Ponencia de Darío Acevedo, director del Centro Nacional de Memoria Histórica, en la ‘Cumbre Huellas para el futuro: Rastreando nuestro camino’, del Instituto Australiano de Estudios sobre Pueblos Aborígenes e Isleños del Estrecho de Torres.
Colombia, desde 1991, reconoció en su Constitución Política el carácter pluriétnico y multicultural de la nación, así como las obligaciones del Estado en materia de protección, respeto y garantía de sus derechos. En este mismo año se acoge el Convenio 169 de la OIT, ratificado mediante la ley 21 de 1991, dando así un paso más en el reconocimiento y protección de los derechos fundamentales de los grupos étnicos.
Como medidas complementarias a la constitución política, ha sido necesaria la aprobación de diversos mecanismos jurídicos y legales en el contexto de la protección de las víctimas del conflicto armado de los diferentes grupos étnicos en el país.
En el 2009, la Corte Constitucional, a través de los Autos de seguimiento 004: Pueblos indígenas, y 005: Comunidades afro, en cumplimiento de la sentencia T025 del 2004, hace un llamado al Estado en el marco de la protección de los derechos fundamentales individuales y colectivos de las poblaciones étnicas afectadas a causa del conflicto armado interno y en situación de desplazamiento forzado, y prioriza las comunidades que están en riesgo de exterminio físico y cultural.
En el Auto 004, la Corte, después de un ejercicio de investigación, diagnóstico y recopilación de testimonios, identifica un listado inicial de 34 pueblos indígenas en riesgo, e instó al Estado a responder a los planes y programas identificados en los planes de salvaguarda étnica formulados por los mismos pueblos, así como en el Programa de Garantía de los derechos de los pueblos indígenas. Posteriormente en los autos 382/10, 174/10, 173/12 hace llamados puntuales para implementar medidas cautelares urgentes a favor los pueblos Hitnú, Awá, y Jiw y Nukak respectivamente.
En el Auto de seguimiento 005 se evidencian las violaciones a los derechos fundamentales de las poblaciones afrocolombianas y se priorizan las regiones, territorios y los consejos comunitarios de las comunidades afrocolombianas que han sido víctimas del conflicto armado, de situaciones de desplazamiento. La Corte ordenó al Estado la implementación de planes específicos de protección y atención, la elaboración de un plan de caracterización de los territorios colectivos y ancestrales habitados por las poblaciones priorizadas, el diseño y activación de la ruta étnica de protección de tierras, la implementación de una estrategia efectiva para la atención de poblaciones confinadas y, por último, el diseño e implementación del plan integral de prevención protección y atención para las poblaciones de comunidades negras, afrocolombianas, raizales y palenqueras.
En concordancia con la ley de víctimas 1448 de 2011, se estableció el objeto, funciones, alcance y competencias del Centro Nacional de Memoria Histórica, orientado al esclarecimiento de la verdad y la construcción de las memorias históricas plurales en el país, a partir de procesos pedagógicos, actividades de museo y de investigación implementadas con diferentes sectores de la sociedad.
A partir del reconocimiento de la necesidad del enfoque diferencial en las medidas legislativas, derivada de la ley de víctimas, se concertan y aprueban los decretos ley para víctimas de los pueblos y comunidades indígenas (4633/11); de comunidades negras, afrocolombianas, raizales y palenqueras (4635/11) y víctimas del pueblo Rrom (4634/11). Medidas que se basan en la garantía de los derechos colectivos de la autonomía, pluralismo étnico y cultural, a la pervivencia física y cultural, así como el derecho a la verdad, a la reparación histórica y simbólica a través de la construcción de memorias individuales y colectivas desde las voces y sentires propios de las comunidades étnicas.
Los decretos mencionados se fundamentan en tres principios: el reconocimiento del territorio como víctima del conflicto armado, dado el relacionamiento, representación, significado y la importancia del territorio para los pueblos indígenas y las comunidades negras, afrocolombianas, raizales y palenqueras; los conflictos de larga duración y los factores subyacentes al conflicto armado.
Desde el Enfoque Étnico, el Centro Nacional de Memoria Histórica ha acompañado desde su creación, procesos e iniciativas propuestas planteadas desde y por la autonomía de los pueblos indígenas y comunidades negras, afrocolombianas, raizales y palenqueras, en el contexto de construcción y transmisión de memorias colectivas. Registrados en documentales, publicaciones, cartillas, audios, materiales en los que los protagonistas han sido las voces de las víctimas. Materiales que han sido posteriormente socializados y entregados a las comunidades que se acompañó.
Como parte del relacionamiento con los pueblos indígenas y las comunidades negras, afrocolombianas, raizales y palenqueras, y del diálogo intercultural, el CNMH participa en los dos espacios de concertación de nivel nacional (con cada grupo étnico), con el fin de acordar y definir conjuntamente las metas a cumplir cada año, en relación a lo establecido en los Planes Nacionales de Desarrollo.
