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Autor

Isabel Valdés

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Isabel Valdés

Publicado

19 Abr 2017

Archivos que encontraron desaparecidos

Algunos nacen para coleccionar. Desde que comenzó a leer, Mario Agudelo Vásquez disfrutaba guardar archivos de los temas que más le gustaban. Comenzando por el deporte, en su juventud rebuscaba en los basureros periódicos con el único propósito de recortar las noticias del Deportivo Independiente Medellín, del que es apasionado seguidor, para pegarlas luego en las hojas vacías de viejos cuadernos. “Sufrido, como siempre”, dice Mario entre risas.


Con los años, su afición continuó creciendo a la par que su alineación con los movimientos políticos de  izquierda. Por aquél entonces estudiaba Matemáticas Puras en la Universidad de Antioquia, pero abandonó en el año 78 los números y las ecuaciones por el trabajo social y campesino en Urabá como miembro del Partido Comunista Marxista-Leninista. Los boletines, los folletos, los libros, algunas emisiones de radio Albania Tirana y los periódicos de izquierda antioqueña se convirtieron en su nuevo proyecto de colección. Sin embargo, debido a temas de clandestinidad, parte de su archivo se fue perdiendo a través de los años, pues era común deshacerse de documentos para no dejar rastro alguno ante cualquier persecución. Aún conserva algunos, pero la mayoría los perdió.

Mario es desmovilizado. Hizo parte del proceso de desmovilización del 91, cuando el EPL dejó las armas. Conoció la legalidad como civil y eso se fue reflejando en su archivo. Desde entonces el compilado ha sido mucho más completo, incluyendo cartas de campesinos que relatan las crudezas de la guerra y las dificultades en las que eran  forzados a vivir los trabajadores de las bananeras del Urabá. De la fase inicial del proceso de desmovilización  con el EPL, se registran además las propuestas del Pacto Social, una propuesta de reconciliación donde se reflejan las acciones con la sociedad civil de la región, con la Iglesia, con las instituciones municipales, locales y departamentales. “Eso para mí es una joya valiosísima porque ilustra de una manera mucho más clara lo que fue ese momento”, dice.

Como desmovilizado, Mario continuó con su carrera política, esta vez desde la legalidad. En el 94 fue facilitador de paz en Medellín entre Gobierno Nacional y las milicias. Luego fue elegido diputado del 95 al 97 y alcalde de Apartadó en el 2.000. Hizo también parte del grupo Esperanza, Paz y Libertad, movimiento pacífico que surgió de los acuerdos de desmovilización del EPL. Pero de su trayectoria profesional, la más valiosa en materia de reconciliación y reconstrucción de memoria, ha sido la formación de un movimiento humano por la paz en las cárceles para trabajar eventualmente con víctimas del conflicto.

Manos por la Paz es una iniciativa que surgió en las cárceles con muchachos que pertenecían a grupos armados, tanto de la guerrilla como de paramilitares y que deseaban desmovilizarse y reintegrarse. El trabajo que se hizo en conjunto con las víctimas estuvo enfocado especialmente en la búsqueda de desaparecidos. Mario conservó a través de los años las confesiones de los guerrilleros, que incluían croquis detallados de los lugares donde se encontraban múltiples fosas comunes. Recuerda particularmente el caso de cuatro hermanas desparecidas por paramilitares en el Putumayo, donde logró recopilar tal nivel de detalles gracias a integrantes del mismo grupo armado que sus cuerpos fueron encontrados y regresados a su familia.


 

Con historias tan duras como estas, su motivación principal es promover el perdón y la reconciliación en víctimas del conflicto, a la vez que propone una alternativa de legalidad y reintegración para miembros de grupos armados. Su afición por los documentos de este tipo ha resultado en una construcción de memoria e historia más profunda y concienzuda. Particularmente por medio de Manos por la Paz, se ha podido encontrar información, aunque poca –considerando la magnitud de los hechos-, valiosa para entidades como la Fiscalía. Con ella, algunas exhumaciones se han podido llevar a cabo.

Mario decidió donar su archivo personal al Centro Nacional de Memoria Histórica como medida de servicio al país, a su historia, a Urabá y la sociedad que, en general, ha sufrido el flagelo de la guerra. El objetivo reside en el reconocimiento de las víctimas, no como una estadística más (que de por sí es alarmantemente elevada), sino más bien como personas que “tienen nombre, apellido, pero ante todo tienen una historia, creo que lo trascendental es la historia”, explica.

El archivo de Mario Agudelo, conformado por artículos de prensa sobre política y conflicto armado en Urabá, relatos y fotografías de víctimas, crónicas sobre el conflicto armado, mapas y croquis de fosas comunes entregados por integrantes de grupos guerrilleros y paramilitares, memorias de procesos de reconciliación, propuestas de construcción de paz, entre otros, ha apoyado diferentes procesos académicos e investigativos, en este momento está siendo intervenido técnicamente y próximamente estará disponible en el Archivo Virtual de los Derechos Humanos www.archivodelosddhh.gov.co.


Publicado en Noticias CNMH

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