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Harold García para el CNMH

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Harold García para el CNMH

Publicado

20 Mar 2015

Una madre nunca siente miedo

El 6 de marzo se conmemoró la VII versión del Día Nacional de Crímenes de Estado. Víctimas de desaparición forzada, crímenes extrajudiciales y más, estuvieron en el parque Santander de Bogotá compartiendo sus historias.

La primera vez que vi a Doris Tejada, el año pasado, en un evento con las Madres de Soacha, estaba triste: Óscar Alexander Morales, su hijo menor, desapareció en 2007 y luego fue presentado en Copey, Cesar, como guerrillero muerto en combate en 2011. Su piel morena presentaba algunas arrugas, no por vejez, por el cansancio de la lucha por sacar el caso de su hijo de la justicia penal militar y llevarlo a la justicia ordinaria. El peso de la angustia y la indiferencia se reflejaba en la profundidad de su mirada. Recuerdo que llorando me contó su dolor.

El 6 de marzo me volví a encontrar con ella en la conmemoración del Día Nacional de las Víctimas de Crímenes de Estado en el parque Santander de Bogotá. Estaba alegre, llevaba aretes grandes y el pelo recogido que le dejaba ver a plenitud su rostro.  Al verme no dudo en abrazarme.

–Me alegra verla sonreír–, le dije.

–Es que por fin logré que llevaran mi caso a la justicia ordinaria–, me dijo con una enorme felicidad.

Su hijo salió en diciembre de 2007 a buscar trabajo y nunca más regreso. En 2010, después de que los medios de comunicación sacaran a la luz pública las ejecuciones extrajudiciales cometidas por algunos integrantes del Ejército, Doris había decidido dar a conocer su caso a las autoridades de Fusagasugá. Ella no es de Soacha, pero este grupo de mujeres que estaban pasando por lo mismo, no dudaron en aceptarla y apropiar como suyo el caso de Óscar Alexander. 

Jaqueline Castillo, perteneciente a las Madres de Soacha, junto con otras mujeres de otras organizaciones, programaron una peregrinación el 7 de noviembre de 2014 desde Bogotá a Copey, para reclamar los restos de Oscar y darle la sagrada sepultura.

Viajaron por horas hasta llegar a un potrero “donde podrían haber otras 50 personas enterradas”, según los habitantes de la región. Lo que tendría que ser visto con estupor y melancolía, se convirtió para Doris en la única forma directa, después de 7 años, de volver a sentir a su hijo cerca. A pesar de que todo era penumbra, ese día el arcoíris se postró sobre ese potrero para encontrar a Óscar Alexander.



    En enero su caso fue llevado de la justicia militar a la ordinaria. Doris caminó y visibilizó su historia en todos los lugares que le abrieron puertas, nunca sintió miedo, nunca dejó de creer en su hijo. “Esto es maravilloso”, me dijo con una enorme sonrisa.

    Aun nadie le ha pedido perdón a Doris por lo que sucedió con su hijo. Ella desde el fondo de su corazón y con humildad, sabe que todo ser humano puede hacer un gesto de grandeza y perdonar. “Es necesario reconocer las responsabilidades, mostrarle respeto a las víctimas”, dijo el senador Iván Cepeda quien se encontraba esa tarde en la conmemoración. “Así, que en un caso tan emblemático como el de las madres de Soacha y tantas otras madres que perdieron sus hijos en ese horrible episodio de los falsos positivos, tiene que haber un reconocimiento de responsabilidad”, complementó Cepeda.

    La música, performances, pancartas y fotografías de los seres queridos acompañaron la conmemoración durante todo el día, estuvieron a la vista de los transeúntes de la ciudad, quienes observaron estos hechos para que nunca más se vuelvan a repetir.

     
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