Esta es la historia de un hombre que estuvo a punto de convertirse en sacerdote; pero que el amor a la política, junto a su vocación por el prójimo, lo llevaron a desempeñarse como concejal y alcalde antes de ocupar el puesto de diputado.
Los hermanos, familiares, amigos y un sacerdote cercano a Alberto Quintero Herrera, uno de los once diputados del Valle del Cauca secuestrados y asesinados por las FARC, coinciden en que este hombre vivía en una dualidad: la religión y la política. Quiso ser sacerdote pero confesaba, con la misma facilidad, que también quería llegar a la presidencia.
El padre Aimer Osorio, su compañero de estudios en el seminario, aseguró que Alberto “sentía ese gran amor a Dios y eso lo vinculaba con su deseo de servir al prójimo. Creció mucho en la vida espiritual estando en el seminario. Pero por necesidades familiares regresó al Valle. Con frecuencia nos encontrábamos en la calle y, como dos buenos amigos, nos saludábamos y reíamos de lo vivido en esa época”.
Lucía Quintero, hermana de Alberto, contó que su mamá “sufrió mucho” para pagarle los estudios en el seminario. “Nos las arreglábamos para sostenernos con el salón de belleza, pero ya hubo un momento en que fue muy difícil subsistir. Alberto dejó sus estudios religiosos y regresó con nosotros para ayudarnos. Cuando volvió trajo unos conejitos, dizque de raza rusa, y puso una conejera. Pero al fin acabó con ese negocio que no le dio resultado”.
“El mejor legado de Alberto está representado en lo que continuamos siendo hoy, el movimiento político ‘Albertistas en acción”
El hombre político apareció mientras se desempeñaba como docente. “Comenzó a hacer política y empezó a formar grupos o ‘comandos de juventudes”, contó su hermano José Diego Quintero. Así comenzó su vida política que fue muy activa. Antes de llegar a ocupar una curul de diputado por segunda vez fue secretario de Gobierno, concejal, auditor fiscal y alcalde de Cartago.
En esa faceta de servidor público, se unió el espíritu del religioso y la inteligencia práctica del político. Así lo describió su hermana Luz Mery: “Lo que hizo fue humanizar la administración pública. Nunca persiguió a nadie políticamente, sino que decidía la conformación de su equipo por las capacidades de las personas”. Y su hermano José Diego compartió esa opinión: “Profesionalizó la administración pública, es decir, las personas que estaban allí era por su capacidad más que por una recomendación política. Siempre respetó mucho ese criterio”.
A pesar de las dificultades que le ocasionó su gusto excesivo por la bebida, que logró superar, su actividad política fue muy próspera. “El mejor legado de Alberto está representado en lo que continuamos siendo hoy, el movimiento político ‘Albertistas en acción’, que no sólo sobrevivió a la pérdida física de su inspirador y creador, sino que se mantuvo vigente en momentos muy difíciles para hacer política”, dijo su hermano José Diego Quintero.
Conozca más detalles de la vida de Alberto Quintero Herrera descargando el libro “El caso de la Asamblea del Valle: tragedia y reconciliación” y siguiendo la serie documental “Somos más que 11”.