recogidos en el informe Nuestra vida ha sido nuestra luchaCentro Nacional de Memoria Histórica (2012), Nuestra vida ha sido nuestra lucha. Resistencia y Memoria en el Cauca Indígena, Bogotá, CNMH, página 315., del CNMH, “Las frustraciones comenzaron muy pronto, la letra de la Constitución parecía ya letra muerta en la noche del 16 de diciembre de 1991, menos de seis meses después de promulgada, cuando los sobrevivientes descubrieron que eran veinte las víctimas mortales dejadas por los encapuchados armados que protagonizaron la Masacre de El Nilo".

Milciades Tróchez Conda

Maria Luisa Moreno para CNMH, 2016

Las tres chivas pararon sobre la carretera a la salida del corregimiento El Palo del municipio de Caloto, Cauca. Allí se bajaron para marcar el punto donde el 12 de enero de 2012 fue asesinado el guardia indígena Milciades Tróchez Conda. La bandera y el nombre son dos marcas visibles que dan a entender que allí sucedió algo. Aunque un carro o transeúnte no alcanza a percibir con estos símbolos la historia de Milciades, sí puede constatar que allí le sucedió algo a Milciades y tal vez, según su procedencia, pueda asociar los colores con la guardia indígena del Cauca. La carretera se convirtió para los nasa en un paisaje de la memoria. En este caso la geografía desarrolla un arte especial sobre la lectura de los símbolos ubicados y designados desde un cierto sentido para señalar eventos del pasado en un paisaje reciente.

Maria Luisa Moreno para CNMH, 2016

Masacre de Gualanday

Al finalizar la tarde llegamos a Gualanday, zona rural de Corinto. En este punto se recordó la masacre de Gualanday ocurrida el 10 de noviembre de 2001 donde los paramilitares del Bloque Calima asesinaron a 13 indígenas, de los cuales cuatro eran guardias. En 2006, en el mismo punto, fue asesinado el guardia indígena Pedro Pascué. “Con la valla que estamos poniendo hoy le estamos diciendo a los armados que no los queremos más en nuestro territorio”. Mientras se colgaba la valla y se cantaba el himno de la guardia, se recordaba a cada uno de los indígenas nasa asesinados: Marcos Medina Mestizo, Luis Emilio Morales Alzate, Benilda Ley Dagua, José William Rojas Higuita, Eider Alexander Orozco López, Francisco Copete, Jhon Edward Osorio Salazar, Edilberto Sandoval Villamarín, Eliécer Orozco Villamarín, Julio Vitonás Chilhueso, Adelmo Vitonás Chilhueso, Ernesto Talanga Talanga y Sigifredo Bustamante.

Maria Luisa Moreno para CNMH, 2016

Himno de la Guardia Indígena

Allí la guardia indígena colgó una de las vallas alusivas a los 524 años de resistencia. Según lo publicado en VerdadAbiertaVerdadAbierta.com (2009, 14 de febrero), “La Masacre de Gualanday”, disponible en: http://www.verdadabierta.com/component/content/article/40-masacres/3957-la-masacre-de-gualanday/, recuperado el 14 de junio de 2017., en 2006 el desmovilizado Armando Lugo, alias El Cabezón, mando medio del Bloque Calima, confesó que un informante alertó que milicianos y guerrilleros se transportaban en chiva por la vía de Corinto y le ordenó asesinarlos. La comunidad afirmó que las víctimas no tenían vinculación con la guerrilla, la mayoría pertenecía a la guardia indígena y a la Junta de Acción Comunal de Las Cruces que lideraban proyectos productivos.

Justo debajo de la valla, una joven Kiwe Thegna marcó una piedra con pintura verde (de la tierra) y roja (de la sangre) como alusión a los colores de la bandera de la guardia indígena. Lo ocurrido durante las acciones de memoria y resistencia plasmadas en este lugar, dan cuenta de la necesidad de crear símbolos que permanezcan visibles a los ojos de cualquier transeúnte: visitantes como nosotros, armados como los que aún ocupan la zona o guardias como ellos para recordar el objetivo de portar el bastón.

Recorrido Gualanday - María Luisa Moreno y César Romero para CNMH, 2016

Miranda, vereda El Horno

César Romero para CNMH, 2016

Al atardecer, las chivas tomaron la trocha de Miranda para dirigirse a la vereda El Horno. La guardia indígena bajó de la chiva la última valla del día para dejarla puesta en el punto donde las FARC asesinaron al guardia indígena Richard Alexander Peña el 28 de agosto de 2010. También recordaron a otros guardias indígenas y líderes. En el año 2003 el fiscal del cabildo, Ever Cundes, fue asesinado por las FARC; el presidente José Alejandro Quiguanás, Carlos Urbano, Anibal Dagua y Julio Dagua de la vereda Monterredondo.

Fueron enfáticos en que la memoria de estos mártires no podía olvidarse y que recorrer el territorio dejando huellas de resistencia donde todos cayeron, es una de las formas de resistir y no olvidar a quienes han luchado por el pueblo nasa.

Recorrido Miranda - María Luisa Moreno y César Romero para CNMH, 2016

Tierrero: de allí venimos

María Luisa Moreno para CNMH, 2016

Fue la primera parada del segundo día. Aunque los guardias están presentes en todo el territorio nasa, es allí, en Tierrero, en el resguardo de Tacueyó en Toribío, donde se decidió que la guardia indígena sería permanente.

