El colectivo Casa Tachuelas lanzará, el próximo miércoles 28 de septiembre, el micrositio web «Sonidos con memoria», una guarida digital para la no repetición de la violencia urbana. El evento, que contará con un diálogo inicial y terminará con un concierto de rock, se llevará a cabo en el Centro de Memoria, Paz y Reconciliación de Bogotá, a partir de las 4:00 p. m., con entrada libre para todo aquel que desee participar. El equipo de Casa Tachuelas, conformado por Laura Cecilia Chaves, ‘Kike’ Montenegro, Bryan Alfonso Orostegui, Eliana Toncel y Nelly Pérez, liderará la conversación.
El espacio web «Sonidos con memoria» recoge la trayectoria de la investigación y campaña del mismo nombre, que busca, desde el año 2015, romper el silencio y dar a conocer la violencia experimentada en Santa Marta en el marco del conflicto armado urbano y el control paramilitar ejercido durante la década de los 90 y 2000 hacia jóvenes rockeros, metaleros y alternativos que tenían una estética, estilo e identidad cargada de diferencia.
El sitio web se fue construyendo desde el año 2020 con el apoyo metodológico del Centro Nacional de Memoria Histórica -CNMH- en el marco de la convocatoria de iniciativas de memoria desde las víctimas del conflicto y la sociedad civil. La intención del apoyo se orientó a sistematizar en formato web el trabajo hasta ahora realizado por el colectivo, en el marco de la investigación y la campaña, enfocado en visibilizar los hechos de control, intimidación y violencias ocurridos a la juventud samaria, pero invisibilizados y desconocidos.
Los integrantes de Casa Tachuelas también buscan dignificar a las víctimas fatales y a los sobrevivientes de estos hechos, así como dar a conocer los relatos justificantes de la coerción contra la libertad y vida de los jóvenes que controvertían el orden hegemónico cultural impuesto por los actores paramilitares que controlaban el departamento del Magdalena. Toda la narrativa del proyecto tiene la convicción ética de detonar reflexiones sobre los imaginarios y estereotipos instalados durante estas décadas, que debiliten el olvido, el desconocimiento de las nuevas generaciones e impidan su repetición en el presente-futuro, o “que ser rockero no nos cueste la vida”.
A través de diferentes contenidos sonoros y visuales, el colectivo presenta relatos, experiencias, reflexiones, cuentos, memorias sobre amar el rock, ser extrovertido, ser performático en medio de un régimen armado en el Caribe colombiano, hechos que accionaron la mal nombrada ‘limpieza social’ como modalidad de violencia sistemática e instrumento de exterminio social en el conflicto armado, dinámica que de manera recurrente fue conducida por los estereotipos, estigmatizaciones o prejuicios sociales que fueron reproducidos por los actores armados y la ciudadanía sobre cuerpos y personas por llevar el pelo largo, ponerse una camiseta negra o unos jeans rotos; usar faldas cuando eres hombre o pantalones anchos cuando eres mujer, llevar las botas puestas, tener tatuajes, coleccionar piercings, caminar con estampados góticos y escuchar música estridente.