Líder del municipio de Caicedonia, heredero de una tradición política familiar y gestor del Movimiento Conservador Naciancenista.
Cuentan que durante su cautiverio Nacianceno Orozco Grisales les enseñaba a sus compañeros las propiedades de las plantas que encontraban en la selva. Nacianceno era el diputado ambientalista.
El 3 de diciembre del 2016, Juliana, su hija, se reunió en un acto de reconciliación con los guerrilleros responsables del secuestro de su padre. Juliana sintió que los miembros de las FARC no dejaron de mirarla directamente a los ojos ni un solo segundo. “Después de mi intervención sentí un descanso, un desahogo, un fresquito, como dicen por ahí. No todas las víctimas tienen la posibilidad de tener a su victimario de frente”. En ese momento terminaba para ella una de las tantas guerras que tuvo que enfrentar la familia Orozco.
José Aldemar, amigo de Nacianceno, relata que en la finca que los Orozco tenían en Aures, Valle del Cauca, “las Farc trataron varias veces de secuestrarlo y no lograron hacerlo. Él me decía: ‘yo sé que la guerrilla me quiere secuestrar pero yo no me dejo llevar vivo’. Por ese motivo siempre, cuando salía de sus fincas en Caicedonia, se vestía como un campesino, se ponía un sombrero, se terciaba un machete y se subía a un Willis cualquiera. Una vez escuché que Nacianceno llegó a una finca en donde las FARC lo estaban esperando, pero se salvó porque no lo reconocieron”.
“Después de mi intervención sentí un descanso, un desahogo, un fresquito… No todas las víctimas tienen la posibilidad de tener a su victimario de frente”
Su esposa Ruby Jaramillo también recuerda esos años de incertidumbre: “Muchas noches Nacianceno llegaba a la casa y solo me decía ‘esta noche no vamos a dormir aquí’. ‘¿Por qué?’, le preguntaba, pero él no contestaba. Nos íbamos a dormir donde mi mamá o a otra parte. Él no me quería contar nada hasta que por fin me dijo: ‘es que la guerrilla me quiere secuestrar’”.
La guerrilla lo había declarado objetivo militar. Lo acusaban de ser auxiliador de grupos paramilitares. La situación llegó a ser tan difícil que un amigo suyo, gestor de paz, concertó una entrevista con un grupo de jefes guerrilleros. “Nos fuimos para la reunión sin decirle a nadie. Había restos de carros quemados. Yo le dije a Nacianceno: ‘Hermano, la vida ya no nos pertenece’”, recuerda su amigo Miguel Gualteros.
En esa reunión, Nacianceno se fue de frente contra la guerrilla: les dijo que si en el poblado de Aures, de donde él venía, encontraban testigos que lo acusaran de ser auxiliador de las autodefensas, entonces podían fusilarlo. Días después la guerrilla le respondió: “Estese tranquilo. Ya averiguamos bien y usted no tiene nada que ver con esto”.
Conozca la historia completa de Nacianceno Orozco Grisales descargando el libro “El caso de la Asamblea del Valle: tragedia y reconciliación” y siguiendo la serie documental “Somos más que 11”.