“La guerra vino de afuera. El bloque Pacífico en el sur del Chocó: una herida que aún no cierra” es la más reciente publicación de la Dirección de Acuerdos de la Verdad del Centro Nacional de Memoria Histórica. Este informe es el N° 14 de la serie origen y actuación de las agrupaciones paramilitares en las regiones y se presentará en el Chocó, en los municipios de Istmina y Quibdó, los días 6 y 7 de septiembre, respectivamente, en el marco de la Semana por la Paz. Los eventos contarán con la participación de organizaciones de víctimas y sociales del departamento, la Diócesis de Quibdó e Istmina - Tadó, la Comisión Vida, Justicia y Paz, algunos consejos comunitarios, la comunidad académica de la Fundación Universitaria Claretiana y los medios de comunicación locales que hicieron parte de los talleres de memoria histórica y de validación.
La investigación inició en enero del 2020 y finalizó en julio del 2021. Para la realización del informe se acopiaron fuentes primarias y secundarias que se sistematizaron a través de herramientas de análisis de información cuantitativas y cualitativas. De las 566 personas que se desmovilizaron en el año 2005 del Bloque Pacífico, 181 participaron en el Mecanismo no Judicial de Contribución a la Verdad y a la Memoria Histórica y se seleccionó una muestra de 64 personas. Por otra parte, se acopiaron 69 relatos de personas, entidades y organizaciones sociales y de víctimas del departamento del Chocó dentro de la Estrategia nacional de contribuciones voluntarias.
El Bloque Pacífico - Héroes del Chocó fue un grupo paramilitar que operó entre 2002 y 2005 bajo la comandancia general de Luis Eduardo Echavarría Durango, alias Jonathan. Esta estructura armada hizo presencia en los municipios de Medio Atrato, Quibdó, El Carmen de Atrato, Lloró, Bagadó, Yuto y Río Quito en las subregiones del alto y medio Atrato; en Cértegui, Cantón de San Pablo, Unión Panamericana, Río Iró, Tadó, Condoto, Nóvita, Istmina, Medio San Juan, Sipí y Litoral de San Juan en la subregión de San Juan; en el Alto, Medio y Bajo Baudó en la subregión del Baudó; y en Nuquí, Bahía Solano y Juradó en la costa Pacífica norte.
La consolidación del Bloque Pacífico fue posible por la fusión de tres grupos precursores: 1) El Frente Mineros presente desde 1996 en San Juan, el medio y alto Atrato, y en Baudó; 2) El Frente Pacífico, estructura de la que se tienen registros desde 1996 en los municipios costeros de Bahía Solano, Nuquí, Juradó, y el Bajo y Medio Baudó; y 3) El grupo Héroes del Chocó constituido en 2001 y con injerencia en el Alto, Medio y Bajo Baudó.
El modelo de desarrollo que perseguían los comandantes del Bloque Pacífico y algunos actores políticos, económicos, sociales y miembros de la Fuerza pública se basó en la implementación de latifundios de agroindustria y la explotación desmedida de recursos naturales en beneficio del capital privado. Esto produjo una alta concentración de tierras en el departamento, así como un alto nivel de despojo de territorios colectivos, proceso que fue cambiando la vocación de la tierra y afectando los derechos colectivos e individuales de las comunidades afros e indígenas asentadas en el departamento, que buscaban implementar modelos de desarrollo tradicionales, autónomos y colectivos.
La estrategia militar del Bloque Pacífico buscó ser silenciosa para así no llamar la atención nacional. En sus diferentes etapas, los grupos paramilitares del sur del Chocó no superaron los 200 miembros, a excepción de la etapa de reconfiguración, que tuvo la vinculación de civiles y miembros de otros grupos paramilitares. Este número es irrisorio si se compara con los 1500 efectivos que llegó a tener el Bloque Élmer Cárdenas. Sin embargo, el Bloque Pacífico logró consolidar su presencia en todas las subregiones del Chocó y las rutas del narcotráfico, a excepción del bajo Atrato, el Darién y el municipio de Juradó en donde hacía presencia el Bloque Élmer Cárdenas.
Las diferentes formas de violencia perpetradas por las estructuras asociadas al Bloque Pacífico se distinguieron principalmente por ser de baja intensidad, pero de alta frecuencia. Este grupo no se caracterizó por la comisión de grandes masacres, pero sí por el constante desarrollo de desplazamientos forzados, despojos, asesinatos selectivos, torturas, desaparición forzada y violencia sexual. De esta manera, la estrategia militar que buscaba hacer frente a la presencia guerrillera y controlar la región se concentró en tener un bajo pie de fuerza distribuido en un amplio territorio.
Pese a las fuertes y profundas afectaciones sufridas por la población indígena, afrodescendiente y mestiza de la región, estas comunidades generaron distintas estrategias para contrarrestar las acciones paramilitares y proteger la integridad individual, familiar y territorial. En las formas de resistencia se identificaron dos características centrales: la importancia de la colectividad y la organización social.
Evento en Istmina
Evento en Quibdó