Justo unos minutos después de bajarnos de las chivas aparecieron entre los cielos y las montañas cuatro helicópteros de la Policía antinarcóticos. Por más de veinte minutos se dio un fuego cruzado con la guerrilla de las FARC. Los Kiwe Thegnas señalaron que esos sonidos hacían parte de la vida cotidiana de esta región escondida en la cordillera occidental de Colombia. Entre las ráfagas y el miedo de los que nunca habíamos estado allí, los niños y niñas, jóvenes, adultos y mayores integrantes de la guardia indígena gritaban “¡guardia guardia!, ¡fuerza fuerza!, ¡por mi raza!, ¡Por mi tierra!”.

Recorrido Tierrero - María Luisa Moreno y César Romero para CNMH, 2016

María Luisa Moreno para CNMH, 2016

Fue difícil enfocar la atención de los que estábamos presentes. Unos queríamos entender lo que estaba pasando, algunos integrantes de la guardia querían bajar hasta donde se encontraban los guerrilleros para explicarles que en ese territorio ya no había lugar para la guerra. El líder logró la atención del grupo cuando dispuso a los Kiwe Thegnas en círculo para entonar y bailar el himno de la guardia indígena. Danzaron con sus bastones alrededor de la bomba de gasolina donde se parquearon las tres chivas. Mientras esto sucedía, otros levantaron la valla en memoria a los guardias asesinados.

Danzaron con sus bastones alrededor de la bomba de gasolina donde paramos. Mientras esto sucedía, otros levantaron la valla en memoria a los guardias asesinados.

Recorrido Tierrero - María Luisa Moreno y César Romero para CNMH, 2016

Masacre de Gargantillas

María Luisa Moreno para CNMH, 2016

Después de una hora de recorrido por trocha, las chivas pararon en la vereda Gargantillas ubicada al interior de la montaña, entre árboles y riachuelos. El 26 de marzo 2011, en la vereda Gargantillas dentro del resguardo indígena de Tacueyó en el municipio de Toribío, ocurrió un hecho de violencia que dejó marcado el territorio nasa. Un comando de la policía antinarcóticos y Ejército Nacional bombardeó un supuesto campamento del Sexto Frente de las FARC. El hombre que narra este evento explica que en 2011 su función era ser capitán suplente y por ello tuvo que llegar hasta el lugar donde ocurrió la masacre. Recuerda haber llegado aproximadamente a la una de la tarde al sitio donde estaban los cadáveres extendidos en bolsas. Junto con la Defensoría del Pueblo municipal verificaron los hechos. Según la memoria de la comunidad, mataron a personas menores de 15 años quienes fueron reclutadas horas antes en una convocatoria hecha por un miembro de la guerrilla de las FARC en distintas veredas. Con promesas de mercados, ropa y dinero los convenció.

Cecilia Ipia Chuguendo, Eison Duven Taquinás, Diego Quiguanás, Jairo Gerguey, Carlos Andrés Rivera, Andrés Esteben Rivera Ipia, Gustavo Petecheinamo, Gustavo Pinto Dagua, José Elder Largo, Carlos Alberto Campo, Carlos Augusto, Rual Quiguanás Velasco. Los familiares que entraron a rescatar los jóvenes fueron asesinados. También se recuerdan sus nombres: Jonny Rivera Velasco, Brayan Mesa Troches, Edgar Fabian, Manuel Ipia.

Personas asesinadas en la masacre de Gargantillas

En el lugar aún existen huellas de este evento. Alrededor de un gran árbol están ubicadas no más de diez cruces que por el tiempo y la humedad ya no guardan los nombres de la mayoría de personas asesinadas.

Recorrido Gargantillas - María Luisa Moreno y César Romero para CNMH, 2016

Benancio Taquinás

Al amanecer las chivas salieron de Miranda hacia la vereda Borondillo en el resguardo Jambaló. Allí visitaron a la familia del guardia indígena Benancio Taquinás, asesinado el 18 de abril de 2013 en su propia casa por miembros de las FARC. Se recuerda a Benancio como el líder espiritual de la vereda. La tumba de Benancio está justo a la derecha de la casa. Desde lejos se ve la cruz de su tumba encercada por palos pintados con los colores de la guardia indígena del norte del Cauca. La familia mantiene la tumba decorada con bombas, flores y fotos del Kiwe Thegna.

María Luisa Moreno para CNMH, 2016

El paisaje de la violencia del pueblo nasa está constituido por marcas tangibles que dan cuenta de una memoria que se camina para darle significado al proyecto de resistencia. Caminar el territorio para recordar a quienes han muerto en el proceso de reivindicación de la liberación de la madre tierra, es una de las acciones más importantes de la escuela de formación de la guardia indígena. Marcar a partir de vayas, mensajes con pintura, cantos y palabras son distintas acciones simbólicas de resistencia, de habitar el espacio y resignificar el paisaje sin olvidar los hitos de violencia que ocurrieron allí.

Recorrido Borondillo - María Luisa Moreno y César Romero para CNMH, 2016

Este recorrido fue pensado y realizado por la guardia indígena del norte del Cauca. El Centro Nacional de Memoria Histórica fue invitado a subirse en la chiva para recorrer la memoria de la resistencia de los Kiwe Thegnas.