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Autor

Isabel Valdés

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Isabel Valdés

Publicado

09 Nov 2016

El día en que la censura le metió dos goles al Palacio de Justicia

El miércoles 6 de noviembre de 1985 el Palacio de Justicia, en Bogotá, ardía en llamas. Tras el ataque y toma de la guerrilla del M-19, prosiguieron los bombardeos con rockets del Ejército, los disparos desde tanques de guerra. Un gran número de soldados combatían al grupo insurgente, que respondía de igual manera con el armamento que habían preparado para su objetivo.


En Colombia lo más común es ocultar o exagerar lo horrores de la guerra a través de los medios de comunicación. Por una imposición, en este caso el fútbol le ganó la batalla al holocausto del Palacio. El pueblo expectante en sus televisores, por saber qué pasaba en el recinto de las Altas Cortes, tuvo que ver —por orden de la Ministra de Comunicaciones en esa época, Noemí Sanín— cómo Millonarios le metía dos goles a Unión Magdalena, al mismo tiempo que a menos de 10 kilómetros eran asesinados y calcinados decenas de personas: entre magistrados, abogados, empleados administrativos, soldados y guerrilleros.

Aprovechando la escasa vigilancia del Palacio de Justicia, el 6 de noviembre, entre las 10:30 y las 11:00 de la mañana ingresaron siete guerrilleros armados, vestidos de civil,  pertenecientes al M-19. Según la periodista Julia Navarrete, en entrevista a la Comisión de la Verdad, “el ingreso de los guerrilleros con armas fue posible porque, aunque frente al descubrimiento del plan pusieron detectores de armas, ´uno o dos días antes quitaron las máquinas´, lo que llamó mucho la atención de los periodistas que diariamente asistían al Palacio”. No había seguridad, el ingreso del primer grupo de guerrilleros se dio sin ningún contratiempo.

Después, alrededor de las 11:30 a.m., ingresaron tres carros por el sótano con 28 guerrilleros. De manera que el “Comando Iván Marino Ospina” del M-19, que ingresó al Palacio de Justicia para realizar la denominada “Operación Antonio Nariño por los Derechos del Hombre”, quedó finalmente conformado por 35 guerrilleros (25 hombres y 10 mujeres).

“Nadie podía imaginar que 28 horas después el Palacio de Justicia sería arrasado como resultado de una de las acciones más demenciales que el país ha presenciado, resultado de la violenta incursión armada de la guerrilla y la desproporcionada respuesta del Estado: el uso de armamentos y explosivos de todo tipo, el inexplicable vacío de poder del gobierno, los incendios que destruyeron la edificación y el saldo trágico de cerca de un centenar de personas que perdieron la vida entre civiles, miembros de la fuerza pública y guerrilleros y al menos 11 cuyo paradero aún se desconoce”, dice el Informe de la Comisión de la Verdad del Palacio de Justicia de 2010.

El 20 de octubre de 2015 la Fiscalía General y Medicina legal dieron a conocer que los restos de Cristina del Pilar Guarín, Luz Mary Portela y Lucy Amparo Oviedo Bonilla fueron identificados en Bogotá, mujeres que desaparecieron ese fatídico 6 de noviembre. Los restos Lucy Amparo Oviedo y Cristina Guarín ya fueron entregados a sus familiares. Los de Luz Mery Portela fueron entregados en un acto conmemorativo el pasado 8 de noviembre en el reconstruido Palacio de Justicia.

Durante todo el día de la toma, los medios de comunicación transmitieron parte de lo que observaban desde la Plaza de Bolívar, y las conversaciones que lograban entablar con los rehenes dentro del Palacio. Es el caso de la conversación telefónica que sostuvo Yamid Amat con el presidente de la Corte Suprema, Alfonso Reyes Echandía, que se encontraba en el último piso del Palacio como rehén de Luis Otero Cifuentes, líder de la operación por parte del M-19. Así se registraron las angustiantes palabras del Presidente de la Corte Suprema de Justicia: 

¡Por favor, que nos ayuden, que cese el fuego!

