Ritmo del Este: música para la memoria y la paz en Buenaventura

Publicado 16 Oct 2019
Modificado por última vez en 22 Oct 2019

  • El Museo de Memoria de Colombia inauguró su exposición “Voces para Transformar a Colombia” en Cali con música de Ritmo del Este de Yurumanguí, un lugar donde la memoria, el dolor, la esperanza, el baile y el canto se convierten en uno solo. Un evento lleno de tradición, emotividad y el mensaje de una comunidad que se arraiga a su tierra a través de las expresiones culturales tradicionales.

Por: Mónica Iza y Juan Camilo Acosta

El lanzamiento de la exposición “Voces para transforma a Colombia en Cali” nos permitió reconocer algunas de las manifestaciones culturales tradicionales del Pacifico colombiano, traídas desde Buenaventura y el río Yurumanguí. Los alabaos y los arrullos eran parte de un proceso de memoria que recoge a generaciones adultas que se desplazaron hacia Buenaventura en épocas de violencia. Ahora, junto a sus renacientes, representan a través de la música, los ejercicios de reconstrucción de la memoria que aportan a la reconciliación de una sociedad herida por el conflicto armado.

La comunidad negra de Yurumanguí vive entrando en lancha por el río a unos 60 kilómetros. La primera vereda es Barranco y la última Juntas, a 120 kilómetros de Buenaventura. Han afrontado diferentes hechos victimizantes: desplazamientos forzados para salvaguardar su vida de los enfrentamientos armados; confinamientos al no poder desplazarse libremente por el río para desarrollar sus actividades económicas, y asesinatos selectivos a sus líderes y representantes más importantes. Hechos que han dejado huellas dolorosas en su memoria colectiva.

Uno de los hechos que más los marcó como comunidad fue la masacre de la vereda El Firme, en donde el Bloque Calima de las AUC asesinó a siete personas de la comunidad y quemó sus casas, lo cual repercutió en la desaparición total de esta en el río.

Algunos de los miembros de este grupo paramilitar aceptaron, en versión libre, que el objetivo era desviar la atención de las Fuerzas Militares, por una masacre que ya habían cometido días antes en el río Naya y en la cual resultaron capturados algunos de sus integrantes. A través de mensajes en las paredes de la vereda quisieron culpar a las Farc de lo ocurrido.

Así, en medio de este contexto, la música se convierte en una herramienta de defensa del territorio y  salvaguarda sus tradiciones. En Yurumanguí afirman que la música es una de las cosas que el conflicto no les ha podido arrebatar. Al contrario, se ha fortalecido como una estrategia de resistencia y visibilización de sus vivencias en el territorio.

Alba Elena Aramburo, reconocida matrona de Yurumanguí, desde que llegó desplazada al barrio Punta del Este en Buenaventura se propuso enseñar en las nuevas generaciones que crecían lejos de su río, el amor por su territorio y sus prácticas tradicionales. Durante años ha creado agrupaciones musicales con niños y jóvenes, miembros de su familia cercana y extensa, hijos, nietos, sobrinos y vecinos, todos de origen yurumanguereño, a quienes ha transmitido a través de sus letras, sus vivencias en el río para que nunca olviden su arraigo a este territorio.

Hoy en día, doña Alba Elena sigue siendo parte del Consejo Comunitario de la Cuenca del Río Yurumanguí. También cuenta con un semillero musical llamado Mar Abierto. De pequeños desarrollan sus habilidades musicales y aprenden sobre la historia de su comunidad y territorio. Ya convertidos en jóvenes pasan a ser parte de Ritmo del Este, una reconocida agrupación musical que ha participado en importantes festivales como Cantores de río en Buenaventura, el Petronio Álvarez en Cali, y otros escenarios como en esta oportunidad, en la exposición Voces para Transformar del Museo de Memoria de Colombia en el Museo La Tertulia. Una manera de llevar su voz, sus historias y su cultura a través de la música en el Valle del Cauca y el país.

