«Garzón, el duelo imposible»: la novela gráfica que le concede a Jaime Garzón el deseo de no morir
En conmemoración de los 25 años del asesinato de Jaime Garzón, su hermano Alfredo y la dramaturga Verónica Ochoa lanzan un libro para honrar su memoria.
Cuando Alfredo Garzón tenía 13 años fue diagnosticado con fiebre reumática aguda y su vida se puso en pausa: no solo dejó de ir al colegio por un tiempo, también fue apartado de sus hermanos y estuvo al cuidado de su tía Soledad. «Tengo la idea de haber pasado mucho tiempo solo», reflexiona el ahora ilustrador y caricaturista.
A pesar de que los recuerdos de esa época están borrosos, Alfredo tiene muy presente un cuaderno de recortes de boxeadores que hizo mientras pasaba la enfermedad. En él estaban las imágenes de Mohamed Alí, Joe Frazier y otros deportistas famosos; sin embargo, a ninguno lo conocía en realidad. El único boxeador que había visto en toda su vida era su hermano Jaime Garzón.
Alfredo le llevaba a Jaime dos años de diferencia y, como es común entre hermanos, se la pasaban jugando. Ambos se inventaban infinidad de estrategias para divertirse, pero en definitiva su juguete favorito eran los guantes de boxeo. El Gordito y el Sabio se enfrentaban en una lucha de titanes en la sala de su casa y, después del combate, terminaban comiendo helado en la cocina.
A los 66 años, Alfredo Garzón reconoce que su cuaderno de recortes fue una táctica que se inventó «para poder lidiar con la ausencia de Jaime». Esa estrategia la replicó décadas después, con la creación de la novela gráfica Garzón, el duelo imposible, un relato que conmemora la vida y la memoria de su hermano asesinado.
El Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) habló con los autores del libro, Alfredo Garzón y Verónica Ochoa, sobre el proceso detrás de la realización de la obra. Con ocasión de los 25 años del asesinato del periodista y humorista político, Jaime Garzón, destacamos esta iniciativa que mantiene viva su memoria.
Imagen de Jaime Garzón con un libro transformándolo en semillas, basada en la novela gráfica «Garzón, el duelo imposible».
El 13 de agosto de 1999, faltando un cuarto para las seis de la mañana, la vida de Jaime Garzón se detuvo tras recibir cinco disparos, mientras iba camino a su trabajo en la emisora Radionet, en Bogotá. Su asesinato estuvo cargado de símbolos atroces como lo fue impactar su cabeza con las balas y, justo con esa imagen, empieza Garzón, el duelo imposible.
«Lo que hicieron de manera simbólica fue matar la alegría, matar la risa», manifestó Verónica Ochoa, dramaturga y coautora de la novela gráfica. Por eso, en el libro se plasma el deseo de retomar la alegría, «de oponernos a la muerte con una pulsión de vida», agregó.
Para Alfredo, el intento de encontrarse con Jaime a través del proceso creativo lo llevó a encontrarse con otros, «con nuestros amigos asesinados por los mismos asesinos de mi hermano». Así pues, en las páginas de la novela no solo se cuenta la historia del humorista, también están los fragmentos de la vida de otros periodistas y líderes y lideresas en el país, como Mario Calderón, Elsa Alvarado, Jesús María Valle, Eduardo Umaña, Kimy Pernía, Sergio Restrepo, Guillermo Cano, Silvia Duzán e integrantes de la Asociación Campesina del Carare.
«Encontrarse con ellos fue muy emocionante y doloroso», indicó Alfredo y confesó que hubo un gran reto al narrar sus historias, al buscar exaltar sus impulsos de vida. «Cuando mostramos los crímenes, lo hacemos un segundo antes del primer disparo —explicó el autor del libro—. Nos guio ese deseo de no mostrarlos derrotados en el piso, sangrando y caídos, sino el destacar sus ideas y sus sueños».
Lo que hicieron Verónica y Alfredo en el ejemplar ilustrado es poético. La narración de la novela empieza con la muerte, pero termina en la vida. «Jaime coge la novela y la convierte en semillas, con un soplo que está entre este plano y el otro», contó la dramaturga. Con ese gesto, se materializó la esperanza de que el libro sea un banco de semillas de memoria, concediéndole también a Jaime su deseo más profundo: el de no morir.
De acuerdo con Ochoa, esa revelación del narrador fue un tránsito: «Pasa de la impotencia por la falta de justicia y por la impunidad, a la potencia, que es el arte como restaurador y reparador de un tejido roto de manera brutal».
Imagen tomada de la novela gráfica «Garzón, el duelo imposible».
En el camino de transitar el duelo de la ausencia de Jaime Garzón, su hermano entendió que él siempre será una presencia en su vida y una conversación permanente. «Él fue el niño que me acompañó cuando yo era niño; el adolescente con el que viví mi adolescencia, y el joven con el que comencé a tener una vida política de ciudadano», precisó el caricaturista.
Mientras revisaba los recuerdos de su vida juntos, notó cómo su hermano iba marcando su camino hacia el liderazgo y la defensa de los derechos humanos. Por ejemplo, para Alfredo, eso fue evidente con su juego favorito, «en el boxeo hay unos elementos muy conectados con la política», como lo es la fuerza, la estrategia y la existencia de un antagonista. «Se trata de una confrontación que no termina con la muerte del otro», agregó.
Cuando eran niños, Jaime el Gordito Garzón era el vencedor de cada uno de los enfrentamientos. «Luego, él se volvió el animal político, pues tenía un olfato que encauzó de manera muy pragmática», dijo Alfredo en entrevista con el CNMH, al señalar el verdadero objetivo de las acciones del humorista: «encontrarse con los otros, incluso con sus opositores, porque sabía que con ellos también se pueden lograr acuerdos».
En esa misión de vida, Jaime Garzón se encontró con la muerte. En la novela gráfica, Alfredo logra contar cómo su hermano le avisa que su vida está en riesgo, y el miedo y la impotencia pareciera que salen de las páginas. «Es un momento de desesperanza, de sentir que tenía que respetar la decisión de él», puntualizó el autor.
Ese momento está marcado en su memoria; sin embargo, al revisarlo tantas veces, se dio cuenta de que el riesgo que corría su hermano estuvo durante toda su vida, pero no en la misma magnitud. «Jaime se metía en líos domésticos y mi mamá le pegaba, y luego lo echaron de varios colegios», recordó Alfredo. Cuando cada uno llegó a la adultez y asumieron caminos diferentes, la pregunta que siempre lo rondaba era: «¿en qué lío se va a meter Jaime?».
Tras 25 años sin él, el hermano mayor tuvo otra revelación: no es que Jaime se metiera en líos, sino que había una incapacidad de lidiar con una persona que no era sumisa y estaba llena de alegría e inteligencia.
—El miedo de perderlo estaba desde niños, ¿no? —le cuestionó el CNMH durante la entrevista.
—Sí. De alguna manera siempre estuvo esa línea de sentirse al borde del abismo, de no poder protegerlo a él, ni a mí del dolor de que le pasara algo.
***Garzón, el duelo imposible es un relato gráfico que estará disponible en las librerías de Colombia a partir del 13 de agosto de 2024, tras el lanzamiento oficial en el Centro Nacional de las Artes Delia Zapata Olivella.