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CNMH Conversatorio en la FILBo 2024: El Centro Nacional de Memoria Histórica escucha las memorias vivas del territorio

Publicado

19 de abril 2024

El CNMH leyó el mensaje de la naturaleza durante la FILBo 2024

  • En un conversatorio, moderado por la Fundación Último Bosque, se reflexionó sobre lo ocurrido en el oriente del Tolima, uno de los epicentros geográficos del conflicto armado en nuestro país.
  • Actualmente, este lugar hace parte de un proceso de litigio estratégico ante la Corte Suprema de Justicia y la JEP, con el que se pretende que sea reconocido como sujeto de derechos, entendiendo esto como una medida de reparación ante los efectos del conflicto armado sobre la naturaleza y las comunidades

Según la Fundación Último Bosque, una de las consecuencias directas del conflicto armado en Colombia es que 1.7 millones de hectáreas de bosque han desaparecido en los últimos años. Esta organización, junto con el Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH), lideró un interesante conversatorio en el marco de la Feria Internacional del Libro (FILBo) 2024, con el fin de analizar y reflexionar sobre la afectación de la guerra en los ecosistemas, particularmente el del bosque del oriente del Tolima.

William Leyton, representante legal de la Fundación Último Bosque, indicó que en esta zona se encuentra uno de los páramos más grandes que tiene Colombia, el cual constituye la fuente de producción de agua más grande de Latinoamérica. Además, agregó que estos bosques, que han logrado sobrevivir la guerra, contienen la historia maravillosa de la interconexión que ha existido entre las comunidades indígenas de esta parte del Tolima y la región Amazónica.  

Esta región comprende desde el oriente del departamento del Tolima hasta la Amazonía e incluye cuatro parques nacionales naturales: Sumapaz, Cordillera de los Picachos, Tinigua y La Macarena, así como el parque regional Bosque Galilea. Según explica Leyton, todos estos parques están conectados y comparten una misma historia, no solamente por la migración de las personas, sino de cientos de especies animales, entre ellas las guacamayas azules o los jaguares, los cuales, en medio del conflicto y la afectación que este causa, no entienden de límites administrativos ni políticos, porque para la naturaleza no hay frontera.

 
 
 
 
 
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Por otra parte, durante el conversatorio, William relató la historia de una de las víctimas, quien —en medio de una confrontación armada— corrió y se escondió en las raíces de uno de los árboles y permaneció allí hasta que se sintió segura de salir. Aseguró que, entonces, fue el bosque quien la protegió y que eso hace parte también de la recuperación de la memoria. «Este es un bosque sobreviviente del conflicto armado, con un grito de protección desesperado por llevar un mensaje y las historias de la relación entre las víctimas humanas y los bosques», expresó.

Ahora bien, el conflicto no solo cambió vidas, sino la relación de los pobladores con la naturaleza. En su recorrido por este inmenso bosque, William escuchó el testimonio de decenas de campesinos e indígenas que le contaron cómo en esta región del bosque del Tolima, afectada por la violencia, hubo cambios en las prácticas del cultivo del café y del plátano. «No pudieron continuar haciéndolo de la forma más tradicional y ancestral, y, si bien las comunidades sintieron dolor en hacerlo de forma diferente, entendieron que era la única manera que tenían para garantizar su sostenibilidad y supervivencia en este ecosistema», explicó.

Precisamente, durante este diálogo, Luis Pintor, del Museo de la Memoria de Colombia del CNMH, sostuvo que la entidad tiene la responsabilidad de reconocer la importancia de la biodiversidad y del cambio cultural, con el fin de mantener viva la memoria y ser más reflexivos frente a la importancia de los ecosistemas.

Por su parte, María Lucía Luna, de la Dirección de Construcción de la Memoria del CNMH, señaló que todos debemos comprender qué es la naturaleza para las comunidades, para saber cómo actuar y contribuir desde su visión espiritual.

 

Finalmente, Laura Escobar, de la Dirección de Acuerdos de la Verdad del CNMH, puntualizó lo siguiente: «Estamos haciendo una apuesta por la memoria histórica ambiental. Tenemos retos y son: saber cómo construimos memoria desde la naturaleza y el territorio, y cómo podemos recoger esos testimonios de vida de las comunidades».

Al término del conversatorio, todos los funcionarios del Centro Nacional de Memoria Histórica reiteraron a los más de 90 asistentes el compromiso que tiene la Entidad con el país y con la sociedad de escuchar «Todas las memorias todas» del territorio. Eso incluye las voces de quienes, en los lugares más distantes, trabajan con amor y dedicación por la protección de la naturaleza e intentan que esta no sea también víctima del conflicto.

 

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