El paro cívico de 1977, cuando Colombia se detuvo

 

El 14 de septiembre de 1977, el país amaneció en silencio. Las fábricas cerraron sus puertas, el transporte público se paralizó y las calles se llenaron de una marea humana. Millones de colombianos se unieron en el Paro Cívico Nacional, una de las movilizaciones populares más significativas en la historia reciente de Colombia. No fue una protesta espontánea, fue la culminación de un profundo malestar social y económico que venía gestándose desde hacía varios años.

El gobierno de Alfonso López Michelsen (1974-1978) implementó una serie de medidas económicas que, aunque buscaban estabilizar la economía, tuvieron un fuerte impacto en la población. La inflación galopante, el aumento del costo de vida, el desempleo creciente y la desigualdad social generaron un descontento generalizado. Las principales centrales obreras de la época —la Confederación de Trabajadores de Colombia (CTC), la Unión de Trabajadores de Colombia (UTC) y la Confederación Sindical de Trabajadores de Colombia (CSTC)— se unieron para convocar a la protesta. A la convocatoria se sumaron estudiantes, pequeños comerciantes y amplios sectores de la población.

Una movilización sin precedentes

La jornada del 14 de septiembre fue un evento de gran envergadura. Más de un millón de personas se movilizaron en las principales ciudades y centros urbanos del país. Las protestas se caracterizaron por su carácter masivo y por la unidad de diversos sectores sociales que, por primera vez en mucho tiempo, actuaron de manera concertada. El paro no solo se vivió en las calles, sino también en los barrios y en la vida cotidiana de la gente, que se detuvo para hacer oír su voz.

Sin embargo, la respuesta del Estado fue contundente. El Gobierno declaró el toque de queda, suspendió las garantías constitucionales y desplegó a la fuerza pública para reprimir las manifestaciones. Los enfrentamientos entre los manifestantes y la policía dejaron un saldo trágico: decenas de personas perdieron la vida, cientos resultaron heridas y miles fueron detenidas, muchas de ellas, de forma arbitraria. La represión de la jornada dejó una profunda herida en la memoria colectiva del país.

El legado del paro cívico

A pesar de la represión, el paro cívico de 1977 no fue en vano. Se consolidó como un punto de inflexión en la historia de la movilización social en Colombia. Mostró la capacidad de la sociedad para unirse y organizarse, incluso frente a la violencia estatal. A largo plazo, sentó un precedente para futuras protestas y luchas por los derechos sociales y laborales.

Desde el Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) recordamos la efeméride del paro cívico de 1977, no solo para honrar la memoria de las víctimas, sino también para reflexionar sobre la importancia de la protesta como mecanismo legítimo de expresión ciudadana. Esta jornada histórica nos enseña que la resistencia y la defensa de los derechos son pilares fundamentales en la construcción de una sociedad más justa.

Fuente: archivos del Centro Nacional de Memoria Histórica y publicaciones periodísticas de la época.

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