La situación es dramática, estamos rodeados aquí de personal del M-19. ¡Por favor, que cese el fuego inmediatamente! Divulgue ante la opinión pública, esto es urgente, es de vida o muerte. ¿Sí me oyen? [...]

Por favor que el Presidente dé finalmente la orden del cese al fuego [...]. Estamos en un trance de muerte. Ustedes tienen que ayudarnos. Tienen que pedirle al gobierno que cese el fuego. Rogarle para que el Ejército y la Policía se detengan... Ellos no entienden. Nos apuntan con sus armas. Yo les ruego detengan el fuego porque están dispuestos a todo... 

Según el Informe de la Comisión de la Verdad del Palacio de Justicia otros periodistas también se comunicaron con el magistrado Reyes Echandía, “después de lo cual la Ministra de Comunicaciones llamó a Yamid Amat, a Juan Gossaín y a Juan Guillermo Ríos y les dijo que si seguían pasando estas entrevistas o noticias del Palacio, se cerrarían todos los noticieros”. 

El informe también explica que “después de deliberar ampliamente sobre la conveniencia o inconveniencia de establecer censura a la radio y la televisión, la Ministra de Comunicaciones se comunicó por teléfono y télex con los responsables de las cadenas y emisoras radiales, y de los noticieros de televisión, y les hizo presentes las prohibiciones legales de transmitir noticias relacionadas con los operativos militares, y les notificó que no podían transmitir los comunicados de los subversivos como lo habían pedido ellos en su manifiesto ni podían tampoco transmitir al público entrevistas desde el interior del Palacio de Justicia, pues dentro de él estaban los delincuentes que inducirían la violación del orden jurídico, y muchos inocentes que no eran libres para manifestar la plenitud de su pensamiento”. El télex respectivo fue el siguiente:

El ministerio de Comunicaciones prohíbe terminantemente la transmisión de entrevistas y llamadas a Magistrados puesto que ello dificulta cualquier operación tendiente a salvaguardar la vida de las personas que todavía se encuentran en el palacio de justicia, atentamente, Noemí Sanín Posada - Ministra de Comunicaciones.

Periodistas como Yamid Amat consideraron esto como una implacable imposición de censura. “La censura tuvo como efecto la muerte de la Corte. [...]. Los medios de comunicación eran en ese momento los ojos abiertos, y les colocaron una venda. Eran la única luz de información que tenía el gobierno; cuando vino la censura, no sabían qué estaba pasando”, concluyó Yamid Amat en entrevista a la Comisión de la Verdad.

A raíz de esta orden, en uno de los canales de televisión que había de la época, el feroz combate del M-19 con el Ejército dejó de verse, no se sabía de los rehenes y por varios minutos lo colombianos vieron, sin que eso estuviera en la programación, que en el estadio Nemesio Camacho el Campin de Bogotá, a 10 kilómetros del Palacio, Juan Carlos Díaz y Juan Gilberto Funes le hacían dos goles al Unión Magdalena, y al holocausto del Palacio de Justicia por la censura del gobierno.

31 años de incertidumbre 

Durante la toma y retoma del Palacio, hace 31 años, fueron desaparecidas 12 personas. A pesar de que existen videos que muestra claramente que varios de ellos fueron evacuados con vida del recinto, por parte del Ejército, su paradero nunca fue revelado. Sus familiares aún esperan el esclarecimiento de los hechos; esperan verdad y justicia.

Para este aniversario del holocausto se recordó a los desaparecidos con urnas en las que sus familiares depositaron objetos que les pertenecían: fotografías y poemas dedicados, y 11 sillas rodeadas por fotografías, velas y flores en representación de la ausencia de sus seres queridos. 

“Este día y muchos de los días de dolor que tiene Colombia es importante recordarlos porque no podemos permitir que vuelvan a pasar estas cosas. Recordar es pasar por el corazón, entonces cada año y siempre pasamos a nuestros familiares por el corazón”, explicó Pilar Navarrete, esposa de Héctor Jaime Buitrago, uno de los desaparecidos en la toma del Palacio. 


Publicado en Noticias CNMH

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