Al ingresar en los buscadores de internet las palabras “El Tigre, Putumayo”, ninguno de los primeros resultados está relacionado con sus fiestas patronales, ni las playas del río Guamúez, ni la figura de un jaguar amazónico o “tigre”, como sus habitantes le llaman. Lo primero que identifica internet, en relación con estas palabras, es la masacre que tuvo lugar en aquella inspección el 9 de enero de 1999. Por eso este corto documental, elaborado por el CNMH dentro del Plan Integral de Reparación Colectiva de esta comunidad del Putumayo, presenta el “nuevo color” de El Tigre. En este corto el espectador podrá acercarse a una población que después de ver la guerra de frente, logró fortalecerse y crear una identidad más allá de los estigmas que quiso imponerles el conflicto armado.
¿Cómo vive una comunidad a la que la guerra le dejó la marca de “auxiliadores de la guerrilla”? En este documental los habitantes del corregimiento de Esmeraldas, ubicado en el municipio de El Rosario, Nariño, cuentan cómo el sentido comunitario y sus creencias, celebraciones y lugares religiosos, fueron esenciales en tres etapas de su historia: la conformación del pueblo, la resistencia al conflicto armado, y la reparación de los daños, luego de la salida de los paramilitares y la guerrilla de las Farc de su territorio. El corto fue realizado por el CNMH y la comunidad de Esmeraldas, en el marco de las medidas de satisfacción del Plan Integral de Reparación Colectiva.
En el Palmar, corregimiento de Leiva, Nariño, siempre hay niebla. Y a veces es tan espesa, que es imposible ver la montaña de colores que vigila a esta población. Allí históricamente han estado presentes grupos armados de todas las denominaciones. Y esas dinámicas de la guerra llevaron a algunos habitantes a sembrar hoja de coca para subsistir en el territorio y, al mismo tiempo, poder mantener sus cultivos tradicionales de café y lulo. En este documental, realizado por el CNMH y la comunidad de El Palmar como parte de su Plan Integral de Reparación Colectiva, los habitantes de esta población nos hablan de sus sueños, de sus propias ideas para que la sustitución de cultivos sea una realidad, y de la manera en que están reescribiendo su historia.
“Los que nos quedamos aquí no supimos lo que sufrieron los que se fueron. Y los que se fueron no supieron lo que vivimos los que nos quedamos aquí, aguantando la violencia”, dice un habitante de Canáan, municipio de Chibolo, Magdalena, quien también es protagonista de este cortometraje documental realizado entre la comunidad y el CNMH dentro del Plan Integral de Reparación Colectiva. La voz de este poblador del Canaán, es al mismo tiempo la voz de decenas de personas que fueron víctimas de desplazamiento forzado. Y la voz de aquellos que, a pesar del miedo, se resistieron a dejar su territorio. Todos ellos se encuentran en este documental para narrar a la Canaán de hoy: una tierra de abundantes flores que ellos mismos denominan “templo y cuna” de campesinos.
Este documental relata por qué Colombia ha sido escenario de un conflicto armado durante más de 50 años y cómo los ciudadanos han sobrevivido a este largo periodo de violencia. El relato refiere los hallazgos del Informe ¡Basta ya! Colombia. Memorias de guerra y dignidad elaborado por el Centro Nacional de Memoria Histórica, y presenta a hombres y mujeres desde La Chorrera, Bojayá, San Carlos, las orillas del río Carare, Valle Encantado y Medellín, quienes relatan que las atrocidades de las que ellos fueron testigos no debería repetirse.
Este documental presenta algunas de las iniciativas de memoria desarrolladas por comunidades y organizaciones de víctimas en todo el país, profundizando en las experiencias de Graffitour de la Comuna 13 en Medellín, los cantos de alabaos de Pogue en Bojayá, Chocó, el Parque Monumento en Trujillo, Valle del Cauca y el Salón del Nunca Más en Granada, Antioquia. Rostros de las Memorias, recoge una muestra de la creatividad de los colombianos y las colombianas quienes relatan sus historias de resistencia a través de las artes, la cultura la transformación de espacios y la museología.
Una comunidad unida por la tierra, la familia y el trabajo son desplazados por las AUC a lo largo de diez años de su territorio. En su retorno reencuentran esos lazos que hoy día les permite seguir resistiendo y luchando por el lugar en el que han sembrado su vida y futuro.
El 22 de noviembre del 2013 se cumplieron 13 años de la conmemoración de una de las masacres más brutales en la historia del conflicto armado en Colombia y en el Caribe. En Nueva Venecia, corregimiento de Sitio Nuevo (Magdalena), 37 personas fueron asesinadas entre el 21 y el 22 de noviembre del año 2000. Este documental es un esfuerzo no solamente por reconstruir las memorias de tan funesto momento sino un homenaje a todos sus habitantes que ante tal adversidad decidieron regresar.
Se estima que en Colombia hay más de 6 millones de personas que han sido víctimas del desplazamiento forzado. Para entender su dimensión a nivel nacional, basta con imaginar el éxodo de dos terceras partes de los habitantes de Bogotá, o la sumatoria de todos los habitantes de las ciudades del país como Medellín, Cali o Barranquilla. A nivel internacional, puede equipararse con el desplazamiento de la población entera de países como Dinamarca, Singapur o Costa Rica.
En el año 2000 la comunidad de Las Brisas en el departamento de Bolívar sufrió la masacre de 12 de sus campesinos a manos de las Autodefensas Unidas de Colombia AUC. Un año después la comunidad de Tabaco en la Guajira fue despojada de su territorio por la empresa minera El Cerrejón. Hoy estas comunidades mantienen su lucha y resistencia por restablecer la verdad; este es el testimonio de su memoria latente.