Por ello, en Tierralta son muchos los sobrevivientes que tienen historias sobre el conflicto para contar. Ellos mismos tuvieron la iniciativa de crear La Casa de la Memoria, un espacio para recordar lo que jamás debe volver a suceder, así como rescatar, darles nombre y dignidad a las víctimas de la región. Esta idea surge a partir de una propuesta de construcción del “Muro de Dignificación”, pero tras la alta participación de la comunidad y de diseños de maquetas se definió que sería una casa.
Con trabajos manuales, tapices, carteleras y ejercicios de memoria realizados con retazos de historias, las mismas víctimas expusieron ante los invitados a la inauguración de la Casa de la Memoria, el pasado domingo 2 de agosto, sus objetivos en relación con su iniciativa que sigue en construcción, puesto que miembros de la comunidad capacitados como "agentes de la memoria" seguirán recorriendo las veredas para recoger los relatos de otras víctimas.
La Casa cuenta con tres espacios, el central tiene la “colcha de la memoria” a disposición de las víctimas que quieran seguir bordando sus historias. Este objeto emblemático se viene tejiendo desde el 2008 para conmemorar la muerte del padre Sergio Restrepo, uno de los personajes centrales en la creación y desarrollo del municipio.
Pero lo especial de la Casa de la Memoria en Tierralta, es la habilidad manual que brota por cada uno de sus rincones. Biombos, sillas, puertas fueron elementos puestos por las víctimas participantes del proceso. A ello se suman salones para actividades comunitarias y una biblioteca, donde se pueden consultar los ejemplares de las colecciones del Centro Nacional de Memoria Histórica.
“Esto es un sueño que las víctimas podemos ver hecho realidad, pues siempre quisimos contar con un lugar específico dónde reposaran los recuerdos de nuestros seres queridos, que murieron a causa del conflicto y que aún permanecen en nuestras memorias”, aseguró Álvaro Álvarez, coordinador de la Mesa de Víctimas de Tierralta.
“Una vez dije que el recuerdo nunca muere, el recuerdo permanece, entonces eso es lo que me satisface porque no es solamente mi recuerdo sino, que el espacio está abierto para toda aquella persona que quiera hacer un aporte, una historia o cualquier cosa que tenga para contar”, complementó Álvarez.
Para Lisa Rodríguez, psicóloga de la Organización International Relief and Development, que acompaña el proceso, la Casa de la Memoria de Tierra Alta es el resultado del proyecto “Entrelazando”, que busca reconstruir el tejido social y dignificar la memoria de las víctimas del conflicto armado.
"Nos apoyaron los jóvenes, los tejedores y los miembros de la mesa de participación de víctimas a través de todo un acompañamiento psicosocial. Primero empezó un trabajo de reconocimiento de pérdidas que ha dejado el conflicto armando para ellos desde sus lugares de origen, de resistencia en medio de conflicto y también de salida de sus territorios. Fue un proceso de reconocer una memoria”, explicó.
De esta manera, desde Tierralta, la comunidad sigue construyendo el sueño de la Casa de la Memoria con nuevas piezas e historias para hacer un llamado a la sociedad colombiana sobre la experiencia que vivieron del conflicto y que no se repita en nuestro país.