17 años de los Guardianes del Cielo
En la conmemoración de los 17 años del asesinato de los niños y niñas de la Vereda La Pica, en Pueblorrico, Antioquia, la comunidad y las familias, de la mano con la Personería Municipal y la Fundación Mundo Mejor, llevaron a cabo diferentes actividades para honrar la memoria de sus víctimas, y para seguir reclamando la justicia y la verdad que amerita este caso.
Hace 17 años, en medio de una salida pedagógica de la escuela de la vereda La Pica, del municipio de Pueblorrico, Antioquia, miembros del Batallón de Infantería no. 32 Pedro Justo Berrío, de la IV Brigada del Ejército, abrieron fuego por 40 minutos a un grupo de 41 niños y niñas que se encontraban en una caminata. El helicóptero que recogió a los niños que estaban más graves, además, llegó una hora después del tiroteo, pues según los miembros del Ejército la comunicación con otras bases, estaba dañada.
El caso fue procesado por la justicia penal militar como un “error militar”, y los familiares recibieron una indemnización por parte del ministerio de defensa. Sin embargo, siguen reclamando que los responsables paguen por estos hechos, y que se conozcan exactamente las razones por las cuales estos profesionales de las fuerzas militares, en un terreno con vegetación dispersa no pudieron determinar que su blanco eran niños y niñas de menos de 10 años.
Por eso, desde el año 2000, cuando fueron asesinados los niños, los familiares y miembros de la comunidad han alzado su voz para denunciar esta gran irresponsabilidad y lo absurda que pudo llegar a ser una guerra que tocó de tal manera a familias inocentes. Argemira Carmona y Gustavo Isaza, padres de Gustavo Isaza Carmona, fallecido en la masacre, encuentran, precisamente en esta necesidad de justicia, la importancia de la memoria: “Que no se repita y que no se olvide. Que nadie más viva el dolor que nosotros vivimos y que ningún otro niño muera en una guerra injusta”.
La conmemoración empezó el 14 de agosto con una eucaristía, presidida por el Párroco municipal, en un monumento construido por la comunidad en la parte alta de la vereda, cerca al lugar donde fueron asesinados los niños.
Al día siguiente, el 15 de agosto, un martes como el día de la tragedia del 2000, las familias se reunieron temprano, esperando una Eucaristía en la Catedral de la cabecera municipal de Pueblorrico, que iba a ser presidida por el Obispo de la Diócesis de Jericó. Durante la homilía, el sacerdote hizo énfasis en la grave responsabilidad que tiene el Estado en reparar a las víctimas de forma integral, en términos de verdad, justicia y garantías de no repetición.
Posteriormente, la comunidad se reunió en el parque principal para ver presentaciones culturales de los niños y niñas del colegio, que además, hicieron cometas conmemorativas para que participaran en un reconocido festival de cometas en el municipio vecino de Jericó. Al tiempo, a la entrada del municipio, se construía un mural conmemorativo, que llevará una placa con los nombres de todos los niños y niñas fallecidos en la masacre:
Paola Arboleda de 8 años, Alejandro Arboleda de 10 años, Marcela Sánchez, de 6 años, Harold Tabares, de 7 años, David Ramírez, de 10 años, y Gustavo Isaza Carmona de 9 años.
Finalmente, los asistentes acompañaron a las familias hacia el cementerio municipal, para llevar una ofrenda floral al lugar donde reposan los restos de los niños. Se entregó una gran corona de flores y un arreglo individual para cada persona. Los diferentes miembros de la comunidad se dieron la bendición frente a las tumbas y se despidieron, dejando a las familias tener un momento de intimidad con sus niños, después de todo, este gran dolor de Pueblorrico nadie lo vive igual que esos 6 adultos que hace 17 años, sin comprenderlo, ni esperarlo, tuvieron que despedir a los que ahora, y por siempre serán, sus Guardianes del Cielo.
Publicado en Noticias CNMH