1. Entregamos una hoja blanca y pincel (o copito o palillo) a cada participante. También disponemos, por grupos, recipientes pequeños con un poco de zumo de limón.
2. Cada niño y niña escribirá (con el pincel, utilizando el zumo de limón como tinta) una cualidad con la que él o ella se identifica, y luego de permitir que se sequen las hojas durante un tiempo aproximado de dos minutos las colocarán en una urna.
3. Abrimos la urna y le entregamos de manera aleatoria una hoja a cada participante para que descifre el mensaje secreto, con ayuda de una vela que moveremos debajo de la hoja (moverla continuamente para que no se queme) para que el calor oxide el zumo de limón sobre el papel y así aparezca lo que los niños y niñas escribieron con el zumo de limón.
4. Cuando lo descifren, uno por uno leerá el mensaje e intentará identificar a cada uno de los integrantes del grupo.
5. Cuando hayan finalizado les entregaremos un botón o el objeto que hemos escogido para generar identidad y les damos a entender que lograron su identificación como exploradores(as). Así mismo les daremos una credencial o el cartón de bienvenida que hemos creado para darles la bienvenida al juego.
En este momento es clave que felicitemos al grupo resaltando las cualidades que los niños y niñas descubrieron, mencionando que esas cualidades son muy importantes en la búsqueda del tesoro escondido, podemos referir algunos ejemplos de cómo las cualidades con las que los niños y niñas pueden contribuir a la búsqueda del tesoro.
6. Luego, para ir avanzando en la identificación grupal, podemos decirles:
7. Después daremos cierre a este espacio y les diremos a los niños y niñas que han superado la primera prueba que conduce al tesoro. A continuación un ejemplo de cómo podemos intervenir: