Durante tres días, bibliotecarios, promotores y mediadores de lectura de Norte de Santander se reunieron para construir, desde la palabra y la memoria, nuevas formas de acompañar a sus comunidades. Fue un espacio de formación, reflexión y tejido colectivo que reafirmó el poder transformador de las bibliotecas públicas en territorios marcados por el conflicto y la esperanza.
En el marco de la Fiesta del Libro de Cúcuta, se llevó a cabo el 31.° Encuentro Departamental de Bibliotecarios, Promotores y Mediadores de Lectura, una apuesta conjunta del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) y el Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes, que reunió a 54 participantes de distintos municipios del departamento. A lo largo de las tres jornadas se vivió un proceso pedagógico que resaltó el papel de las bibliotecas como espacios vivos de resistencia, reparación y construcción de paz.
El encuentro se desarrolló en el marco del componente pedagógico del CNMH, orientado a fortalecer las bibliotecas públicas como escenarios de lectura, escritura y oralidad vinculados a la memoria histórica del conflicto armado. A través de talleres y acompañamiento técnico, se avanzó en la construcción de planes de mediación pensados desde las realidades locales, aprovechando las herramientas ya existentes y resignificándolas como instrumentos para el trabajo comunitario.
Uno de los momentos más significativos fue la elaboración de una cartografía social del departamento. Cada municipio presentó su biblioteca, compartió experiencias y visibilizó sus apuestas en torno a la memoria histórica. El ejercicio permitió reconocer la diversidad de servicios, usuarios y contextos, pero también evidenció un hilo común: el compromiso de las bibliotecas con la verdad, la dignidad y el fortalecimiento del tejido comunitario.
Por otra parte, la maleta viajera se consolidó como una de las estrategias más importantes del encuentro; esta propuesta cargada de libros, tejidos, relatos y símbolos evoca la memoria al recorrer cada territorio, donde, más que transportar materiales, lleva experiencias y alegrías. Es una siembra itinerante de memoria, una forma de hacer visible lo que persiste en lo íntimo y lo colectivo.
Junto a ella, también se desarrolló la actividad el Rollo de la Memoria, la cual se convirtió en un ejercicio de escritura y creación colectiva, donde los participantes dejaron plasmados sus dibujos, relatos y memorias sobre lo que significa recordar y construir paz desde las bibliotecas.
Desde la Red Departamental de Bibliotecas Públicas de Norte de Santander se destacó el esfuerzo de los bibliotecarios por sostener estos procesos, a pesar de los desafíos logísticos, la alta rotación de personal y las dificultades de conectividad. «Ser bibliotecario es una pasión. Y cuando alguien pasa por una biblioteca pública con algo en su corazón, ese conocimiento lo transforma y lo lleva consigo adonde vaya», expresó la coordinadora de la red, Marlene Navas.
Desde el Centro Nacional de Memoria Histórica, continuamos fortaleciendo procesos de formación y acompañamiento en el territorio, reconociendo el papel de las bibliotecas públicas como espacios fundamentales para la construcción de memoria histórica. Este espacio marcó un paso firme hacia la continuidad de procesos pedagógicos que vinculan la memoria con la acción cultural y educativa en los municipios del Norte de Santander.