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Publicado

11 Mar 2015

El documento clave para encontrar la verdad en Guatemala

Kate Doyle trabajó en la Comisión para el Esclarecimiento Histórico de Guatemala, es una de las investigadoras principales del Archivo Histórico de la Policía de Guatemala y es la persona que descubrió el rompecabezas detrás del ‘Diario Militar’.


En entrevista con el Centro Nacional de Memoria Histórica cuenta detalles de este documento, que le fue entregado extraoficialmente en 1999 y se convirtió en la prueba reina sobre la sistematización de la represión en Guatemala durante las dictaduras militares.

¿Cuál fue su primer paso después de recibir el diario militar?

“Recibí el diario militar en febrero de 1999. Estuve casi tres meses estudiándolo, analizándolo cuidadosamente y comparando las personas y los eventos mencionados con reportes de derechos humanos, reportes de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, artículos de periódicos guatemaltecos, archivos desclasificados de Estados Unidos y testimonios de los familiares de los desaparecidos.

A mediados de mayo llegué a la conclusión de que el diario era autentico y pertenecía a la inteligencia militar guatemalteca. Además, me di cuenta que aquel diario era una transcripción correcta de las capturas, las detenciones secretas y las ejecuciones de docenas de guatemaltecos durante un periodo de 18 meses, entre 1983-85.

Después de esto,  el National Security Archive (Archivo Nacional de Seguridad), organización para la que trabajo, citó a una rueda de prensa y publicó los documentos para que cualquier persona pudiera acceder a ellos vía web. De allí en adelante el archivo estuvo disponible para quienes quisieran hablar de él e investigarlo. Además, sirvió para llenar los vacíos que teníamos sobre aquellos eventos”.



    ¿Cómo reaccionó Guatemala frente a la publicación de este documento?

    En Guatemala la publicación del Diario Militar fue una bomba. Fue tan impactante para la gente ver en blanco y negro la evidencia de que el gobierno había planeado y coordinado una política para desaparecer a sus enemigos políticos.

    Creo que para muchas de las familias de los desaparecidos el diario tuvo una repercusión muy compleja, no es fácil ver la imagen de un familiar desaparecido en un contexto tan macabro, fue devastador. Lo más doloroso para ellos fue darse cuenta que sus seres queridos habían permanecido retenidos por semanas e incluso meses antes de ser asesinados. Esto implicaba que muchos habían sido torturados antes de sus muertes. Sin embargo, por otro lado, para las familias significó también un doloroso alivio pues era una confirmación de lo que habían sospechado por años, es decir, una confirmación de la muerte de sus seres queridos”. 

    ¿Cuál fue la reacción de las fuerzas militares?

    “Las fuerzas militares, en un principio, rechazaron los documentos. Además, declararon que aquel diario era una fabricación del National Security Archive, en un intento de dañar su reputación. Sin embargo, su postura nunca ha sido probada pues quien observe el diario puede darse cuenta de su autenticidad”.

    ¿Qué significó este hallazgo para usted?

    “En términos de mi trabajo en Guatemala, y en otros lugares, creo que publicar ese diario incrementó mi compromiso para luchar por los derechos civiles de los ciudadanos a tener acceso a los documentos de su gobierno. El derecho a la verdad, especialmente después de una época de violencia, es una de las formas más poderosas de ayudar a una sociedad a luchar contra la impunidad, la vergüenza y el silencio. Además incentiva un debate nacional honesto sobre lo sucedido. También convierte a civiles traumatizados por la guerra en miembros valiosos para sus comunidades”.

    Fotos: Cortesía del National Security Archive.

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