Construcción de la memoria histórica
En el contexto del conflicto armado interno, los procesos de recuperación y construcción de memorias históricas y preservación del olvido de la memoria colectiva, en un país diverso étnica y culturalmente, representa un reto, demanda y exige escuchar las voces, los relatos, los testimonios, las verdades de las víctimas desde sus territorios. Conocer y re-conocer la multiplicidad de pensamientos y saberes colectivos de las mismas comunidades.
Así como entender desde la interculturalidad que hay diversidad de pensamientos, identidades, de cosmologías, de planes de vida, de leyes de origen entre los mismos pueblos indígenas, así como la diversidad al interior de las comunidades negras, afrocolombianas, raizales y palenqueras donde los procesos organizativos, sociales, culturales y territoriales son múltiples.
Estos procesos han aportado directamente a la reconstrucción y fortalecimiento del tejido social de las comunidades a sus procesos propios desde lo organizativo, político, cultural y a sus procesos de reparación-sanación simbólica colectiva. El principio del territorio como víctima plantea retos adicionales en las lecturas diferenciales del conflicto y los impactos en las comunidades.
Las iniciativas de memoria se han enfocado en garantizar y facilitar las condiciones necesarias para el acompañamiento técnico de ejercicios colectivos y autónomos de las comunidades que buscan reconstruir y representar sus memorias desde diferentes identidades y territorios, desde investigaciones locales, lenguajes, pedagogías, formas y expresiones propias. Con el acompañamiento de equipos interdisciplinarios e interculturales, se ha buscado fortalecer, difundir y visibilizar las iniciativas propias de memorias como aportes territoriales de construcción de paz y el derecho a la verdad. Las iniciativas de memoria se han clasificado en investigaciones, identificación y resignificación de lugares de memoria, ejercicios pedagógicos, prácticas ancestrales y exposiciones, entre otros.
Se han podido identificar y acompañar iniciativas y procesos de pueblos indígenas de diferentes territorios y ecosistemas: Awá, Kamëntsá, Nasa, Wiwa, Wayuu, Embera, Chimila entre otros, procesos interculturales con mujeres indígenas, afrocolombianas y campesinas así cómo procesos con consejos comunitarios de comunidades negras- Cocomacia en el pacífico colombiano.
Desde el Proyecto Memorias Étnicas, se plantearon bases conceptuales y metodológicas iniciales, para adelantar el trabajo con grupos étnicos. Recoge los procesos y experiencias en memoria histórica con comunidades étnicas, así como incluye las experiencias que se acompañaron a partir de un diseño metodológico y temático diseñado desde las comunidades. Estos materiales contienen la pluralidad de voces, lenguajes de las víctimas y las múltiples posibilidades de abordar, entender, representar, autorepresentar y tejer la construcción de memoria teniendo como punto de partida la cosmología, la ley de origen, el conocimiento tradicional y las identidades de cada uno de los pueblos y comunidades.
Todas las experiencias incluidas en Memorias Étnicas se acompañaron con la participación directa de las autoridades y comunidades de organizaciones indígenas de nivel local y con Consejos Comunitarios en el caso de las comunidades negras, afrocolombianas, raizales y palenqueras. Algunos de los pueblos indígenas que trabajaron en la construcción de sus memorias étnicas fueron: Awá, Wiwa , Arhuaco, Bari, Sikuani, Nasa, Uitoto, Muinane, Bora, Ocaina y Kankuamo, y los consejos comunitarios de Aracataca, Consejo Comunitario Mayor de la Asociación Campesina Integral del Atrato – Comité por los Derechos de las Víctimas de Bojayá, Consejo Comunitario B20 (Barú), Proceso de Comunidades Negras -PCN.
Como parte del camino recorrido conjuntamente con los diferentes pueblos indígenas y comunidades negras, afrocolombianas, raizales y palenqueras, los procesos de construcción de memoria histórica desde los territorios son únicos, reflejan las identidades que hacen parte de un país diverso étnica y culturalmente. Desde el 2014 se han acompañado 60 procesos.
Los retos de recuperar, construir, y re-construir memorias históricas, teniendo como telón de fondo la presencia y amenazas generadas por el conflicto armado y sus factores subyacentes, requiere establecer y tejer desde la interculturalidad diálogos de intercambio de conocimiento y saberes con los grupos étnicos.
Lograr que las voces, relatos, memorias, sentires, miradas, testimonios de las víctimas sean escuchados, conocidos, re-conocidos como parte indispensable de los procesos de reparación y sanación desde lo simbólico y no repetición, así como garantizar los mecanismos y herramientas de visibilización, acercamiento, preservación de estas historias relatadas desde los territorios son, en últimas, parte de los objetivos y misión del CNMH.