Bogotá, mayo 27 de 2025. El Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) reafirma su compromiso con la comprensión y el abordaje integral de la migración y el exilio colombiano no solo en relación con quienes han salido del país, sino también con aquellas personas que se han visto obligadas a buscar protección internacional a través del asilo o el refugio, así como con quienes han retornado a Colombia. Es así como se dio inicio al primero de los cuatro diálogos MHERI (Memoria Histórica del Exilio, Retorno e Insilio), un conversatorio virtual donde el eje central giró en torno a las complejidades de la migración y el exilio de los y las colombianas en el exterior frente a las actuales políticas migratorias.
Con la convicción de que los compatriotas en el exilio son «embajadores de la memoria y la resistencia», María Gaitán lideró la activación de los diálogos MHERI. Esta iniciativa busca visibilizar y articular a individuos y organizaciones, tanto en el exterior como en Colombia, con el fin de gestionar el poder de la memoria como herramienta para la justicia y la sanación, desafiando a Colombia a reconocer y dialogar sobre las condiciones de retorno y las políticas migratorias dignas que el país necesita. En esa medida, este primer diálogo MHERI 2025 contó con panelistas que abordaron los derechos de las y los migrantes, la atención consular y la importancia de la memoria y la cultura.
Puntos resaltados por los panelistas
Daniel García-Peña, embajador de Colombia en Estados Unidos, ofreció una perspectiva integral en cuanto a los diálogos sobre la migración, que abarcó desde los cambios en los patrones migratorios colombianos hasta la coyuntura de xenofobia actual en Estados Unidos. Al respecto, sus declaraciones resaltaron la evolución de la migración, que pasó de ser un fenómeno de desplazamiento por amenazas de grupos armados en los años 90 del siglo XX a una realidad que ha afectado a poblaciones rurales en los últimos años. En esa vía, García-Peña no solo visibilizó el impacto del discurso de odio en la estigmatización de las y los latinos, sino que también subrayó la efectividad de las políticas migratorias restrictivas del Gobierno estadounidense que han logrado reducir los flujos migratorios a casi cero.
Así mismo, el embajador recalcó la importancia de que los colombianos y las colombianas acudan a sus consulados, y señaló que desde la institucionalidad se hace seguimiento y se brinda atención a las personas en situación irregular, a pesar de las limitaciones gubernamentales. No obstante, García-Peña advertió sobre la escasa probabilidad de que las y los migrantes puedan obtener asilo político; señaló que, en la práctica, esto solo prolonga la deportación. Por último, en un llamado a la acción, el embajador enfatizó en la necesidad de una política de retorno digna y ampliada para Colombia, que reconozca la realidad de las y los migrantes y no los idealice. Frente a este tema, su liderazgo también se manifiesta en la promoción de un enfoque colaborativo entre el Centro Nacional de Memoria Histórica y los consulados, buscando espacios de memoria y apoyo para las víctimas. En resumen, la intervención del embajador García-Peña fue más allá del análisis, ya que el dignatario propuso acciones y fomentó una visión a largo plazo frente a la coyuntura migratoria actual.
Marco Romero, director de la Consultoría para los Derechos Humanos y el Desplazamiento (Codhes), comenzó explicando el problema multidimensional de Colombia frente al tema migratorio, ya que es un país expulsor, receptor y de tránsito. Resaltó, además, que el conflicto se ha transformado y ahora es un entramado complejo; esto hace que la figura del asilo ya no responda a esta categoría, sino que hay una mezcla de factores y de actores en la migración forzada. En esa medida, Romero enfatizó en la necesidad de ampliar la perspectiva de protección para los migrantes, no solo en Estados Unidos sino también en América Latina. Adicionalmente, destacó que la mayoría de las personas que buscan protección internacional son atendidas por países en desarrollo o países pobres. Por último, propuso fortalecer el proceso de integración latinoamericana para garantizar la protección de sus habitantes.
Elizabeth Castañeda, de la Red de Diplomacia Feminista, inicialmente, señaló que los y las colombianas en el exterior contribuyen significativamente al producto interno bruto de Colombia, pero no reciben la atención necesaria. Además, subrayó la importancia de mantener la memoria y aliarse con la cultura para mantenerla viva, advirtiendo sobre la desinformación que existe en las diferentes plataformas como Tik Tok e Instagram. Por último, explicó que las organizaciones de apoyo a los y las exiliadas han sido fundamentales en el acompañamiento de diversos procesos administrativos y psicosociales, y que, a su vez, han cumplido el papel de documentar dichos procesos.
Lenar Gómez, de la Fundación AMOR: describió el trabajo crucial de las organizaciones en la frontera, las cuales ofrecen una primera respuesta y documentan las historias de las y los migrantes. Del mismo modo, explicó la importancia del apoyo psicosocial a estas personas, ya que las mayores dificultades que enfrentan son emocionales y de adaptación en el país de acogida, más allá de las dificultades económicas. En esa medida, desde su organización, Gómez promueve que la migración sea segura, informando sobre cómo y hacia dónde hay que apostarle. Resaltó la importancia de la adaptabilidad y la estabilidad emocional para esta población. De igual manera, hizo un llamado para que todas y todos los migrantes que necesiten atención especial acudan a las organizaciones sociales y eviten obtener información difundida a través de redes sociales u otros mecanismos no seguros.
Este conversatorio virtual es un testimonio del poder de la conexión y el compromiso de la diáspora colombiana y las organizaciones de la sociedad civil en la búsqueda de justicia y dignidad para las víctimas del conflicto armado y las personas migrantes en el exterior. Es así como, por medio de este espacio, el CNMH reconoce la importancia de mantener viva la memoria y aliarse con la cultura como herramientas fundamentales para la construcción de paz y la reconciliación.