El 31 de mayo estas mismas canciones fueron puestas en escena por 50 estudiantes de dos colegios de Bogotá. Muchos de ellos nunca han escuchado retumbar balas ni explosivos. Entre sus miedos no está terminar siendo utilizados por los actores de la guerra. Y, sin embargo, por medio de las canciones que aprendieron, en las que una tierra de colibríes se ve corrompida por la presencia de langostas que buscan hacerle daño a la comunidad, comprendieron la realidad de miles de niños y niñas en todo el país.
El Centro Nacional de Memoria Histórica desarrolló, en 2013, un proyecto denominado Las Voces de los Niños, Niñas y Adolescentes: Ecos para la reparación integral y la Inclusión Social. La investigación se llevó a cabo con niños, niñas y jóvenes en varias regiones del país y, producto de este trabajo, se gestó el repertorio de canciones que conformaron “La historia de los Colibríes y las Langostas”.