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Autor

Camilo Ara

Fotografía

Camilo Ara

Publicado

19 Dic 2016

Catatumbo trasciende de la guerra

El Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) trabaja en un informe, que saldrá en 2018, el cual contará historias de guerra, resistencia y reconstrucción de vida de los habitantes de Catatumbo en Norte de Santander.


Esta región que se caracteriza por ser frontera con Venezuela, por el tesón y valentía de su población (la mayoría de ella campesina), por la presencia del pueblo indígena Barí y por la biodiversidad, es, en contraste, un territorio que ha sido escenario de numerosos conflictos.

Desde hace varias décadas el Catatumbo ha sufrido el accionar militar de las guerrillas, los grupos paramilitares y de la fuerza pública, todos ellos cometiendo desmanes contra la población civil. Esto ha hecho que las comunidades allí asentadas hayan sufrido fuertes daños individuales y colectivos, a lo que se suma el narcotráfico, un problema que ha venido creciendo en la región, atizado por el conflicto armado.

A la ya difícil realidad se suma que: “Esta región ha sido estigmatizada pues es presentada por los medios de comunicación como una zona roja, guerrillera y con amplios cultivos de coca, pero quienes hablan así no mencionan que allí también hay una débil presencia del Estado, que hay un acceso precario a la salud, que no hay vías en buen estado y que tampoco hay inversión”, expresó María Fernanda Pérez, coordinadora de la investigación Catatumbo, Memorias de Vida y Dignidad que es desarrollada por el Centro Nacional de Memoria Histórica en la región.

Este proyecto, según María Fernanda, cuenta con cuatro estrategias. En primer lugar, se encuentra la investigación con la que se pretende reconstruir memorias diversas sobre la región en su conjunto. Se busca recoger voces de las víctimas sobre hechos significativos que ha dejado la violencia en El Catatumbo, pero también sobre cuáles han sido las formas de resistencia y organización por las que las comunidades han optado para hacer frente al conflicto y a las condiciones adversas. En segundo lugar, se han abierto espacios para diálogos públicos con diferentes sectores sociales que se han centrado en la discusión del contexto actual. En ellos, y a través de una convocatoria a docentes, jóvenes y campesinos se ha buscado conocer cuál es su percepción sobre la paz y sus propuestas para construirla en la región. En tercer lugar el proyecto también está realizando una estrategia de construcción de memoria con el pueblo indígena Barí, particularmente centrado en la ubicación de sus bohíos ancestrales y en el reconocimiento de su territorio ancestral.

Finalmente, en cuarto lugar hay un proceso de formación en comunicaciones dirigido a jóvenes de la región, con el cual se busca que sean ellos mismos quienes muestren con sus enfoques y énfasis las dificultades y propuestas del territorio en la actualidad. En este escenario los jóvenes han venido aprendiendo sobre memoria histórica, y sobre técnicas para la difusión de mensajes a partir de la radio y la fotografía.

El trabajo de radio es adelantado por Daniel Valencia Yepes y Diana Marce Cucalón Herrera, periodistas del grupo de comunicaciones del CNMH, y permite crear un proceso de reflexión y resistencia pacífica que se muestra en la acción creativa de recolectar las voces locales y regionales en donde se describen múltiples realidades que ha vivido esta comunidad. “Esta investigación tiene un componente académico, pero lo que queremos es abrir el panorama a otros públicos para que se interesen en su región. La diversidad de jóvenes que se encuentran en El Catatumbo permite que, a través de un proceso de formación en radio y fotografía, los campesinos, jóvenes de cabeceras municipales y de comunidades indígenas cuenten sus vivencias. La idea es dejar una capacidad en ellos mismos para que puedan comunicar y crear historias del territorio”, dice Daniel Valencia Yepes. 

Uno de los participantes de los talleres de radio y fotografía, Fabricio Sánchez Rodríguez, mencionó lo que para él significa El Catatumbo y su región, expresando que “todos los colombianos compartimos el mismo territorio. Algunos vivimos en regiones en donde han pasado el ELN, FARC y EPL y por ello nos catalogan como territorios de conflicto.  Yo vivo en Tibú y hago pedagogía de paz porque Catatumbo quiere trascender de la guerra a la construcción de paz”. 

El proyecto Catatumbo, Memorias de Vida y Dignidad no contienen ideas vengadoras o de odio; por el contrario busca visibilizar las voces de las víctimas quienes piden reconocimiento de lo que ha sucedido para así poder contribuir a la dignificación de los catatumberos, a la verdad, a la no repetición y a la visibilización de sus propuestas en pro de la paz.

Este proceso de memoria histórica se realiza gracias al esfuerzo conjunto del Centro Nacional de Memoria Histórica, la pastoral de víctimas de la Diócesis de Tibú, y gracias al apoyo de la OEA y la GIZ. 


Publicado en Noticias CNMH

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