El Batallón de Alta Montaña del Sumapaz
Entre los 3400 y los 3900 metros sobre el nivel del mar el equipo de investigación del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) se adentró en el Parque Nacional Natural Sumapaz donde están ubicadas las instalaciones del Batallón de Alta Montaña N° 1 del Ejército Nacional y sus bases de control. En esta ocasión, el recorrido tenía como objetivo indagar algunas de las relaciones entre la naturaleza y la guerra desde las voces de los integrantes de dicho Batallón.
El Sumapaz ha sido una región marcada por los ritmos del conflicto armado del país. Se trata de un importante bastión de las luchas agrarias por la tenencia de la tierra y adicionalmente se ubica en un área geográfica estratégica que, en medio de los ríos y las montañas de la Cordillera Oriental, comunica a los departamentos del Meta, Huila y Tolima con Cundinamarca y estos a su vez con Bogotá.
Como corolario de la violencia social y política que golpeó al Sumapaz a lo largo del siglo XX, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) hicieron su aparición a partir de la década de 1970. Al principio el Sumapaz fue una zona de tránsito y no de permanencia, por allí se movían tropas, remesas, armas y hasta personas secuestradas. Pasaron los años y la llegada de los noventa significó un punto de quiebre para la presencia guerrillera.
Siguiendo a Morales (2017)Morales, Carlos (2017). Arando el pasado para sembrar la paz. Universidad Nacional de Colombia. Bogotá., el fracaso del proceso de paz de la década de 1980 que culminó en el ataque del Ejército sobre el campamento de Casa Verde en La Uribe, Meta y la estrategia acordada por el grupo guerrillero en su VIII Conferencia en 1993, fueron las principales razones que motivaron el avance de las FARC que para el final de la década lograba un importante control sobre el Sumapaz y se acercaba cada vez más a la capital del país. Las trochas y los caminos que bajaban la cordillera se afianzaron como un corredor que desembocaba al cañón del río Duda, uno de los fortines históricos del grupo guerrillero, que permitía llegar a La Uribe y desde aquí continuar el camino hacia La Macarena e ingresar al Caquetá.
Para el año 2000 en medio de la tensión que suponía el nuevo proceso de paz iniciado en el Caguán sin un cese de hostilidades y del fortalecimiento de las Fuerzas Militares con los dineros del Plan Colombia, el Estado puso en marcha la retoma del Sumapaz mediante la operación Aniquilador II. Se trató de un enorme despliegue militar donde cerca de 4000 soldadosColombia2020, (2016, 02 de julio), Los campesinos que desarman al Sumapaz, disponible en: https://colombia2020.elespectador.com/territorio/los-campesinos-que-desarman-al-sumapaz, recuperado el 13 de octubre de 2018. acompañados de la Fuerza Aérea avanzaron desde diferentes flancos en la procura de cercar y replegar al Bloque Oriental de las FARC cuyo control, asedio y presencia en la zona eran cada vez más marcados y su avance hacia Bogotá parecía cada vez más inminente.
Tras la operación militar, el Alto de las Águilas, una planicie estratégica ubicada en medio de las montañas del municipio de Cabrera que hasta el año 2000 había sido controlada por las FARC, pasó a ser el eje de las operaciones de las Fuerzas Militares en el Sumapaz. Allí, en el año 2001 se fundó el Batallón de Alta Montaña con el cual se apuntaló el control de la región y se puso en marcha la nueva y controvertida presencia de las Fuerzas Militares a lo largo y ancho de la región.
Nuestro recorrido tuvo lugar en torno a esta zona. Durante dos días nos movimos entre las instalaciones del Batallón y las bases militares Fénix y Banderas que lo resguardan. Fénix está ubicada a escasos metros del Batallón, en una colina elevada que permite una mayor visibilidad y control de la zona. Banderas, por otro lado, se erige más arriba en la montaña, a cerca de cinco kilómetros del Batallón y a una altura que sobrepasa los 3900 metros sobre el nivel del mar.
