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Laura Cerón

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Laura Cerón

Publicado

13 Dic 2018

Caminar para no olvidar la masacre del Páramo de La Sarna

Desde hace once años, pobladores de Sogamoso y otros municipios de Boyacá, Santander y Casanare se reúnen para marchar contra el olvido de las víctimas de la masacre del Páramo de la Sarna. El 1 de diciembre del 2001, paramilitares asesinaron a 15 habitantes de esta región.


Texto y fotografías: Laura Cerón

El pasado domingo 2 de diciembre el municipio de Sogamoso (Boyacá) se despertó con cientos de personas en sus parques y plazas. Eran las 7:30 de la mañana y el sol se colaba tímido entre el rastro de una noche fría. En pocos minutos empezaría la peregrinación al Páramo de la Sarna, un acto que desde hace once años realizan cientos de habitantes de Boyacá, Casanare y Santander. Caminan, entre arengas y pañuelos, para conmemorar la masacre paramilitar del 1 de diciembre del 2001, que dejó 15 víctimas fatales.

Antes de montarse en los buses, los líderes y lideresas de la conmemoración alistaron todo lo que necesitaban: velas, arreglos florales, pancartas y banderas que los identificarán mientras caminan al borde de la carretera. Y pegaron afiches en los carros con los rostros dibujados de Luís Ángel Gil, Tania Leonor Correa, Mercedes Rivera, Luis Arturo Cárdenas, Isidro Alba, John Fredy Poveda,  Luís Miguel Melo, Abel Cudris, Gonzalo Rincón, Luís Pérez, José Antonio Mongui, Jairo Isidoro Peña, José Bertulfo Noa, Herminda Blanco de Peña y Hernando Gómez; hombres y mujeres, en su mayoría estudiantes, profesores y trabajadores de la región, a quienes paramilitares de las Autodefensas Campesinas del Casanare asesinaron tras acusarlos de ser cómplices del ELN.


  • Los habitantes de la región marcharon cerca de media hora, hasta el lugar en que fueron asesinados sus vecinos, amigos y familiares, hace 17 años.

  • “Vida, memoria y dignidad” es el lema con el cual los familiares y sobrevivientes de la masacre del Páramo de la Sarna hacen honor a sus familiares y a la lucha que todavía emprenden.

  • La masacre del Páramo de La Sarna es una de las 61 masacres que tiene registradas el Observatorio de Memoria y Conflicto en el departamento de Boyacá.



    Los caminantes tienen una larga lista de peticiones para encontrar justicia y verdad. Esa lucha por encontrar respuestas despierta muchas incomodidades pues, a pesar de que se conocen algunos responsables, como el paramilitar Luis Eberto Díaz Molano alias ‘El Compadre’ y varios miembros de las Autodefensas Campesinas del Casanare, todavía hace falta resolver varias aristas. Por ejemplo, que el Ejército Nacional responsa por su acción u omisión frente a los hechos que llevaron a la masacre, como lo señaló en un informe el Centro de Investigación y Educación Popular (CINEP).

    Los marchantes siguieron la ruta que hace 11 años tomó el bus de la empresa Cootracero, que fue abordado por los paramilitares. El carro salió del terminal de Sogamoso hacia el municipio de Labranzagrande (Boyacá). En medio de las curvas, desde un punto conocido como La Cabaña, varios caminantes se bajaron y empuñaron en alto banderas y pañuelos, que agitaron mientras clamaban: “nunca más, crímenes de Estado, nunca más”.

    Al llegar al lugar de los hechos la gente se acomodó alrededor de un mural junto a la carretera, realizado por los familiares para la conmemoración de este año. El mural deja ver un árbol de navidad con 15 cruces que le adornan las ramas. En el medio, el rostro de Gilma Soto, una de las mujeres que se ha echado al hombro la tarea de hacer memoria en el municipio y quien perdió a su esposo Hernando Garavito, conductor del bus, el día de la masacre. Y al lado derecho, un árbol más frondoso: la esperanza y el anhelo porque un día se haga justicia.

    Al mural se suman varios elementos simbólicos que los habitantes de la región han instalado allí con esfuerzo: un afiche en lo alto de la montaña hecho por las familias, 15 veletas que giran con el viento, dos esculturas con los 15 rostros y un libro que tiene escrito cada uno de sus nombres.

    Jessica Alba, una de las caminantes, tenía colgada de su cuello la foto de su abuelo Isidro Alba Guío. Aunque no lo recuerda muy bien, porque la masacre ocurrió cuando ella era muy pequeña, contó con propiedad que su abuelo era profesor en Aguazul (Casanare) y que, además, era un aguerrido sindicalista de 54 años, quien trabajaba junto al Sindicato de Maestros de Casanare. “Acompaño a mi familia porque soy muy creyente, creo que todos acá lo somos. Es importante reunirnos y pensarlos a todos. Su muerte fue muy injusta y compartimos todos nuestro dolor”, afirmó durante la conmemoración.

    Después de la eucaristía varios familiares tomaron el micrófono y, en medio del sol picante del medio día, expresaron su malestar e inconformismo con el proceso judicial. Otros, aprovecharon el micrófono para entregar mensajes de aliento. “El recuerdo de nuestros muertos es la semilla de la esperanza”, decían unos. “Recordamos a los que han muerto soñando una sociedad justa y digna para todos”, decían otros.

    “No vamos a dejar que la memoria de las víctimas muera. Este hecho lo tienen que conocer los boyacenses, los casanareños y todos los colombianos. La provincia de la libertad es territorio de paz, y no vamos a dejar en el olvido a quienes perdieron la vida vil e injustamente”, afirmó José Antonio Galán, vocero de la Asociación Nacional Campesina.

    Una vez terminada la ceremonia, los caminantes bajaron la montaña y se reunieron alrededor del fuego para comer sancocho y tomar chicha. Muchos se abrazaban y reían. Finalmente, recordar también es sinónimo de celebrar por los años de resistencia y por los que faltan. Luego se devolvieron en los buses hasta Sogamoso.

     

    Publicado en Noticias CNMH

     

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