La investigadora Anja Piskur de la Universidad de Viena, Austria, visita al Centro Nacional de Memoria Histórica

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Publicado

21 octubre 2022

La investigadora Anja Piskur de la Universidad de Viena, Austria, visita al Centro Nacional de Memoria Histórica

  • Para Anja Piskur, ningún país del mundo ha concebido y decidido implementar un proceso de justicia tan integral y multifacético como Colombia.

Con el ánimo de conocer a fondo el tema de pedagogía de la memoria histórica y justicia transicional, con énfasis en los procesos de memorias que hacen uso del arte como mecanismo de reparación, Anja Piskur, quien hace parte de la Universidad de Viena, Austria, visitó al Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) en su paso por Colombia.

Anja está desarrollando una investigación para dicha universidad, en distintas partes del mundo donde se han vivido procesos de justicia transicional como mecanismo para la cesación del conflicto armado.  

En diálogo con la Estrategia de Pedagogía del CNMH, conversó sobre sus expectativas frente a los procesos de memoria y no repetición que se lleva a cabo en Colombia y la funcionalidad que tienen la pedagogía y la memoria, ya que involucran a la comunidad en encuentros donde la reflexión sobre los hechos ocurridos son el foco principal.

CNMH:  ¿Cuál es la importancia del CNMH para la investigación que está realizando sobre justicia transicional?

Anja Piskur (AP): El trabajo del Centro Nacional de Memoria Histórica juega un papel crucial en el proceso de justicia transicional en Colombia, porque es importante reconocer el esfuerzo del Gobierno a nivel nacional y como entidad pública. El centro, con su trabajo, contribuye al desarrollo nacional y al proceso de reconciliación. He visitado sitios impresionantes de Bogotá, sin embargo, no se deben olvidar los pequeños pueblos en las regiones rurales afectadas.

CNMH:  ¿Qué diferencias encuentra entre la justicia transicional de otros países y lo que ha podido encontrar en Colombia?

AP: La justicia transicional se refiere a cómo las sociedades responden al legado de violaciones masivas y denuncias graves de los derechos humanos. Es una de las preguntas más difíciles, los procesos de memorización, es decir, cómo recordar los nombres de las víctimas y sus historias. La pregunta que me gustaría hacerme a mí y a la comunidad es: ¿cómo se llora y se guarda un recuerdo mientras la violencia continúa? ¿Quién posee la verdad y quién se supone que tiene la narrativa para las víctimas?

Ningún país del mundo ha concebido y decidido implementar un proceso de justicia tan integral y multifacético como Colombia. Es importante poner primero a las víctimas y sus historias. Y lo que encuentro en Colombia, verdaderamente inspirador, es cómo estas historias son conducidas y contadas por diferentes expresiones artísticas: fotos, monumentos y películas.

CNMH:  ¿Cuál cree que es el mayor aprendizaje que le dejó esta visita?

AP: El mayor aprendizaje es la fuerza de la comunidad; las personas afectadas por las atrocidades encuentran la voluntad, la fuerza y ​​el amor para conectarse, unir el espíritu de la comunidad junto con el miedo a la pérdida. Tienen éxito en las iniciativas lideradas por la comunidad, para ayudarlos a permanecer juntos, más fuertes y creyendo en la repatriación de la memoria de sus seres queridos.

CNMH: El rol de los jóvenes para lograr el cese del conflicto armado requiere de nuevas alternativas digitales y pedagógicas para lograrlo, ¿cuáles crees que podrían ser las alternativas?

AP: Es cierto que las alternativas digitales y pedagógicas son el futuro para cualquier incidencia y reconciliación de la comunidad, nos volvimos mucho más visuales. Sin embargo, creo sinceramente en la creatividad de la juventud colombiana y de las próximas generaciones. Las películas animadas, cinemáticas o podcast ya están verdaderamente presentes en el proceso colombiano hacia la búsqueda de la paz. La narración comunitaria tiene como objetivo mejorar la memoria más allá de las imágenes.

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