Bibliotecarias y promotoras de lectura del Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, junto al equipo de la Biblioteca Especializada del CNMH, durante el ejercicio de cartografía social sobre los lugares de memoria del territorio.

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Bibliotecarias y promotoras de lectura del Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, junto al equipo de la Biblioteca Especializada del CNMH, durante el ejercicio de cartografía social sobre los lugares de memoria del territorio.

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19 de agosto de 2025

Bibliotecarios y bibliotecarias de San Andrés fortalecen acciones de memoria histórica con el apoyo del CNMH

El CNMH realizó en San Andrés un proceso formativo en memoria histórica con bibliotecarios y mediadores de lectura, en el marco del Convenio Interadministrativo 4472.

El Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) acompañó a bibliotecarios, bibliotecarias, promotores, promotoras, mediadoras y mediadores de lectura del Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, en un proceso formativo que buscó fortalecer los servicios bibliotecarios en torno a la memoria histórica, el conflicto armado y los derechos humanos. Esta iniciativa se realizó del 13 al 15 de agosto en el Centro Cultural North End, sede de la biblioteca departamental, en el marco del Convenio Interadministrativo 4472, establecido con el Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes.

Las jornadas incluyeron los siguientes talleres: «Recorrido por los acervos del CNMH», el cual muestra las diversas publicaciones y fuentes de consulta relacionadas con testimonios, historias, memorias e investigaciones respecto a lo sucedido a causa del conflicto armado interno; «Centro de interés en memoria histórica», que se propone como una herramienta pedagógica muy usada en las bibliotecas públicas para movilizar y difundir las colecciones; y los talleres «Promoción de lectura, escritura y oralidad (LEO) en memoria histórica» y «Fortalecimiento de la promoción de LEO en memoria histórica», en los que los y las participantes reflexionaron sobre el papel de las bibliotecas como espacios de construcción de paz y reparación simbólica en un territorio donde también habita población afectada por el conflicto armado. Los contenidos se abordaron desde una perspectiva pedagógica, comunitaria y participativa que permitió integrar prácticas de memoria en los servicios bibliotecarios.

Semillas que siembran memoria

Como acto simbólico, se entretejieron recuerdos en el «Rollo de la memoria», donde los y las participantes plasmaron aquello que no querían olvidar —personas, lugares, emociones y experiencias de vida— en pequeños fotogramas. Allí quedaron guardadas palabras, trazos y dibujos que, al unirse en un gran rollo colectivo, dieron forma a un relato compartido de memorias y afectos. Entre esas piezas brotaron paisajes del Archipiélago y cocoteros, junto a mensajes sobre la familia, la resiliencia, la paz y el derecho a conservar la memoria. Más tarde, con el «Jardín de las semillas», cada participante eligió una palabra como si fuera un grano de esperanza —resiliencia, amor, compromiso o fe— para sembrarla simbólicamente, con la certeza de que florecería tanto en la tierra como en el corazón. Cada persona compartió la historia que dibujó en medio de emociones, recuerdos atesorados y reflexiones profundas, que describieron como «una vitamina para el corazón».

Cada semilla elegida al azar resultaba sorprendentemente adecuada para quien la recibía, como si respondiera a su propia experiencia o deseo. Palabras como esperanza, colectividad, lucha, comunidad o superación germinaron en cada creación, dejando sembrada la memoria desde aquello que cada uno de los y las participantes desea ver florecer en San Andrés y en su propia vida, con la ilusión de que algún día ese ejercicio pueda echar raíces en algo aún más grande.

Cartografía simbólica del territorio: memoria, cultura y comunidad

En el marco del taller «Fortalecimiento de la promoción de LEO en memoria histórica», se implementó un ejercicio de cartografía social que consistió en elaborar un mapa físico, simbólico y geográfico del territorio insular, identificando lugares históricos y de memoria, monumentos, rutas, fuentes hídricas, instituciones, espacios culturales y espacios de encuentro comunitario vinculados a la memoria, la vida cotidiana, el conflicto armado y la resiliencia. Los bibliotecarios y bibliotecarias ubicaron, mediante íconos, colores y símbolos, los servicios que presta actualmente la biblioteca, los públicos impactados (niños, adultos mayores, población raizal, víctimas del conflicto armado) y aquellos sectores del territorio a los que aún no han llegado. Este mapeo permitió reconocer los espacios presentes y aquellos desaparecidos físicamente, pero vivos en la memoria, así como construir un paso a paso para proyectar acciones orientadas a proteger la memoria y fortalecer el patrimonio cultural del Archipiélago desde la biblioteca.

Durante el desarrollo de las actividades, se llevó a cabo un círculo de lectura en torno al libro La guerra me hizo puta, de Maryluz López Henao, una obra que denuncia las múltiples violencias ejercidas contra las mujeres durante el conflicto armado colombiano. La lectura colectiva permitió reflexionar sobre los impactos del conflicto en los cuerpos, las sexualidades y la vida de las mujeres, y sobre cómo la desigualdad, la exclusión y el silencio han perpetuado estas violencias. «Su historia es un testimonio de la resistencia y la fuerza que puede nacer en medio del dolor y la adversidad», escribió una de las participantes en una carta dirigida a la autora, reconociendo el impacto de sus relatos en el proceso vivido. Cada participante elaboró un mensaje o detalle simbólico para Maryluz López, reafirmando el compromiso de las bibliotecas con la visibilización de estas memorias.

Como apuesta de continuidad, los y las participantes establecieron un acta de compromisos para identificar y fortalecer los servicios de información local, la alfabetización en lectura y escritura, el préstamo externo, la formación de usuarios y las actividades culturales comunitarias de la biblioteca departamental de San Andrés, Providencia y Santa Catalina. «Nos comprometemos a apoyar, promover e implementar estrategias que nos permitan recolectar testimonios, fortalecer nuestra memoria histórica y llevar actividades de promoción LEO a distintos puntos del territorio», expresaron, reafirmando así el espíritu de trabajo colaborativo que dejó el encuentro. 

Por último, este compromiso también se materializa en la creación de rutas que amplíen la cobertura de la extensión bibliotecaria hacia poblaciones como la infancia, la población raizal, los adultos mayores y las víctimas del conflicto armado, consolidando a las bibliotecas del Archipiélago como espacios clave para el acceso a la información, la participación comunitaria y la construcción de memoria y paz.

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