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CNMH Participantes del taller por parte de la comunidad y equipo del CNMH que orientó el espacio.

Publicado

17 de junio 2024

Cormoranes: una comunidad de mujeres en Cúcuta que resiste y reconstruye su memoria histórica 

Durante dos días, las lideresas compartieron sus experiencias de vida relacionadas con el desplazamiento forzado y su resistencia ante la estigmatización en un territorio afectado por el conflicto armado.

El 12 y 13 de junio, el Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) acompañó un encuentro en el que participaron las mujeres de la comunidad Cormoranes, en Cúcuta (Norte de Santander). El evento tuvo como objetivo reconocer las afectaciones derivadas del desplazamiento forzado y los procesos de afrontamiento y resistencia de las lideresas. 

Las actividades realizadas buscan dar cumplimiento a los planes de retorno y reubicación de comunidades priorizadas en Norte de Santander. De hecho, este encuentro es resultado del compromiso adquirido por el CNMH en articulación con la Unidad para la Atención y Reparación Integral a las Víctimas (Uariv), en 2023.

El resultado de este proceso concluirá con el desarrollo de un storymap alojado en un micrositio que se publicará en la web del CNMH. Para ello, se transformarán en ilustraciones las historias que, durante el 12 de junio, las mujeres de Cormoranes plasmaron con colores y pinturas. 

 

Reconocimiento del territorio, el cuerpo y la familia

En la jornada, las mujeres se organizaron en tres grupos. Las Superfuertes dibujaron tres escenas: el inicio de sus vidas en el campo y donde crecieron muy felices, la tormenta que apareció, es decir, el hecho violento que las obligó a desplazarse, y, finalmente, su llegada a las Torres de Cormoranes, donde hoy habitan un lugar enmarcado por la unión, la familia y el amor.

El segundo grupo, conformado por las Poderosas, plasmó un cuerpo en el que identificaron sus emociones. En los pies ubicaron el miedo, como el primer reto que enfrentaron en el momento del desplazamiento, y reconocieron que sus cuerpos reciben muchas emociones al ser el sostén de sus familias y, en muchos casos, deben cohibirse para no mostrarse vulnerables ante sus hijos. 

A pesar de esa realidad, el ejercicio acompañado con el CNMH les permitió exteriorizar su sentir. «Con los brazos damos amor, abrazamos, damos una palmadita de ánimo, sobamos», dijo una de las participantes, destacando sus brazos como la parte del cuerpo más importante para trabajar y cuidar.

El tercer grupo, conformado por las Maravillosas, destacó sus territorios de origen: muchas de ellas vienen de La Gabarra (Tibú), Fusagasugá (Cundinamarca), San Pablo (Bolívar), e incluso de Venezuela. Sus historias exponen el tejido multicultural que creó la comunidad Cormoranes ante el desplazamiento forzado en una ciudad fronteriza.

 

 

Representaciones individuales de resistencia

Durante el segundo día del encuentro, las participantes exploraron su identidad y resiliencia identificando los factores que les ayudan a fortalecer su capacidad de superar adversidades. La metodología incluyó la creación artística de máscaras que reflejan el vínculo de cada mujer con sus familias, su territorio y su comunidad. 

Las reflexiones y palabras compartidas fueron muy emotivas, tanto que provocaron lágrimas y empatía entre las participantes.

El espacio cerró con la creación de un mandala utilizando las máscaras creadas, acompañadas de flores y una luz que simbolizaba la guía hacia la construcción de paz. Posteriormente, se llevó a cabo una meditación para despedirse en agradecimiento y tranquilidad hacia sus hogares. 

La relevancia del encuentro fue resumida por Aracely Peña, presidenta de la Junta de Acción Comunal de la urbanización Cormoranes: «Es importante que las generaciones actuales conozcan lo que hemos vivido todas las víctimas del conflicto armado y de la violencia. Las mujeres somos unas guerreras porque hemos dado un paso adelante».

 

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