Semana por la Memoria 2024: relatos diversos en un mensaje contra el olvido
Un relato colectivo y diverso, de resistencia y dignidad, llegó a más de 1100 personas asistentes a la Sala de Escucha del CNMH y los demás espacios de la Semana por la Memoria 2024, realizada entre el 28 de noviembre y el 1 de diciembre.
Historias que se cuentan contra el olvido. Reclamos de verdad, justicia y reparación, pero también de dignidad. A la variedad de testimonios de los primeros días de la Semana por la Memoria —las madres de víctimas de falsos positivos, el impacto psicosocial del paramilitarismo o las luchas de los pueblos indígenas por su pervivencia—, se sumaron, en las últimas jornadas, otros como los de líderes y lideresas de Machuca (Antioquia) y Buenos Aires (Cauca), de las mujeres firmantes de paz y de miembros de la guardia indígena.
Con la Semana por la Memoria, bajo el lema «Unidad en la diversidad», el Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) propuso, en el parque El Renacimiento (Bogotá), un espacio para escuchar las memorias alrededor del conflicto armado desde los diversos territorios del país.
Mujeres que pertenecieron a la guerrilla de las FARC-EP, agrupadas en la Fundación Sin Olvido, relataron en la jornada del 30 de noviembre su construcción del archivo «Reencuentros», que hace visibles sus vidas como excombatientes y denuncia los casos de desaparición en el marco del conflicto armado. Estas mujeres que dejaron las armas expusieron sus recuerdos en medio de la guerra, los que tienen del acuerdo final de paz y aquellos guardados en el momento de la reincorporación.
Esta exposición itinerante ha recorrido las 20 localidades de Bogotá, donde los espectadores han visto el archivo construido mediante noticias, fotografías y documentos, que les ha permitido a estas mujeres visibilizar lo que vivieron. «Todas las personas tenemos una historia y todas las personas deberíamos poder contar la nuestra. Acá recopilamos las historias de quienes fueron excombatientes, porque hacen parte de este relato», explicó Luz Marina Giraldo, integrante de la fundación.
Líderes y lideresas de Machuca (Antioquia), y de Suárez y Buenos Aires (Cauca) dialogaron sobre su afectación y resistencias en relación con el conflicto armado.
«Yo no sé de qué nos hizo Dios; si fue de mármol, porque hemos resistido muchas cosas, y acá seguimos, cantando», dijo Carmelina Sánchez, gestora cultural de Machuca, durante el conversatorio «Voces restaurativas: miradas diferenciales de Machuca y Norte del Cauca». Los y las representantes de estas comunidades aportaron al diálogo sobre los procesos de memoria y verdad que han adelantado. Sus historias de resistencia en estos territorios, marcados por el conflicto armado, han encontrado en el arte y en la música el poder para alzar la voz, denunciar, mantener vivas sus culturas y hacer memoria en la búsqueda de garantías de no repetición.
El corregimiento de Fraguas (Machuca), de Segovia, en el Nordeste antioqueño, vivió en 1998 la tragedia del ataque de guerrilleros del ELN contra el Oleoducto Central de Colombia, y la detonación de explosivos contra el puente sobre el río Pocuné. El incendio del combustible vertido en el río se extendió a Machuca y provocó la muerte de más de 80 personas. En el 2000, los municipios caucanos de Suárez y Buenos Aires fueron los primeros afectados por incursiones paramilitares, quienes prohibieron las prácticas ancestrales de su cultura afro y provocaron el desplazamiento forzado.
Le puede interesar leer «Machuca: más allá de la violencia»
«Hacemos procesos de memoria afirmativa, que les cuenta a los más jóvenes cómo hicimos para superar el dolor de la violencia en Buenos Aires. Y lo hacemos a partir de la memoria ancestral, la memoria cultural, la memoria afirmativa y la memoria del conflicto», explicó Milton Peña, miembro del Consejo Comunitario de las Comunidades Negras de la Cuenca del Río Cauca.
La estrategia SaNaciones, impulsada por el CNMH, incluye las luchas de 115 pueblos originarios en el país.
La organización ancestral, instrumento de resistencia, unidad y autonomía en defensa del territorio y la comunidad, llegó hasta Bogotá el último día de la programación de la Semana por la Memoria. Es así como las voces de la guardia indígena destacaron el 1 diciembre, durante el conversatorio «SaNaciones y la guardia indígena desde la resistencia milenaria en Colombia».
Este diálogo trató temas sobre la importancia del retorno a la madre tierra y el reconocimiento de la diversidad del otro para el respeto en aras de la construcción de paz, desde una labor colectiva como sociedad. También definió la resistencia de los pueblos desde lo físico, lo económico, la educación y el conocimiento que hace posible que surjan las ideas desde el espíritu para resistir con el corazón.
«Existen múltiples formas de construir la paz y nuestros territorios necesitan ser sanados para alcanzar esa intención, desde donde nace el sol y hasta donde se oculta, hemos salvaguardado la vida», declaró Leydi Delgado, indígena del pueblo kamëntšá.
Personas sordas y oyentes de Medellín contaron sus relatos en el taller «Historias sordas».
La capacidad de construir memorias no reside exclusivamente en las palabras que se pronuncian. Personas sordas y oyentes provenientes de Medellín, llegaron hasta Bogotá para contar sus relatos en el taller «Historias sordas». A través de la lengua de señas colombiana, propusieron un recorrido por el camino que han tenido que transitar las personas sordas a lo largo de la historia, cargado de acciones de discriminación y violencia que buscaba obligarlas a adaptarse al lenguaje oral y a la vida como la conciben las personas oyentes.
Conoce la primera parte de lo que fue la Semana por la Memoria 2024 «Unidad en la diversidad»
En una exposición llena de enseñanzas sobre la validez de la lengua de señas colombiana, como eje del pensamiento y de la vida en la diversidad —con apoyo de la interpretación oral—, dieron cuenta de las múltiples afectaciones que ha sufrido la comunidad sorda en medio del conflicto armado, así como de la importancia de reconocer estas violencias en los relatos del país. Las carencias en el sistema judicial colombiano para atender a personas sordas, que empiezan por no tener traductores en lengua de señas, los ha llevado a escenarios de revictimización.
Su mensaje es la propuesta a personas sordas y oyentes para generar espacios mixtos, puentes tejidos para combatir la exclusión de las memorias más desprotegidas.
Diversas mujeres en torno al conflicto armado aportaron a la construcción colectiva durante la Semana por la Memoria.
La Semana por la Memoria «Unidad en la diversidad» construyó un relato desde la pluralidad de los territorios, entre el 28 de noviembre y el 1 de diciembre; el cual, desde hoy resuena en Bogotá y se extenderá por un país que necesita escuchar para no caer en el olvido.
El mensaje de la diversidad, marcado por el protagonismo de las voces que han tenido menos difusión en un relato construido alrededor del conflicto armado en el país, incluyó a representantes de los pueblos indígenas y de las comunidades negras, afro, raizales y palenqueras. Así mismo, se construyó con las voces de las mujeres, de excombatientes, de víctimas de minas antipersonal, provenientes de diferentes territorios del país. Memorias habladas y aquellas que narran desde la lengua de señas; desde la música, la danza, el teatro y otras intervenciones artísticas.
La Semana por la Memoria 2024 se caracterizó por conocer y escuchar las memorias de un país diverso, que han resistido al conflicto a lo largo de 75 años, las cuales confluyeron en un relato de resistencia y dignidad, que llegó a más de 1100 personas durante los cuatro días de esta «Unidad en la diversidad».