Aunque durante el recorrido fue posible escuchar algunas narrativas sobre el conflicto armado y su relación con la geografía del páramo a partir de las voces de 25 integrantes del Batallón (entre soldados regulares y soldados profesionalesLos soldados regulares son quienes se encuentran cumpliendo con el requisito de prestar servicio militar obligatorio. Los profesionales, por su parte, son quienes han decidido continuar la carrea militar en el Ejército Nacional. En las actividades propuestas participaron 20 soldados regulares (cuya incorporación tuvo lugar tan solo un mes antes de nuestra visita) y 6 soldados profesionales que llevaban entre 18 y 19 años en el Ejército y en razón de ello habían estado en el Batallón durante algunos de los años más duros del conflicto en la región.), somos conscientes de que persiste una deuda con las memorias de la población del Sumapaz. Si bien se tenía previsto complementar la visita al Batallón de Alta Montaña con un recorrido extenso con las comunidades campesinas, en esta ocasión no fue posible llevarlo a cabo. Al interior del equipo de investigación esperamos poder realizar este recorrido en un futuro cercano el cual, sin duda, presentará nuevas historias que brindarán mayores insumos para continuar en la tarea de construir la memoria de esta importante región del país.
Durante la visita a las instalaciones del Batallón de Alta Montaña se realizó un taller de memoria y cartografía en el que participaron tanto soldados regulares como profesionales. Si bien los primeros llevaban apenas uno o dos meses viviendo en el páramo, sus superiores consideraron pertinente su participación, tanto para aportar a los relatos de lo que implica la vida en las condiciones del páramo, como para que conocieran, a partir de los relatos de los soldados profesionales, la larga historia de esta región.
Combatir en medio del páramo
María Luisa Moreno para CNMH - 2018
En el páramo no hay grandes vías y las pocas que existen son producto de la guerra. Las rutas por las que transitamos fueron construidas en su mayoría por las FARCEl Tiempo.com, (2001, 01 de octubre), La reconquista del Sumapaz, disponible en: https://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-1223722, recuperado el 3 de octubre de 2018. que bajo las órdenes de Henry Castellanos, alias “Romaña” se plantearon la meta de construir una carretera de más de 100 kilómetros que hiciera ágil el tránsito entre el Duda, el Sumapaz y el área urbana de BogotáLas2Orillas.co, (2018), Dentro del misterioso cañón del rio Duda. En el corazón de la guerra en Colombia, disponible en: http://especiales.las2orillas.co/canonduda/#relato, recuperado el 3 de octubre de 2018. a pesar del grave impacto ambiental que esto acarrearía sobre el frágil ecosistema del páramo.
A pesar de la existencia de esta carretera, el movimiento dentro de la región suele hacerse a través de trochas ya sea a pie, a caballo o a lomo de mula y debido a las temperaturas extremas las maletas que llevan a cuestas los soldados suelen ser pesadas y de gran tamaño. Por otro lado, a medida que aumenta la altura, la vegetación disminuye y en razón de ello el camuflaje y las tácticas para moverse suponen retos adicionales.
A diferencia de otros escenarios del conflicto colombiano, en el páramo no hay enfermedades tropicales, humedad, insectos o calores inclementes. No obstante el frío, la hipotermia y el aislamiento configuran las principales amenazas. Quienes hacen guardia en las diferentes bases ubicadas estratégicamente en la zona pasan semanas o meses sin más compañía que otros soldados. Salir, caminar y descansar de la rutina militar no es una opción ya que la región continúa siendo un área de gran importancia estratégica.
Los frailejones y la guerra
Javier Díaz para CNMH – 2018
En el páramo, suele decirse que todos los días son de verano y todas las noches son de invierno, así de extremo es el clima y así de resistentes para soportarlo son las personas, las plantas y los animales que habitan este ecosistema.
