Bojayá busca consolidar un lugar de memoria para los renacientes

Autor

CNMH

Foto

Habitantes de Bellavista durante una peregrinación, en el marco de la conmemoración de los 21 años de la masacre del 2 de mayo de 2002

Publicado

14 mayo 2023

Bojayá busca consolidar un lugar de memoria para los renacientes

En 2007,  los pobladores y  pobladoras de Bellavista —cabecera municipal de Bojayá (Chocó)— se trasladaron al “nuevo Bellavista”, un pueblo ubicado a dos kilómetros del asentamiento original que se construyó como una medida de reparación a los sobrevivientes del conflicto armado, quienes, cinco años atrás, habían vivido uno de los episodios más dolorosos de su historia: la masacre del 2 de mayo de 2002, en la que 79 personas murieron y decenas resultaron heridas como consecuencia de la explosión de un cilindro bomba que la guerrilla de las FARC-EP lanzó a la parroquia del pueblo durante una confrontación con los paramilitares.

“Nos trasladamos al nuevo Bellavista por varias razones”, cuenta José Valencia, líder del Comité de Víctimas de Bojayá. “Teníamos el problema de las constantes inundaciones con las crecidas del río Atrato, pero también, y sobre todo, la necesidad psicológica de salir del lugar donde tantas cosas nos pasaron y nos dolieron”, comenta.

No fue una mudanza fácil. Irse del lugar donde habían construido sus vidas, vivido sus historias, echado sus raíces y sembrado a sus muertos les causó una gran tristeza, pero trasladarse, para muchos, también suponía la posibilidad de un nuevo comienzo y de seguir transitando el camino del duelo y la recomposición social que la comunidad ha sabido caminar con valentía, organización y sentido ancestral de la resistencia.

“En ese proceso de reubicación siempre tuvimos claro que el viejo Bellavista no debía desaparecer y que no dejaríamos caer las ruinas que son símbolo de nuestra historia. Por eso, tomamos la decisión de que el antiguo pueblo sería nuestro lugar de memoria”, dice José.

El pasado 2 de mayo de 2023, decenas de personas asistieron al viejo Bellavista para recordar y honrar la memoria de sus muertos.
El pasado 2 de mayo de 2023, decenas de personas asistieron al viejo Bellavista para recordar y honrar la memoria de sus muertos.

 

La necesidad de habitar y de resignificar las ruinas

A pesar de los esfuerzos de la gente y de sus organizaciones por conservar las ruinas e impedir que se desmoronen, al viejo Bellavista se lo ha ido “comiendo el monte”. Por esto, líderes y lideresas comunitarias resaltan la urgente necesidad de intervenir el lugar de forma apropiada y exigen que, tal como lo dispone la Ley 2087 de 2021, el Estado colombiano, a través de sus instituciones, se comprometa con la consolidación del espacio que la comunidad llama “lugar de consciencia”.

José cuenta que la comunidad y sus líderes han tenido la oportunidad de conocer diferentes lugares de memoria en el país: “Encontramos que son sitios o edificios que se adaptan para conservar objetos, recuerdos, fotos y mensajes muy sentidos de lo que les ha ocurrido a las comunidades”, y agrega que en el caso de Bojayá hay una particularidad, pues “el sitio donde se pretende consolidar el lugar de la memoria es donde ocurrieron los hechos violentos”.

Esta es una parte de las ruinas de la escuela del viejo Bellavista
Esta es una parte de las ruinas de la escuela del viejo Bellavista

“Allí, en las ruinas de la escuela, de la cancha, del Palacio Municipal, de la Caja Agraria y, especialmente, en las de la parroquia, están las almas de nuestros familiares. En el piso de la iglesia, que es intocable e inmodificable, está la sangre de nuestros seres queridos. Por eso, tenemos una conexión tan fuerte con este lugar, que contiene nuestras memorias, pero también nuestros sentimientos y el espíritu de quienes la guerra nos quitó”, comenta José Valencia.

Integrantes del Comité por los Derechos de las Víctimas expresan que la comunidad de Bellavista quiere habitar estos espacios: visitarlos, cuidarlos, llenarlos de vida y nuevos sentidos. Pero para hacerlo, señala José, “es necesario conectar el antiguo pueblo con el nuevo”.

