Víctimas de Angostura (Antioquia) construyen sus propuestas de memoria histórica
El Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) acompañó a la Mesa Municipal de Víctimas en un taller sobre los diversos lenguajes expresivos para construir las memorias de sus experiencias atravesadas por el conflicto armado.
«Tenemos que empezar a pensar en una cosa muy bonita, grande y poderosa —dice María Eugenia Ramírez, habitante de la vereda La Culebra, de Angostura (Antioquia), e integrante de la Mesa Municipal de Participación Efectiva de Víctimas—. He pensado que la memoria histórica merece estar no solo en el museo, en Angostura, sino que quede para todo el departamento y a nivel nacional. Pienso que no lo hagamos solos, sino con la compañía del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH)».
Integrantes de la Mesa Municipal de Víctimas y representantes de la institucionalidad en Angostura participaron en agosto de un taller sobre los diferentes lenguajes expresivos que se pueden utilizar para construir las memorias basadas en las experiencias vividas durante el conflicto armado. Habitantes de este municipio y víctimas de la guerra hablaron de sus propuestas de iniciativas de memoria histórica con la intención de postularlas al proceso de priorización para contar con el acompañamiento del CNMH en la vigencia 2025.
👉Compartimos con integrantes de la mesa de víctimas y la institucionalidad en Angostura (#Antioquia) en un taller sobre los diversos lenguajes expresivos para construir sus memorias a partir de sus propias experiencias, atravesadas por el conflicto armado. pic.twitter.com/TQNQ0CShkQ
— Centro Nacional de Memoria Histórica (@CentroMemoriaH) August 20, 2024
En la Casa Museo Porfirio Barba Jacob —creada para exposiciones de arte en la propiedad que fuera de los abuelos del reconocido poeta antioqueño, donde aprendió a leer y a escribir a finales del siglo XIX— hay también un espacio que recuerda la presencia de la guerra en el territorio.
En un rincón de la casa, desde las paredes blancas, algunos recortes de prensa hablan del ataque perpetrado por guerrilleros de las FARC-EP que destruyó la subestación de Policía en plena cabecera municipal, el 21 de marzo de 1994. Sobre un taburete, una planta asoma de un par de botas de caucho que lleva pintada la palabra «PAZ»; tres letras mayúsculas que nombran el deseo del pueblo en un periodo de violencia ejercido por grupos armados ilegales que se extendió hasta 2008. También, en la rueda delantera de un viejo triciclo, se lee: «Una niñez sonorizada por el ruido de las balas y las granadas», en recuerdo de un explosivo olvidado desde la incursión guerrillera que despertó como un trueno en medio de un juego de niñas y niños.
En la Casa Museo Porfirio Barba Jacob hay un espacio para las memorias del conflicto armado en el municipio de Angostura.
«En el arte encontramos nuestra manera de reflexionar y expresarnos acerca de la violencia», anota Yulieth Rúa. Su propuesta, a nombre de esos niños y niñas que donaron su triciclo para contar la historia del conflicto —que es también la de su infancia—, es realizar una serie de talleres artísticos y representar en obras de arte de creación colectiva la afectación de las violencias en su territorio. «Queremos mostrar a la infancia en Angostura otra manera de reflexionar acerca de los hechos que han vivido».
Naum Pareja, coordinador de la Mesa de Víctimas, recuerda que, ante la falta de organismos de Policía y de justicia, la gente del pueblo buscaba a los grupos armados para resolver los problemas. «A veces no era que se solucionara, sino que se traía un problema», cuenta. Su idea de la memoria histórica, que expuso en la actividad acompañada por el CNMH, pasa por la juventud: «Que no vuelvan a caer en lo que muchas personas en el tiempo que cayó la guerra. Me gustaría fortalecer la exposición de memoria histórica en la Casa Museo Porfirio Barba Jacob. Me gustaría tener videos o un libro donde los niños puedan leer y darse cuenta de qué es lo que se ha vivido durante todo este tiempo de conflicto en el municipio».
Lee también Teatro y memoria, con voz de mujer campesina, en Patio de Brujas
Según el alcalde de Angostura, Víctor Ignacio Medina, en el municipio hay más de 2600 víctimas del conflicto identificadas en un proceso que continúa. Desde la administración local se enfocan en proyectos productivos, renovaciones de vivienda y agua potable para mejorar la calidad de vida en áreas rurales afectadas por las acciones de grupos armados ilegales. «También el hecho de tener una memoria que sirva para hacerlos visibles y tengamos acciones en pro de que nunca se vuelva a repetir una historia tan fatal como la que vivió Angostura», advierte.
Con ese propósito, el de dar vida a las memorias para que no vuelva a florecer la guerra en los paisajes de Angostura, es como los sobrevivientes del conflicto armado en el municipio se han puesto a tejer con sus ideas aquella cosa «muy bonita, grande y poderosa» que pueda acompañar el CNMH, concluye María Eugenia Ramírez.