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Autor

María Paula Durán

Fotografía

María Paula Durán

Publicado

02 Feb 2018

Bogotá rindió homenaje a Temístocles Machado

La noche del 31 de enero, la plazoleta del Rosario, en Bogotá, se iluminó con cientos de velas que acompañaron a Temístocles Machado, líder social de Buenaventura quien fue asesinado el pasado sábado 26 de enero.


La iniciativa “Mil puntos de luz” fue creada por la ciudadanía como rechazo al asesinato sistemático de líderes sociales que, como Temístocles, trabajan  diariamente por la defensa de los territorios ancestrales y la protección de los derechos humanos de las comunidades que los habitan. El acto simbólico también se desarrolló en Buenaventura, Cali y Medellín.

Lo que está sucediendo con los líderes sociales en Colombia, es un fenómeno que prende las alarmas para todos los sectores, teniendo en cuenta la coyuntura política - implementación de los acuerdos de paz, campañas políticas- que atraviesa el país. En noviembre de 2017, la Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur), informó a través de un comunicado su preocupación ante el aumento en los asesinatos y amenazas contra los defensores de los derechos humanos y los líderes comunitarios en la región de la costa del Pacífico de Colombia.

Hablamos con 5 ciudadanos que acompañaron la acción simbólica en la plazoleta del Rosario, sobre lo que significa para ellos este fenómeno.



    Jesús Andrés Mena, 21 años
    Para mí es muy importante la defensa y protección de nuestros derechos y los derechos de los pueblos de los cuales viene nuestra descendencia. No por vivir en la ciudad soy ajeno a este tipo de situaciones. Este es un sistema que siempre nos ha mantenido oprimidos, en el momento se alza la voz en contra de esas opresiones, se inventan métodos para que la gente no reaccione. Por eso estoy acá, debemos demostrar que no tenemos miedo. [...] En nuestros días encontramos muchísimas distracciones en nuestro contexto, debemos tomar consciencia de que vivimos en un mundo de opresiones y hay que luchar por nuestros derechos.

    Jenny Paola Santander, 32 años
    Acá estamos haciendo lo mínimo. Por la memoria, por tratar de construir un elemento simbólico ante una resistencia, una lucha, un trabajo de base que es una defensa por el territorio, por lo comunitario. Esto es un mínimo reconocimiento ante quien lucha día a día y quien no tiene el respaldo, ni todas estas luces, ni todo el acompañamiento. [...] La sociedad ha respondido con una violencia implícita, arraigada en nosotros y de esa misma forma una forma de ignorar: porque es diaria, porque ya no importa, porque es lejano para la ciudad. [...] Hay que creer, hay que unirse y apoyarnos entre todos. En la lucha diaria, en la voz diaria, en el divulgar, en reconocer, en construir elementos simbólicos como una luz hace parte del proceso de, no solo perdonar o sanar, sino también de empezar a hablar y trabajar. No sé si esto va a cambiar, pero hay que empezar y unir fuerzas, es un inicio siempre.

    Juan Manuel Amaya, 48 años
    Estoy aquí haciendo acto de presencia. Me da rabia la indiferencia del Estado, la indiferencia de mucha gente. Yo creo que con voluntad se puede hacer mucho y es la voluntad la que no se ha visto. Es el silencio por parte de los candidatos a congreso, a la presidencia. [...] O realmente hay una voluntad de cambiar la cultura política del país en todas partes o es a medias, y a medias no ha funcionado. Hay muchas causas, hay muchos actores, pero lo que no puede haber es esta falta de interés por parte del Estado y por parte de la ciudadanía. Espero que este tipo de reuniones ayuden a movilizar a la gente. Hay que exigirle a los políticos que quieren nuestro voto que se manifiesten al respecto.

    Carlos Santos, 31 años
    Todos los días, desde que se levantan hasta que se acuestan, nuestros líderes sobreviven en un ambiente de miedo, de zozobra, de discriminación, en un país que no permite la diversidad cultural como lo establece la constitución y se lo pierden porque en la diversidad hay tantas riquezas. [...] Debemos seguir visibilizando estas pequeñas acciones que estamos haciendo. Tenemos que quitarnos la venda de los ojos, que viaje a todos los lugares, unirnos desde las casas, que se movilicen, que se pellizquen, que hagan algo.

    Amanda Hurtado, 28 años
    Nos reúne, dirían en lengua palenquera un lumbalú, un dolor colectivo de ver cómo hay un exterminio sistemático a las personas y a los procesos que han venido defendiendo. Sobre todo el derecho a la vida y el ejercicio del ser dentro de los territorios ancestrales o los territorios que desde hace décadas son ocupados por campesinos. Uno siente una complicidad institucional donde pareciera que los muertos no dicen nada. Lo que justamente revelan es un exterminio sistemático, pero con cierta población, poblaciones que están ubicados de forma estratégica en el territorio. El asesinato de Temístocles lo demuestra. Los territorios ganados al mar hoy están siendo un problema para la ampliación del puerto de Buenaventura.

    Para las comunidades negras el asesinato de líderes significa “romperlos” y generar miedo y dolor. Al romperlos se rompe la estructura organizativa y comunitaria y por ende se desmorona la comunidad. Sin embargo, al haber tantos muertos yo creo que esto va a generar una respuesta colectiva más fuerte porque ya nos han robado hasta el miedo, y como ya nos robaron hasta el miedo creo que la comunidad de Buenaventura podrá seguir en la defensa y lucha de sus territorios ganados.


    Publicado en Noticias CNMH

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