A 36 años del asesinato de Luis Carlos Galán Sarmiento: la persistencia de una memoria viva por la democracia

 

El 18 de agosto de 1989, el país fue sacudido por el asesinato del líder político y candidato presidencial Luis Carlos Galán Sarmiento, cuando se disponía a dar un discurso en la plaza central de Soacha. Su crimen fue perpetrado por sicarios del narcotráfico, con la complicidad de sectores de la clase política, de algunos miembros de la fuerza pública y de organismos de inteligencia del Estado.

Galán, dirigente del movimiento Nuevo Liberalismo, había denunciado de forma contundente la penetración del narcotráfico en la política colombiana y había hecho de la lucha por la legalidad, la justicia y la ética pública el eje de su campaña. Su asesinato marcó un punto de quiebre en la historia política del país, en un contexto de violencia generalizada, amenazas a candidatos presidenciales y debilitamiento institucional.

El magnicidio de Galán no solo fue un atentado contra su vida, sino contra la democracia y el derecho de los ciudadanos a elegir libremente. La Comisión de la Verdad sobre los Hechos del Holocausto del Palacio de Justicia y otros informes del CNMH han reiterado la necesidad de comprender este crimen como parte de una cadena de violencias dirigidas a eliminar liderazgos políticos incómodos para las élites ilegales y legales.

La Corte Suprema de Justicia, en una histórica sentencia del año 2016, declaró el asesinato de Galán como crimen de lesa humanidad, lo que implica que no prescribe y que el Estado tiene la obligación de investigar, juzgar y sancionar a todos los responsables, sin excepción.

A más de tres décadas del crimen, la memoria de Luis Carlos Galán sigue viva en las luchas por la transparencia, la verdad y la dignidad política en Colombia. Su legado continúa siendo un referente ético y político para las nuevas generaciones.

Volver arriba