Desde el Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH), en articulación con la Mesa Municipal de Víctimas y la Alcaldía de Sardinata, participamos en dos espacios que fortalecen el camino hacia la verdad, la memoria y el respeto por quienes han vivido los efectos del conflicto armado.
La jornada comenzó con un homenaje en el que se entregó e instaló una placa conmemorativa en la Gruta de la Virgen, ubicada a la entrada del municipio. Este acto simbólico rindió tributo a las víctimas y se presentó como una invitación a la reflexión colectiva y a la construcción de un futuro donde la vida y la dignidad sean prioridad.
Durante el evento, se resaltó la importancia de seguir avanzando en el reconocimiento de los derechos de las víctimas, la justicia y las garantías de no repetición. «Desde la administración municipal reconocemos el valor de la memoria como un derecho y un instrumento de transformación. No puede haber paz verdadera sin memoria, ni reconciliación sin verdad», expresó la alcaldesa Diomara Montañez.
Por su parte, Nicasio Balaguera, coordinador de la Mesa Municipal de Víctimas, señaló: «Este acto es muy importante para nosotros porque nos permite recordar el sufrimiento vivido. Esta placa representa la dignificación de nuestras voces y el anhelo de una paz duradera para nuestros territorios».
Así mismo, desde la Dimensión territorial de Museos, enlace Nororiente, se desarrolló una jornada de caracterización y acompañamiento técnico. El objetivo fue reconocer y fortalecer los lugares de memoria en el municipio, esos espacios que conservan las huellas del conflicto y que son clave para mantener viva la historia del territorio. Más allá de recordar lo que ocurrió, estos sitios ayudan a construir una verdad compartida y a trabajar por un futuro donde la violencia no se repita.
Finalmente, estas acciones reafirman el compromiso de Sardinata con la memoria y con las víctimas. Hablar de lo que pasó, reconocer el dolor y rendir homenaje es una forma de seguir adelante, de no olvidar y de sembrar un futuro más justo para todas y todos. La memoria no se queda en el pasado: sigue viva en cada gesto, en cada espacio recuperado y en cada voz que se atreve a contar su historia.