Autor

CNMH

Publicado

9 de junio 2024

Día del Estudiante Caído: 70 años de violencia policial contra el movimiento estudiantil

La tragedia de la violencia se repite. El 8 de junio de 1954 —hoy hace 70 años— las paredes de la Universidad Nacional se llenaron con recordatorios del asesinato del estudiante Gonzalo Bravo Pérez, quien falleció a causa de un disparo de la Policía en la represión de las protestas del 7 de junio de 1929. Ese día, en el marco de su conmemoración y 25 años después, nuevamente la violencia policial acabó con la vida de otro estudiante: Uriel Gutiérrez Restrepo.

El Día del Estudiante Caído fue el nombre que el movimiento estudiantil le dio a la conmemoración del asesinato de Bravo Pérez; estudiantes, docentes y personas trabajadoras se reunieron en el Cementerio Central, donde 25 años antes fue la despedida de aquel joven de Ipiales que no vivió lo suficiente para ser abogado. En el campus universitario ya era tradición en esa fecha un reinado, que premiaba a la representante de la facultad que más recursos recogiera, y un campeonato de fútbol entre las colonias de la comunidad académica.

 

Pero aquel año regía una vigilancia especial del orden público, a días de cumplirse el primer aniversario de la dictadura del general Gustavo Rojas Pinilla, cuando el Gobierno temía una presunta conspiración comunista. Uniformados de la Policía irrumpieron en la universidad y su presencia fue rechazada por el estudiantado.

«Pedimos que se salieran todos los policías de la universidad. Se arrojó piedra contra los agentes y estos se retiraron más allá de las cercas. Varias veces trataron de penetrar nuevamente, pero los rechazaron los estudiantes a piedra. Durante esas escaramuzas resultaron heridos como tres o cuatro personas», contó en las páginas de El Espectador Víctor Daniel Bonilla, amigo de Uriel Gutiérrez.

«A eso de las tres y media llegó un bus lleno de policías, calculo entre 50 y 60. Venía de la calle 45. El bus fue apedreado. Se bajaron varios oficiales, los primeros que llegaban, pues antes estaban a órdenes de suboficiales. La Policía disparó. Yo me tendí. Había visto unos momentos antes a Uriel Gutiérrez muy acalorado gritando junto al bus que llegó lleno de policía. Uriel Gutiérrez estaba junto a mí. De pronto comenzaron a disparar. Corrimos. Yo me tendí. Me escondí debajo de unos pinos. Iba adelante de Uriel. Al volver la cabeza lo vi caer. Creí que se había tendido. Estaba muerto. Con la cabeza destrozada de un disparo», termina por contar en El Espectador.

Uriel Gutiérrez, de Aránzazu (Caldas), tenía 24 años, estaba en el cuarto año de Medicina y en el segundo de Filosofía en el momento de su asesinato. Su nombre se menciona en el libro Hacer la guerra y matar la política. Líderes asesinados en Norte de Santander, del Centro Nacional de Memoria Histórica. La alusión se da —porque la tragedia de la violencia se repite— en medio del relato de la vida de Jorge Cristo Sahium, médico asesinado en 1997 por miembros de la guerrilla del ELN.

El 9 de junio, masivas movilizaciones se dieron para rechazar la muerte de Gutiérrez; estudiantes de diferentes universidades se tomaron la calle 13 con carrera 7. En ese punto fueron obligados a detenerse por un destacamento militar adscrito al Batallón Colombia. Ante ello, las y los estudiantes se sentaron sobre la calle, pero rápidamente un disparo rompió la formalidad del acto y ocasionó una estampida que se acompañó de nuevas descargas de fusil sobre la masa estudiantil; allí, nuevamente, la violencia policial dejó un saldo de 11 estudiantes fallecidos y 50 heridos. 

 

El 8 y 9 de junio se convirtió en un nuevo lugar de memoria para la comunidad estudiantil. A partir de 1954, el 8 de junio ya no se conmemoraría más el Día del Estudiante, sino el Día del Estudiante Caído, lo que inauguró una nueva tradición que aún se manifiesta en los ambientes universitarios del país.

El Centro Nacional de Memoria Histórica se suma a esta conmemoración; reconocemos las violencias ocasionadas en el marco del conflicto armado en contra del movimiento estudiantil y resaltamos sus acciones encaminadas a la generación de escenarios de diálogo y construcción colectiva encaminado hacia la construcción de paz y la no violencia. 

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