El fuego del diálogo nacional se enciende en la Amazonía: voces ancestrales tejen la sanación
El Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) acompaña un hito trascendental en el corazón de la Amazonía colombiana: el «Reencuentro de los pueblos indígenas», un espacio de diálogo y sanación que se enciende en el Valle de Sibundoy, Putumayo.
Este encuentro, orientado por los sabedores tradicionales, marca una nueva etapa en la construcción de la memoria histórica y la superación del conflicto armado en Colombia, al poner en el centro la profunda espiritualidad y la resistencia milenaria de los pueblos originarios.
Desde la Amazonía hasta el Valle de Sibundoy, este reencuentro congrega a siete pueblos indígenas: inga, kamëntšá, siona, emberá chamí, cofán, coreguaje y yanacona, de los 62 presentes en esta vasta región. El propósito es claro: fortalecer el reconocimiento y la participación de estas comunidades, visibilizando sus experiencias y saberes ancestrales como pilares fundamentales para la paz.
Este diálogo nacional se enmarca en la estrategia SaNaciones del CNMH, un proceso que, desde el 2020, ha permitido a los pueblos originarios expresar sus verdades, sus orígenes, las razones del conflicto armado, sus efectos y conceptos del daño, y sus caminos de sanación. SaNaciones no es solo una estrategia, es una metodología viva donde la construcción de paz se gesta desde los territorios y los sistemas de conocimiento propios.
Como se expresa en la exposición Allillachita maskakuy - Buscando la sanación, el CNMH busca visibilizar las formas intrincadas en que los pueblos amazónicos tejen la sanación. Esta exhibición resalta la historia del Valle de Sibundoy y el papel vital de la medicina tradicional en el tejido social indígena.
Para los pueblos del Valle de Sibundoy, el territorio es mucho más que geografía, es un ser vivo que siente y enseña. La montaña, la huerta, el río y el fogón son extensiones de un cuerpo que nutre y guía; por lo tanto, defender dicho cuerpo es defender la vida misma, la «palabra dulce» y la posibilidad de sanar en comunidad.
La sanación, en este contexto, es un camino integral para la vida (kawsay) que no se limita a curar dolencias físicas, sino que implica recuperar la armonía con el territorio, la palabra, la comunidad y los ancestros. Es un proceso que se nutre de la escucha a los sabedores, del caminar y recordar, y del compartir la palabra. Allillachita maskakuy es un llamado a volver a escuchar el legado de los abuelos, como el del taita Carlos Tamabioy, quien con su testamento sembró una semilla de dignidad que hoy florece en la voz de los pueblos amazónicos.
En este camino de sanación, las plantas maestras de conocimiento juegan un papel central. Plantas como el ambiwaska (yagé), la coca, el tabaco o el yopo no son solo medicinas, son maestras vivas con palabra y espíritu que enseñan a escuchar, recordar y «caminar bien». Como afirma el taita Isaías Muñoz Macanilla: «El yagé es la “biblia” tomada. Con él uno ve lo que está oculto, escucha lo que está guardado en el corazón del abuelo».
Las ceremonias con estas plantas son rezos en movimiento, donde cada toma es una enseñanza del mundo. Los sabedores guardan en su palabra el conocimiento de los siglos, y las plantas les revelan las «pintas» (visiones) donde habita la memoria del territorio: cantos, nombres, caminos y espíritus guardianes. Sanar con plantas es recordar sin libros, ver sin mapas y caminar sin perderse.
El «Reencuentro de los pueblos indígenas» en la Amazonía es un testamento vivo de la resiliencia y la sabiduría ancestral de Colombia. El CNMH continuará acompañando estos procesos de memoria y verdad, asegurando que las voces de los pueblos originarios resuenen con fuerza en el camino hacia la paz y la reconciliación.