Día Nacional de Reconocimiento a las Mujeres Buscadoras: el amor que nunca se rinde
El Observatorio de Memoria y Conflicto del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) ha documentado más de 81 000 víctimas de desaparición forzada. Incluso, la Unidad de Búsqueda de Personas Dadas por Desaparecidas (UPBD) registra más de 132 000 víctimas de esta modalidad de violencia en razón del conflicto armado.
Este 23 de octubre —cuando se conmemora el Día Nacional de Reconocimiento a las Mujeres Buscadoras de víctimas de desaparición forzada en Colombia— abrazamos a todas las mujeres que siguen en una lucha valiente y dolorosa. Es un día para honrar el amor incansable de madres, hijas, hermanas y compañeras que no aceptan la incertidumbre como respuesta al paradero de sus seres queridos y hacen del dolor por la ausencia una fuerza colectiva que resiste. Su sentir las mantiene unidas y las impulsa a buscar a sus desaparecidos, hasta el final de sus propios días.
La práctica sistemática de la desaparición forzada constituye un crimen de lesa humanidad, reconocido por la Organización de las Naciones Unidas. El Observatorio de Memoria y Conflicto del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH), ha documentado más de 81 000 víctimas de esta modalidad de violencia en todo el país y, el pasado mes de agosto, la Unidad de Búsqueda de Personas Dadas por Desaparecidas (UBPD) reveló que las personas dadas por desaparecidas en razón del conflicto armado sobrepasan las 132 000. Ante la insuficiencia del Estado, las madres buscadoras han asumido una búsqueda que no se limita a encontrar un cuerpo: buscan verdad, dignidad y un cierre que les permita sanar.
Históricamente, grupos paramilitares, seguidos por las guerrillas y los propios agentes del Estado han sido responsables de este universo de desapariciones forzadas extendidas por el país. Diversos actores armados han hecho de la desaparición una estrategia de terror para eliminar o silenciar a liderazgos sociales, comunidades campesinas y personas opositoras.
El amor de las madres buscadoras ha trazado mapas propios de memoria con marcas en los escenarios de búsqueda más dolorosos del país. En la comuna 13 de Medellín, las Madres de la Candelaria y el colectivo Mujeres Caminando por la Verdad han puesto sus esperanzas en las tareas de remoción en La Escombrera, lugar que se presume es una de las fosas comunes más grandes del país. Su persistencia ha sido fundamental para que las entidades del Estado, como la JEP y la UBPD, intervengan y busquen los restos de sus familiares.
Las Madres de Falsos Positivos (Mafapo), en Soacha y Bogotá, también han llevado su búsqueda a las calles, con actos de memoria de gran impacto, como la intervención artística con botas pantaneras que simbolizan a los jóvenes ejecutados y desaparecidos. No solo buscan la verdad sobre el paradero de sus hijos, sino que también exigen justicia y reconocimiento a los crímenes de los que fueron víctimas. Su lucha ha puesto en jaque la versión oficial de los hechos, desde su derecho a la verdad.
Hoy abrazamos a las madres y a todas las mujeres buscadoras de Colombia. Su dolor nos interpela, su valentía nos inspira y su memoria nos une. En esta fecha, nos comprometemos a seguir narrando sus historias, porque reconocer su labor es un acto de justicia y una forma de construir un país donde la desaparición forzada no sea más una herida abierta en el presente.