Actualmente la comunidad solo puede ir al viejo Bellavista por vía fluvial, lo que dificulta que lo visiten con frecuencia
Actualmente la comunidad solo puede ir al viejo Bellavista por vía fluvial, lo que dificulta que lo visiten con frecuencia

 

Un sendero para comunicar al nuevo y al viejo Bellavista

Aunque ambos lugares están cerca, actualmente, la comunidad solo puede pasar del nuevo al viejo Bellavista por vía fluvial, situación que, tal y como señalan algunos líderes comunitarios, ha dificultado el contacto y la interacción de la comunidad con el  antiguo asentamiento. En ese sentido, la comunidad propone que, como parte del lugar de memoria y consciencia, se construya un sendero que vincule a ambos pueblos.

“Este sendero no va a ser solo un camino que conecta dos lugares, sino que tendrá una línea de tiempo con nuestra historia, de tal forma que quien lo camine también irá transitando por nuestros relatos y visualizando los hechos más relevantes”, cuenta José, y explica que la comunidad espera que este camino también sea un lugar para “interactuar con la naturaleza, con la diversidad de aves de la región y con la selva, que también ha sido testigo del conflicto armado”.

De hecho, el Comité de Víctimas planea construir un vivero de plantas nativas para sembrar en el trayecto y en el caserío. “Lo que queremos proponerle al país es un ejercicio de memoria que salvaguarda la vida y que interactúa conscientemente con la naturaleza, especialmente con el río Atrato, que es nuestra columna vertebral”, anota José.

El río Atrato es concebido como la columna vertebral de la comunidad de Bojayá y de sus memorias
El río Atrato es concebido como la columna vertebral de la comunidad de Bojayá y de sus memorias

 

Paisajes de la memoria conectados con las selvas chocoanas

A diferencia de un museo, donde hay salas y recintos de exposición, el lugar de consciencia de Bojayá, estará constituido, según el Comité por los Derechos de las Víctimas, por “paisajes de la memoria”, en los que lugares como el mausoleo -donde hoy reposan los cuerpos de las víctimas-, el sitio donde inhumaron por primera vez a sus seres queridos asesinados y las ruinas del viejo pueblo conversan con los paisajes sonoros, visuales y sensitivos de las selvas chocoanas y sus aguas.

Esos paisajes, comenta José, contendrán unas narrativas artísticas a través de las cuales se tratará de relatar cómo fue la vida de la comunidad antes y durante el conflicto, y cómo se proyecta que será a futuro. “Hablaremos del dolor de la guerra, pero no nos quedaremos allí: en nuestro relato de memoria nos referiremos a nuestras formas de vida pacíficas, a los saberes tradicionales y a nuestra tradición de resistencia. Será, también, la memoria de la fuerza, la espiritualidad, la fraternidad y el amor de nuestro pueblo por el territorio”, dice el líder comunitario.

El sitio de consciencia recogerá las memorias ancestrales del pueblo bojayaseño.
El sitio de consciencia recogerá las memorias ancestrales del pueblo bojayaseño.

 

Un lugar para fomentar la cultura de paz

Este será un lugar de memoria para “la formación en la no violencia y en una cultura de paz”. Además, será un sitio en el que se recogerán y se narrarán las memorias ancestrales de la comunidad. Los relatos de este sitio no se limitarán a lo ocurrido en el marco de la masacre del 2002, o del devenir de la guerra en los últimos 30 años. De lo que se trata, explican los líderes del Comité, “es de darle valor y espacio al resto de nuestras memorias, que son ancestrales y, por tanto, anteceden y transcienden hechos como el de la masacre”.

Por último, líderes y lideresas del Comité por los Derechos de las Víctimas dicen que el lugar de consciencia de Bojayá será un espacio especialmente construido y dedicado a los y las renacientes del Chocó, de Colombia y del mundo, es decir, a los niños, niñas y adolescentes.

“La paz nace con nosotros, nace en estos territorios ancestrales y nace con los renacientes. Hoy, cuando conmemoramos 21 años de la masacre de Bojayá, no conmemoramos automáticamente el dolor. Lo que queremos es darle vuelta a la página, sanar esas heridas, y esas heridas las queremos transformar con proyectos de vida que nos permitan seguir cambiando esta realidad y construir páginas de alegría, de versos y poesía”, concluye Yuber Palacios, integrante del Comité por los Derechos de las víctimas de Bojayá.

Jóvenes de Bojayá presentan una obra de teatro durante la conmemoración de los 21 años de la masacre ocurrida el 2 de mayo de 2002.
Jóvenes de Bojayá presentan una obra de teatro durante la conmemoración de los 21 años de la masacre ocurrida el 2 de mayo de 2002.
Volver arriba