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CNMH

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Publicado

9 Abril 2020

Corrió por su vida, hoy baila para ayudar a otros

Volteó a mirar, conmocionada, cuando salió de su tierra por última vez tomada de la mano de su padre junto con su familia. Imágenes de recuerdos cruzaron su mente mientras caminaban como si la tierra les quemara los pies. Recordó cuando jugaban a la pelota con sus hermanos o todos juntos a la hora de la cena en tantas noches llenas de estrellas. Y esos amaneceres tras la Sierra Nevada de Santa Marta, cuando se rasgaba el cielo y se podía mirar un futuro tranquilo entre los colores del nuevo día naciendo.

Un nuevo siglo empezaba entonces y con él una etapa cruda en su vida. Yoemis Ortiz y sus padres se vieron obligados a salir de sus tierras en el sector de Contadero, de Riohacha, en la Sierra Nevada, por los enfrentamientos constantes. El dominio de los paramilitares y su intención de destrucción en esa región generaron un desplazamiento de grandes proporciones hacia el casco urbano de la capital de La Guajira.

“Pasé mucho tiempo de mi infancia en el campo, donde veía a integrantes de grupos al margen de la ley muy cerca de nosotros. Perder un ser querido para mi familia fue muy duro, era un joven con ganas de salir adelante y muchos sueños por cumplir, pero la violencia nos los arrebató y nunca tuvimos respuesta del Estado”, cuenta Yoemis.

Ella y su familia guardaron como un tesoro sus tradiciones materiales y culturales. Muchos años después tendría su recompensa este esfuerzo: “Mi pasión por la danza me llevó a superar aquellos malos momentos que habían quedado en mi memoria y usé el arte para ayudar a muchos más niños y jóvenes que, como yo, vieron su infancia empañada por el conflicto. Así empecé una labor social con ellos en los corregimientos del distrito de Riohacha y el municipio de Albania”, explica. En este proceso conoció a muchos niños con una historia parecida a la suya. La danza le permitió transformar sus tristezas en alegrías y representar a su etnia negra en el Consejo Departamental de Cultura de La Guajira y en Redepaz. “Inicié el trabajo con el equipo de pedagogía del CNMH, lo que nos ha permitido trabajar por la reconstrucción de la memoria histórica de mi territorio y tener un eslabón de apoyo para las tantas comunidades que necesitan sanar sus heridas y recobrar fuerzas en medio del conflicto que ha lacerado a nuestro país”, agrega.

Yoemis mira de pie, junto a su pequeño hijo, las montañas con nubes blancas y cielo azul de la Sierra Nevada, con la esperanza de volver a ese hogar junto con sus padres; tierras bellas, incluso en su tragedia. Como la montaña imponente, sobreponerse a la calamidad no solo la ha hecho más fuerte, sino más hermosa.

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