Apropiar la Verdad Histórica para reconocer los verdaderos heroísmos en el Oriente antioqueño
«Co-construir desde el Oriente antioqueño» es un proyecto del CNMH que busca alcanzar la apropiación social de la verdad histórica, con base en los hallazgos del Informe n.º 6 de la Dirección de Acuerdos de la Verdad.
Más de 700 páginas narran las historias de la violencia, el miedo y el control con las armas, así como de los impactos y las resistencias frente al accionar paramilitar en el Oriente antioqueño. Son historias que todavía no se pueden contar sin temor, debido a la continuidad del conflicto armado interno en esta región, pero que están recogidas en el informe n.º 6 realizado por la Dirección de Acuerdos de la Verdad (DAV) del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH).
«La mayoría de las personas asesinadas allí, eran inocentes, acusadas por otros», cuenta el informe n.º 6 de la Dirección de Acuerdos de la Verdad (DAV). «Mataban porque otros les daban dedo, lo señalaba [y decía]: “Vea, maten a este”, sin saber […] así fuera por celos, por una venganza personal, así fuera porque decía: “No, hay que matarlo y ya”», revela en su testimonio una lideresa de víctimas del corregimiento La Danta, de Sonsón, en las páginas 186 y 187. «La gente les tenía el temor más horrible. Decían que ellos eran la ley, que aquí no había más ley sino la de ellos».
En la página 185, un habitante de El Carmen de Viboral relata que el control en la población se imponía con el homicidio. «Empezaron a haber aquí asesinatos, y empezaron modalidades de la famosa limpieza social, y empezaron también los panfletos, las listas negras en las que sacaban el nombre de la persona o el remoquete que tenía. [...] Entonces [lo pasaban] al frente [y le decían]: “Por atracador, por vicioso, por bazuquero”. Una lista miedosa».
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Testimonios como estos hacen parte de los hallazgos del Informe n.º 6, y dan cuenta de los impactos del accionar paramilitar en el Oriente antioqueño. La investigación también relata la configuración de un universo simbólico que ha reproducido discursos justificatorios y heroicos del accionar armado. En un territorio donde las tareas del campo están en primer orden, puede decirse que la diversidad de mensajes que reforzaban una impresión de justicia y bondad en las acciones del paramilitarismo, fueron como la roya del café: un brote dañino que se difunde y marchita las hojas.
«Muchas veces llegaban señoras con fórmulas médicas, le decían [al jefe paramilitar]: “Vea señor”. Y él les daba la plata. O para mercados o cosas. Y él decía: “Vea, tenga”. […] Mucha gente pobre llegaba a pedirle colaboración. […] Le daba regalos a los niños y eso», se lee en uno de los testimonios recogidos en el informe de la DAV.
Frente a estas narrativas, «Co-construir desde el Oriente antioqueño» es un proyecto de la DAV, en alianza con la Escuela de las Memorias del CNMH, que se ha convertido en un espacio experiencial y reflexivo, en el cual lideresas y líderes, maestras y maestros, víctimas y jóvenes se han preguntado cómo contrarrestar estos discursos y hacer visibles los diversos heroísmos locales que aportan a la construcción de paz en esas tierras, donde —como canta el himno antioqueño—, aman las esencias de la libertad por las montañas.
Desde diferentes municipios, las y los participantes del proyecto son testigos o jóvenes que han escuchado algo sobre esas acciones que han sembrado dolor y cicatrices en las familias, y que han dañado la naturaleza y la vida de los pueblos. Sus aportes construyen caminos para abrazar ese pasado de lo innombrable, y contarlo a quienes no saben de estas páginas, a quienes estuvieron cerca o lejos de lo vivido, a quienes no quieren saberlo o a quienes tienen la obligación de relatarlo. Es así como, desde la apropiación de la verdad histórica, forjan el tejido de un futuro que escuche, dignifique y visibilice las vivencias de las víctimas del paramilitarismo en el Oriente antioqueño.
Este proceso de construcción colectiva ha tenido encuentros en Sonsón, Abejorral, San Luis, Nariño y San Carlos, municipios del Oriente antioqueño afectados por las acciones del paramilitarismo y otros actores del conflicto armado.
¿Cómo transformar un informe de más de 700 páginas en algo más asimilable, comprensible y articulado con la vida cotidiana de las personas en el territorio? La Apropiación Social de la Verdad Histórica implica una comunicación transformativa, en articulación con pedagogías sociales y comunitarias, que generen experiencias creativas y artísticas para lograr un aporte en la transformación afectiva, reflexiva y de significados y prácticas de la verdad histórica.
Las respuestas que han surgido en el proceso apuntan a un libro interactivo, el cual cuente las historias de las verdaderas heroínas y héroes de estas tierras. Además, a un juego que propicie aprendizajes para una cosecha de memoria y verdad, alrededor de desmontar los discursos que justifican el paramilitarismo, sus impactos históricos y las resistencias —heroicas en verdad— de la comunidad.
«La propuesta de “Co-construir desde el Oriente antioqueño” surge de la unión de diferentes colectivos e iniciativas en varios municipios de esta subregión de Antioquia. Tiene como objetivo rescatar a quienes, a través de sus acciones de resistencia, han buscado la transformación de las dinámicas de violencia para sensibilizar sobre la importancia de la construcción de paz y el ejercicio ciudadano como una forma de reconstrucción del tejido social», escribió una de las personas que participó en el proyecto.
Desde el equipo de Apropiación Social de la Verdad Histórica, de la Dirección de Acuerdos de la Verdad, se destaca que el proyecto busca «cómo facilitar que las personas puedan acercarse a la verdad histórica y, de esta manera, llegar a más lugares, a más personas, y que la información también pueda volver al territorio». Con ese propósito, se trabaja en la creación colectiva y desde el territorio, de un dispositivo que permita en la práctica reconocer a los verdaderos héroes y heroínas para la comunidad, que de manera cotidiana aportan para la paz en el territorio.
«Al participar de este espacio, no se sale igual. Se piensa diferente, sin odios. Se es capaz de escandalizarse, claro, sobre lo que se narra en un párrafo, en un título o una palabra, pero se pueden ir resolviendo las emociones que se despiertan, secar las lágrimas, abrazar, hacer silencio, mirar, escuchar… estar presentes, y comprender la difícil tarea de contar para atender el dolor que evoca el informe y de llevarlo donde lo esperan», señala otra de las personas co-constructoras.