Entre el 3 y el 6 de septiembre de 1929, Jorge Eliécer Gaitán protagonizó, en el Congreso de la República, uno de los debates más decisivos para la comprensión de la violencia laboral y política en Colombia: «Cuatro días de verdad». Su intervención fue una denuncia profunda y documentada sobre la masacre perpetrada contra los trabajadores bananeros en el Magdalena y sobre la relación entre el poder estatal, la fuerza pública y la United Fruit Company.
Gaitán describió la Zona Bananera como una «Nicaragua colombiana», donde la división no era partidista sino ética: «Unos se venden y otros no». Con esta afirmación introdujo el corazón del problema: la subordinación del Estado colombiano a los intereses económicos transnacionales.
Complicidad, abusos y violencia en la Zona Bananera
El debate reveló prácticas sistemáticas que vulneraron los derechos de los trabajadores y distorsionaron por completo el papel constitucional del Ejército. Gaitán documentó:
Estas acciones, calificadas por Gaitán como un «crimen sin nombre», expusieron la degradación institucional y la violencia ejercida en defensa de intereses privados.
El trasfondo político y económico del crimen
La denuncia no se limitó a la violencia. Gaitán mostró cómo el Estado utilizó el aparato militar para resolver un conflicto laboral en beneficio de la compañía estadounidense. Entre las pruebas presentadas se incluyó un telegrama enviado por el exministro Ignacio Rengifo directamente al gerente de la United Fruit Co., solicitándole un informe «imparcial» antes de declarar el estado de sitio. Para Gaitán, este gesto sintetizaba la relación de poder: «La metralla homicida para los hijos de la patria, la rodilla temblorosa ante el oro americano».
También cuestionó la legalidad de los tribunales verbales de guerra, cuya actuación se basó en testimonios cohechados o dictados bajo amenaza por oficiales del Ejército. El resultado final de todo el proceso —señaló— fue la firma de una escritura pública que fijaba salarios más bajos que los existentes antes de la huelga, asegurando la «esclavitud económica del Magdalena».
Un llamado histórico a la justicia
Gaitán concluyó su intervención advirtiendo que, si el parlamento no impartía justicia plena, cargaría con la responsabilidad histórica de nuevas tragedias. Denunció que lo ocurrido constituía «la página más bochornosa» del país y confió en que el pueblo sabría despertar ante la injusticia: «Para ese día, ¡oh bellacos!, será el crujir de dientes».
Comparar la justicia aplicada en la Zona Bananera con la ley —afirmó— era como intentar encajar una llave cuadrada en una cerradura redonda: la forma fue violentada, el proceso ignorado y el resultado sirvió para abrir la caja fuerte del poder, no la puerta de la equidad.