El Centro Nacional de Memoria Histórica pide respeto por la vida del líder Jaime Alonso Gallego Gómez y el esclarecimiento inmediato de su desaparición

 

 

El Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) se une a la preocupación y solidaridad expresada por diversas organizaciones sociales y de derechos humanos ante la desaparición del líder social, minero y defensor de derechos humanos Jaime Alonso Gallego Gómez, más conocido como “Mongo”, ocurrida el 3 de marzo de 2025 en la vía que de Vegachí conduce a Amalfi, Antioquia.

 

Jaime Gallego, integrante de la Asociación Mesa Minera Segovia – Remedios, candidato a la alcaldía de Segovia por el Pacto Histórico e integrante de la Asociación de Víctimas y Sobrevivientes del Nordeste de Antioquia (Asovisna), ha sido una voz fundamental en la defensa de los derechos de los pequeños mineros y de las comunidades del Nordeste antioqueño. Su desaparición, en un contexto marcado por la presencia de grupos armados al margen de la ley, genera una honda preocupación no solo en su familia y compañeros, sino también en la sociedad colombiana en su conjunto.

 

Jaime ha participado de manera activa en varios informes construidos y publicados por el CNMH, entre ellos: ¡Basta ya! Colombia: memorias de guerra y dignidad, y Silenciar la democracia: las masacres de Remedios y Segovia 1982-1997, así como en varios informes de la Dirección de Acuerdos de la Verdad, siendo su aporte más reciente en el libro El carnaval de La Gigantona: ritual, memoria y resistencia del Nordeste antioqueño.

 

El CNMH pide a las autoridades competentes que se lleven a cabo las acciones necesarias para esclarecer de manera inmediata las circunstancias de la desaparición de Jaime Gallego y asegurar el pronto regreso a su hogar y comunidad, así como garantizar la protección de los líderes y lideresas sociales que trabajan por la defensa de los derechos humanos en el territorio.

 

Igualmente, hacemos un llamado a la comunidad internacional, a las organizaciones de derechos humanos y la sociedad civil, en general, a sumarse a este clamor, y a velar por la protección de los líderes y lideresas sociales en Colombia.

 

Reiteramos nuestro compromiso inquebrantable con la defensa de los derechos humanos y la protección de quienes, con valentía y determinación, trabajan por la construcción de un país en paz y con justicia social. La vida y el trabajo de los líderes y lideresas sociales deben ser respetados y protegidos por el Estado y la sociedad en su conjunto.

 

¡La memoria y la vida no pueden ser silenciadas!

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