Los frailejones son un ejemplo de ello ya que aunque parecen frágiles y oscilantes en medio de los fuertes vientos, se disponen recios e incansables en los paisajes del páramo. Son plantas grandes y de largas flores amarillas. Sus hojas vellosas, algunas verdes o plateadas les permiten captar el agua de la neblina y de las nubes del Sumapaz. Cuando sus hojas mueren no se desprenden, sino que pasan a proteger el delgado tallo del frío y del viento. Esta resistencia, sumada a su longevidad y su crecimiento pausado los ha hecho tanto testigos como víctimas de la violencia.
María Luisa Moreno para CNMH - 2018
De acuerdo con los testimonios recopilados durante el taller realizado con los integrantes del Batallón de Alta Montaña pudo evidenciarse que los frailejones jugaron un papel importante para la supervivencia de quienes combatían en el páramo. En estas condiciones se señalóCNMH, hombre adulto, testimonio, Cabrera, Cundinamarca, 2018. Taller Batallón de Alta Montaña N.1. Minuto 43:52 – 46:30 cómo durante una noche helada las hojas de un frailejón fueron utilizadas para proteger de la muerte por hipotermia a un soldado herido; otros recordaron cómo las hojas secas llegaron a servir para proteger del viento las improvisadas cocinas; mientras que otro grupo relatóCNMH, hombre adulto, testimonio, Cabrera, Cundinamarca, 2018. Taller Batallón de Alta Montaña N.1. Minuto 46:30 – 46:57 que en medio de la escasez y las necesidades del conflicto las hojas de los frailejones llegaron a ser usadas como toallas higiénicas por parte de las mujeres combatientes de la guerrilla de las FARC.
En el mismo sentido, se señalóCNMH, hombre adulto, testimonio, Cabrera, Cundinamarca, 2018. Taller Batallón de Alta Montaña N.1. Minuto 1:04:33 – 1:06:15 que en medio de la neblina los frailejones llegaban confundirse con personas. En algunas ocasiones tras largas horas de patrullar y en medio del cansancio y la escasa visibilidad los soldados creían que el resto de la tropa seguía junto a ellos y muchas veces no era así, quien estaba a su lado no era un grupo de soldados sino uno de frailejones. En estas condiciones distraerse o cerrar los ojos durante unos minutos podía llegar a suponer alejarse del grupo y enfrentarse en soledad a la implacabilidad del páramo. Este símil entre humanos y frailejones también fue aprovechado por la guerrilla de las FARC. Durante el taller se mencionaron episodiosCNMH, hombre adulto, testimonio, Cabrera, Cundinamarca, 2018. Taller Batallón de Alta Montaña N.1. Minuto 1:06:15 – 1:11:00 donde los soldados veían a la distancia una persona que vestía el uniforme del grupo guerrillero, no obstante al acercarse se enteraban de que no era más que un frailejón disfrazado.
Los soldados del Batallón de Alta Montaña reconocen que el paisaje se suma a la larga lista de víctimas de la violencia en el Sumapaz y hoy son más conscientes de ello. Durante nuestra visita dieron cuenta de las estrategias de manejo, acopio y transporte de las basuras para procesarlas de manera adecuada, en el mismo sentido señalaron cómo el desplazamiento por el territorio es cada vez más cuidadoso y respetuoso del medioambiente y de igual manera exponen orgullosos un proyecto de restauración ecológica del páramo mediante el cultivo de frailejones el cual han desarrollado con el acompañamiento y la guía de la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca, de Parques Nacionales Naturales de Colombia, del Jardín Botánico de Bogotá, de Colciencias y de otras instituciones. Entre laboratorios y viveros los soldados del Batallón de Alta Montaña N.1 esperan repoblar de frailejones el páramo más grande del planeta y de este modo contribuir a reparar algunas de las heridas que ha dejado la guerra.
En estas condiciones es posible ver cómo en medio de la espesa niebla la guerra buscó arrebatar a los frailejones su papel de guardianes de los páramos para vincularlos a las dinámicas del conflicto. A pesar de ello hoy por hoy, aunque menguados, continúan dando forma a los paisajes y narrando las historias del páramo de Sumapaz.