Noticia

Autor

William Moreno Hernández

Fotografía

Daniel Sarmiento

Publicado

23 May 2018

La montaña se mueve

El Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) presentó en la FILBo el informe “Un bosque de memoria viva”, en el que campesinas y campesinos de las 54 veredas y 13 corregimientos que conforman la Alta Montaña de El Carmen de Bolívar cuentan la historia de su comunidad mediante relatos, recuerdos e imágenes. Esta investigación se lanzará oficialmente en El Carmen de Bolívar el 4 de agosto.


Hoy se conmemoran 17 años de esta masacre que enlutó al país, un episodio en el que el pueblo bojayaseño, en el Medio Atrato chocoano, quedó entre el fuego cruzado de las confrontaciones que venían sosteniendo, allí, el frente móvil José María Córdoba,

“Exigimos un subsidio/ Por el aguacate que se murió/ No nos han dado este auxilio/ Que fue por lo que la montaña se movió”, dice ‘La montaña se mueve’, una canción que compuso William Jaraba Pérez, profesor y líder, para recordar la movilización de la Alta Montaña en la ‘Caminata Pacífica por la reparación integral’, convocada por el Movimiento Pacífico de la Alta Montaña.

La canción, que hace parte del informe, rememora lo sucedido el 5 de abril de 2013, cuando más de 1.600 habitantes de la Alta Montaña, “llenos de motivos, cansados de tantas necesidades y pocos derechos”, como expresa la investigación en su introducción, se dieron cita en la vereda Arroyo de Arena en el corregimiento de San Isidro, Bolívar, para exigir sus derechos.

Fue gracias a la Caminata Pacífica que se conformó, ese mismo mes, una mesa de diálogo en San Jacinto, Bolívar, “en la que se suscribieron 91 compromisos entre la comunidad y el Gobierno en materia de acceso a vías, servicios públicos, derechos civiles, políticos, económicos, sociales, ambientales y culturales, y, en especial, a la reparación integral. “Le recordamos al país que en la Alta Montaña habitábamos campesinos, que teníamos derecho a vivir, trabajar y permanecer en nuestra tierra y que, como ciudadanos, teníamos derechos que el Estado debía garantizar”, manifestó el Movimiento Pacífico de la Alta Montaña de los Montes de María” dice “Un bosque de memoria viva”.

Se discutió con las autoridades asuntos como la afectación de la economía campesina tras la muerte del aguacate en la región y la estigmatización de la zona en medio del conflicto armado. También se solicitó la construcción de un proceso de memoria con la participación de la comunidad. Esta última petición fue transmitida en 2014 al CNMH, el cual inició una tarea de concertación con la comunidad. Así, lideresas y líderes de la Alta Montaña manifestaron su interés en adelantar un “proceso de memoria viva”.

La memoria viva

“Los delegados de la Alta Montaña explicaron que un proceso de memoria viva significaba integrar la participación activa de la comunidad en la recopilación y difusión de sus memorias, así como en la construcción de ese proceso en el territorio”, dice el informe. “Es un trabajo en el que ellos no son fuentes o guías de los investigadores, sino que hacen parte del equipo del proyecto, son el sentimiento y la voz de sus memorias”, explica Carmen Becerra, investigadora del CNMH. El resultado de ese ejercicio de memoria viva se presenta en el informe ‘Un bosque de memoria viva, desde la Alta Montaña del Carmen de Bolívar’.

“En todo el corazón de los Montes de María/ al pie, donde nace, la Alta Montaña/ en medio de una hermosa serranía/ nace el amor por mi tierra amada”, así inicia San Isidro Labrador (2017), una décima de Osvaldo Valdés, que también hace parte del informe. Valdés ha sido docente, tallerista de fortalecimiento organizacional y conciliador en equidad por el Ministerio del Interior y de Justicia. Él es uno de los narradores de esta historia.

En las páginas de este informe el lenguaje se diversifica y “la palabra escrita es entendida como mecanismo de transmisión de las memorias”. Por eso, el lector encontrará poesía, cantos y cuentos, entre otras manifestaciones. “Son palabras que, desde años atrás, la comunidad tenía anotadas en cuadernos, en hojas sueltas o simplemente estaban anidadas en su memoria, esperando a ser contadas, recitadas e incluso cantadas. Asimismo, y gracias a la participación de un equipo de documentadores y reporteros audiovisuales locales, el informe contiene fotografías que dan cuenta de la cotidianidad de la Alta Montaña y de su proceso participativo”, se explica en el informe.

“Los Montes de María son hermosísimos y esperamos que cuando leas estas líneas pienses en nuestro territorio y en cada árbol de nuestro bosque que reflejan nuestra identidad”, escribe en “Un bosque de memoria viva” la lideresa campesina Angelina González, un fragmento de su poema ‘La vida de una mujer montemariana’ (2017).

Y es que precisamente el pasado 15 de mayo Angelina recibió un reconocimiento en Hazañas Maestras del canal RCN, donde se enalteció a 12 docentes a nivel nacional por su esfuerzo y dedicación en su labor como educadores.



Un bosque de memoria viva, desde la Alta Montaña del Carmen de Bolívar’, narra el origen de la comunidad. Por ejemplo los troncos del matarratón, en la tercera parte, cuentan la historia del proceso organizativo de la comunidad y la labor de líderes, lideresas, maestros y mujeres, quienes no han escatimado esfuerzos en la lucha por sus derechos. Del tronco se extienden las ramas que une a las comunidades de la Alta Montaña y que hoy configura su identidad, como las fiestas, los eventos deportivos y las escuelas.

Los frutos, de este “bosque”, rememoran la prosperidad de la economía campesina de los Montes de María, como consecuencia de la bonanza del aguacate. Entre tanto, el capítulo sexto narra cómo la región fue invadida por una planta parásita, la maleza, que simboliza los daños, los derechos vulnerados y la violencia que la comunidad sufrió cuando el conflicto armado llegó a su territorio.

La investigación viene acompañada, además, de un documento metodológico escrito por el equipo de investigación del CNMH que acompañó a la comunidad. “Este informe entrega dos aportes. Primero, explica  cómo se construyó  un informe de memoria con la participación de las campesinas y campesinos de la Alta Montaña, en el que la comunidad es autora. Esa participación le aporta a su dignificación y reconocimiento porque atiende lo que ellos pedían, que era contar por sí mismos su historia. Y en segundo lugar, es un insumo metodológico para que otras comunidades tengan un referente claro de cómo pueden desarrollar por sí mismas un proceso de memoria”, explica Carmen Becerra, coordinadora e investigadora del informe.



Publicado en Noticias CNMH

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