Una de las interpretaciones más importantes de Ritmo del Este es “En memoria de mis muertos”, una canción que narra los hechos victimizantes vividos en el territorio, la cual se convierte en un homenaje a aquellos que ya no están. Néstor Castro Aramburo, director de Ritmo del Este e hijo de Alba Elena Aramburo conto que “es una manera de no olvidar lo sucedido y de recordar a quienes ya no están en vida, pero que su memoria nos sigue acompañando”.

Entonan también con especial cariño “Colonia Yurumanguireña”, que refleja el lazo afectivo que permanece entre el rio y la zona urbana y la profunda conexión con su paraíso en la tierra. Doña Alba busca que su música lleve un mensaje de paz y de transformación para la protección de su pueblo, y por eso entona “Paz para Colombia”, una solicitud formal que hacen al Estado colombiano para ponerle un alto a la violencia y avanzar en la construcción y mantenimiento de la paz en los territorios.

Estas iniciativas de memoria, que se han gestado autónomamente en los territorios, son la base de una relación en doble vía establecida por el Museo de Memoria de Colombia. Acciones que permiten comprender y expresar públicamente la memoria que las víctimas han reconstruido en sus regiones, trascendiendo al ámbito nacional e internacional.

El Museo de Memoria de Colombia es un proyecto de país, pues trasciende sus propuestas museográficas, culturales, educativas, artísticas y comunicativas por toda Colombia, a través de la integración y relacionamiento constante con las comunidades y sus  esfuerzos por contar lo que han vivido y transformarlo en mensajes de paz y esperanza.

Experiencias como esta siguen motivando la construcción del Museo y nos brindan aprendizajes que aportan a la creación de escenarios de visibilización y transformación social, liderados por las víctimas.

Si quieren participar de eventos similares, consulten la programación completa.
 

Así vivimos el Museo de Memoria de Colombia en Cali

Publicado 19 Nov 2019

  • Luego de haber presentado durante un mes la exposición Voces para transformar a Colombia en Cali, el Museo de Memoria de Colombia se prepara para su construcción física que iniciará en el 2020 en Bogotá.

Acercar las historias de vida de millones de víctimas de conflicto, así como las formas en que han podido sobrellevarlo, es uno de los mandatos misionales del primer museo a nivel nacional que está destinado para la reparación simbólica de la víctimas de un conflicto de más de 60 años. Bajo esta premisa, Cali vivió la exposición “Voces para transformar a Colombia”  que junto a una programación artística, académica y cultural, tuvo lugar en el Museo La Tertulia en el marco de la temporada ‘Luz para la memoria’.

Durante un mes, más de 10.000 asistentes pudieron conocer en las instalaciones del museo más importante de arte moderno de Cali, una exposición que contó las voces de personas que habitan regiones como el Catatumbo, la Sierra Nevada de Santa Marta, el Magdalena Medio, Cauca, Caquetá y Putumayo. En esta edición, la Costa Pacífica tomó gran protagonismo, pues cantantes, narradores, muralistas, actores y bailarines compartieron la forma en que entienden su historia, su territorio y sus comunidades a través de lenguajes propios.

El cierre de la exposición, que inició el 26 de septiembre y finalizó el 27 de octubre, mostró cómo el hip hop puede ser una herramienta que visibiliza y protege los derechos humanos. Artistas como El Escribiente de Tumaco, Miller Landy &  Xnew de Lloró, Chocó; El Javi & Valentina de Buenaventura y Cynthia Montaño y su banda de Cali le cantaron a la vida, a la esperanza, contra el racismo y la violencia sobre las mujeres. Más de 200 asistentes participaron de este concierto.

Un museo para los colombianos

Más de 53 eventos compartieron el mensaje de un museo vivo, inclusivo y participativo. Conversatorios con invitados nacionales e internacionales, muestras audiovisuales, obras de teatro, narración oral, muralismo, cantos y poesías fueron la excusa por la cual miles de ciudadanos, artistas y víctimas clamaron a la sociedad por un alto al conflicto armado. El Museo de Memoria de Colombia es un escenario en donde los relatos se vuelven una polifonía por la paz.

