Las diferencias tejieron un reclamo por el respeto a la vida en la segunda edición de Diálogos Improbables, llevada a cabo este 30 de julio en Medellín. Firmantes del acuerdo de paz de 2016 y víctimas del conflicto armado —provenientes de pueblos indígenas, organizaciones de derechos humanos, de búsqueda de desaparecidos, colectivos artísticos y población LGTBIQ+— participaron de esta conversación promovida por el Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) en la Universidad de Antioquia, como una invitación abierta a la comunidad para fomentar la escucha y la construcción colectiva de la paz en Colombia.
«En Colombia nos falta escucharnos. Ese es, quizá, uno de los actos más revolucionarios en que tenemos que avanzar. Sin escucharnos no vamos a lograr, jamás, entender qué nos pasa como sociedad y transitar hacia ese país que todos y todas queremos, aunque vayamos por caminos distintos», afirmó la directora del CNMH, María Gaitán, en la apertura de este espacio para las conversaciones desde las diferencias.
«Vivos los queremos, vivos nos queremos» fue la frase que marcó el llamado por la vida, a propósito de los 467 firmantes de la paz entre el Gobierno y las FARC-EP que han sido asesinados, según datos del Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz. «Escuchamos a firmantes del acuerdo de paz porque los están matando. No puede ser que asesinen a estas personas que optaron por dejar una lucha —para unos equivocada, para otros no tanto—, que las estén matando cuando apostaron por hacer la paz», agregó la directora del CNMH.
Las voces de un diálogo colectivo y diverso
Aunque ambos se vistieron de camuflado en la guerrilla, Antonio Pardo —del Bloque Occidental— y Jorge Suárez —del Bloque Oriental de las FARC-EP— se conocieron minutos antes de participar en los Diálogos Improbables. Antonio, hoy vinculado a la iniciativa de Cafeteros de la Paz, reconoció a Colombia entre los países más desiguales del mundo, al estar marcado por la violencia: «Si logramos reducir la desigualdad, que es más que un acto de justicia económica, construiremos por fin paz y dignidad», aseguró.
Por su parte, Jorge habló de una paz construida desde las diferencias, luego de sanar guerras y odios: «Hay mucha estigmatización hacia nosotros, los firmantes. Pero también, a través de esa segunda oportunidad que nos dio el acuerdo de paz, hemos podido rehacer nuestras vidas», dijo.
«En las FARC-EP no pude disfrutar la paternidad, pero hoy me estoy tomando la experiencia de ser padre», contó Dani Alejandro, exguerrillero que se nombró a sí mismo y comenzó una vida nueva tras apostarle a la paz. Junto a él, Bárbara Victoria Bello —mujer trans que creció en Venezuela— relató cómo supo que su familia había llegado a ese país desde el departamento del Cesar, desplazada por la guerrilla hace seis décadas. Apuntó a la inclusión como una salida a la violencia: «Si queremos la paz, debemos respetar las diferencias y construir desde ellas», expresó, antes de abrazar a quien perteneció a un grupo armado como el que obligó a su abuelo al exilio.
«Ser diferentes ha significado la muerte para nosotros», señaló Liliana Pechené Muelas, gobernadora del pueblo misak de Wampia, del municipio de Silvia, Cauca. «Un total de 34 pueblos originarios están en peligro de desaparecer. Diversas violencias sistemáticas han afectado a nuestros pueblos indígenas. Hasta hace apenas 34 años éramos considerados como salvajes, hasta la Constitución de 1991», apuntó.
Así mismo, compartieron en estos Diálogos Improbables Sebastián Daza, artista urbano representante del Colectivo Fuerza y Grafiti, y Margarita Restrepo, madre de Carol Vanessa Restrepo, desaparecida desde el 25 de octubre de 2002, días después de la operación Orión, en la comuna 13 de Medellín. «Como hijos adoptivos estamos para decirles a las cuchas que siempre tuvieron la razón, y para construir maneras de salir de lo que ya sucedió», expresó Sebastián.
Por otro lado, Margarita recordó que nunca quiso ser parte del conflicto, pero los actores armados la convirtieron en una madre que aún no encuentra a su hija. Su voz reiteró el reclamo por la vida que convocó este encuentro: «Es triste que los firmantes de la paz tengan que esconder sus rostros hoy por el hecho de que no quisieron matar más personas».
El arte fue el hilo conductor para tejer los discursos de los participantes de Diálogos Improbables, al ritmo del hiphop y de música del Caribe colombiano, las letras reiteraron el valor de la diversidad y de la vida misma, al tiempo que conectaron los mensajes con el público presente. De igual manera, la memoria estuvo presente, a través de fragmentos audiovisuales de la firma del acuerdo de paz en Cartagena, en 2016.
El rector de la Universidad de Antioquia, John Jairo Arboleda, y la directora de la Unidad para la Implementación del Acuerdo de Paz, Gloria Cuartas, participaron de esta invitación a la escucha con una declaración colectiva: «Si la paz no protege la vida, no es paz».