Era el vicepresidente de la Asamblea, líder conservador y, durante el secuestro, el soporte espiritual de sus compañeros gracias a su alegría, generosidad, fortaleza y positivismo.
Jairo Javier Hoyos nació en una familia de educadores, fue seminarista y, en compañía de su esposa, fundó varios colegios: el Miguel Ángel Buonarroti, el Lorencita Villegas y el Ciudad del Campo. Su camino en la política comenzó en las juventudes conservadoras. Sus compañeros de campaña lo recuerdan recorriendo todos los rincones del Valle para llevar talleres de capacitación laboral a jóvenes, madres cabeza de familia y pequeños empresarios. En su último período lideraba un proyecto de becas para los jóvenes del norte del departamentos. La Asamblea fue el último tramo de una larga carrera.
Uno de sus doce hermanos, Rodrigo, recuerda que “donde Jairo llegaba apoyaba a la gente sin distinción de color político”; y su hermana Mercedes lo describe como un político “de los de antes”, de esos que nacían, vivían y morían en el mismo partido. “Jairito vivía el partido conservador y lo defendía a morir. Era tanto su amor que tenía el carro azul, pintaba su casa de azul y se vestía de azul”, dice. Su aporte en la creación del grupo Los Leopardos (inspirado en un grupo de jóvenes conservadores de los años veinte que se dieron el mismo nombre) y de las Juventudes Impacto 2000, fueron manifestaciones de esa visión política.
“¡Salud, señor presidente! ¡Los que van a morir te saludan!”
Sigifredo López, el único diputado que sobrevivió a este hecho, recuerda que durante los tiempos difíciles del secuestro Jairo Javier Hoyos se convirtió en el profesor de inglés de sus compañeros. Tenían un diccionario de inglés-español que utilizaba para un juego: adivinar el significado de las palabras que él sacaba al azar. “Juan Carlos, Jairo Javier y Héctor Fabio se aprendieron de memoria casi todo el diccionario de la universidad de Chicago, un diccionario de color amarillo con rojo que tiene 35 mil palabras. Creo que se aprendieron más de 20 mil palabras”, cuenta Sigifredo López.
Durante su carrera política se dio a conocer como el diputado AMP (Actitud Mental Positiva). Pero el largo cautiverio fue apagando ese espíritu. Así lo expresó en una prueba de supervivencia que fue replicada por toda la prensa. “¡Salud, señor presidente! ¡Los que van a morir te saludan! Señor presidente: ¿cuál es la estrategia para nosotros los secuestrados? Con la confidencialidad será esperar hasta que la radio y la prensa den la noticia: ‘encontrados en las montañas unos secuestrados muertos de cansancio de tanto esperar’”, dijo.
Conozca la historia de Jairo Javier Hoyos Salcedo descargando el libro “El caso de la Asamblea del Valle: tragedia y reconciliación” y siguiendo la serie documental “Somos más que 11”.