“Las actividades pedagógicas y culturales que se desarrollaron en los 32 días de la exposición reflejaron la diversidad de la región, dieron espacio a diálogos plurales e hicieron que los visitantes se divirtieran, y al mismo tiempo se cuestionaran y reflexionaran sobre las dinámicas violentas y las posibilidades que tenemos como sociedad para superarlas.  El buen balance que realiza el Museo de Memoria fue posible al gran compromiso de varios equipos de trabajo y el apoyo de muchas personas e instituciones; nos alegra profundamente que la colaboración en la diversidad incluyó tanto aquello que vimos y vivimos, como aquello que no se observa a primera vista de la exposición”, afirmó Rafael Tamayo, director del Museo de Memoria de Colombia.

Las organizaciones de víctimas fueron quienes en su mayoría impulsaron estos eventos. Los familiares de los diputados del Valle, Santa María Fundación,  Asociación de Familiares de Víctimas de Trujillo, el  Colectivo Rostros y Huellas y la  agrupación Teatro por la Vida de Buenaventura, el  Teatro por la Paz Tumaco, Representantes del Consejo comunitario de Yurumanguí de Buenaventura, la Minga Muralista del Pueblo Nasa, los Guardianes del Río Atrato, Agrupación Integración Pacífica y la Casa Cultural del Chontaduro fueron solo algunos de quienes participaron en acciones memoriales, conversatorios y muestras artísticas.

“Trabajar junto al Museo de la Tertulia fue determinante, pues permitió que la relación entre el arte, la memoria y las expresiones culturales locales tuvieran una plataforma donde visibilizar proyectos de largo aliento. “Es una exposición muy rica en recursos narrativos que nos muestra una Colombia narrada desde las mismas víctimas y su diversidad. Los museos tenemos un papel muy importante, hay que resaltar cómo el artista de hoy habla y tiene un discurso alrededor de lo que lo toca: el medioambiente, las problemáticas sociales. Desde La Tertulia es una apuesta misional, somos un museo que contribuye a la transformación y el diálogo desde el arte, desde la reflexión crítica que nos compete como seres humanos”, afirmó Ana Lucía Llano directora del Museo La Tertulia.

Un museo para la educación

Poner en discusión la memoria como un tema transversal en distintos contextos abre la posibilidad de mirar el pasado, reflexionar y conversar sobre lo que está en nuestras manos, en el presente, para construir un futuro distinto. Colegios de distintas comunas y estudiantes universitarios participaron en recorridos guiados en los que se tuvo en cuenta de forma diferenciada sus edades. Con ellos se emplearon distintas estrategias para comprender cómo han vivido el conflicto armado, luego cómo lo han vivido otras personas y cómo podemos proponer ideas para la construcción de paz.

“Asistieron en promedio unos 3.000 estudiantes con 300 profesores acompañando. Es una zona que hace mucho requería una exposición que abordara estos temas, con la vocación del Museo pudimos escucharnos y aquí reside su valor”, afirmó Juan Ricardo Barragán, coordinador del equipo de educación de Museo.

El futuro del Museo de Memoria de Colombia

Después de una caravana por Colombia, en la que recorrimos Villavicencio, Cúcuta y Cali, el museo seguirá trabajando para poder ofrecer una experiencia similar en la Costa Caribe colombiana, además de construir su edificio sobre la Calle 26 en Bogotá y abrir sus puertas en 2021. Este será un corazón que desde Bogotá se conectará con otros sitios y lugares de memoria del país, trabajará de la mano con colegios, universidades, centros de pensamiento, organizaciones sociales y líderes sociales. En él, víctimas, sobrevivientes del conflicto y ciudadanos podrán encontrar un espacio en el que la conversación, el disenso y la reflexión sean mecanismos que permitan pasar uno de los capítulos más duros como nación.

 

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 Lizeth Sanabria


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