En Mesopotamia, Antioquia, resuenan ecos sobre un refugio de amor
La comunidad de Mesopotamia, en el Oriente antioqueño, realizó el lanzamiento de una serie documental de siete capítulos con los testimonios de quienes vivieron las afectaciones del conflicto armado en su territorio.
La comunidad de Mesopotamia —que abarca a los habitantes de la cabecera de este corregimiento y de 14 veredas de La Unión, El Carmen de Viboral y Abejorral, en el Oriente antioqueño— presentó este 26 de abril la serie documental Mesopotamia, refugio de amor. El lanzamiento de esta iniciativa de memoria histórica, acompañada por el Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH), se realizó durante la conmemoración de los hechos de violencia que marcaron esta fecha en 1998 y 2000.
«No hay esclarecimiento aún de la verdad sobre lo que pasó un 26 de abril hace 25 años ni hace 27. Los familiares son más que víctimas: son resistentes ante el olvido y ante la indiferencia, no solamente del Estado, sino de la sociedad», señaló la directora del CNMH, María Gaitán Valencia, durante la conmemoración.
Mesopotamia, refugio de amor es una serie audiovisual de siete capítulos que reúne las voces de quienes vivieron las afectaciones del conflicto armado en su territorio. «Somos familia, vecinos, amigos. Somos convite, jardines, cultivos, caminos, mercado, oraciones, recuerdos. Somos avenidos, pero, desde los años 80 hasta el 2014, todo esto lo rompió la guerra», relata la iniciativa de memoria.
La masacre de cinco personas en el parque de Mesopotamia el 26 de abril del 2000 y otros hechos violentos aceleraron el desplazamiento en el corregimiento y en varias de sus veredas.
Los impactos del conflicto armado en el Oriente antioqueño no se han contado por completo. En 2019, la comunidad de Mesopotamia radicó una solicitud para reclamar su reconocimiento como sujeto de reparación colectiva; sin embargo, la Unidad para la Atención y Reparación Integral a las Víctimas (Uariv) negó dicho reconocimiento por medio de la Resolución 6632 de 2020, en la cual señaló que, entre otros, hacía falta narrar los hechos victimizantes. En esa medida, esta serie documental da fuerza a las voces que la comunidad quiere replicar como ecos para que se reconozcan sus memorias.
«Por ahí desde el 80 empezó a llegar la guerrilla; uno no sabía qué organización era eso. Se encontraba uno en los caminos gente muy extraña y hasta a los trabajaderos de uno iban también y le pedían algún favor», cuenta Javier Bedoya, habitante de Mesopotamia. A su hijo Óscar Andrés lo asesinaron en el parque del corregimiento el año en el que debía graduarse como bachiller; su testimonio hace parte de las voces que narran la irrupción de la violencia en la comunidad. «Eso se fue agravando por ahí en el 95. Ya resultaron dizque autodefensas; se fue volviendo una revoltura. Y decían que secuestraron a fulano, a perano; que a peranito lo están extorsionando... Y esto se fue “vinagrando”, como decimos nosotros».
Frente a la cámara, desde sus casas o desde los lugares marcados por acciones violentas, los pobladores de Mesopotamia y las veredas, donde se mueve la vida de la comunidad, narran la aparición de grupos armados en sus paisajes, el terror de los ataques armados de la guerrilla a la población, los atentados, los asesinatos, las desapariciones forzadas, la siembra de minas antipersonal, las amenazas, la estigmatización, la huida y el retorno.
Cuentan, por ejemplo, que desde el 26 de abril de 1998 se desconoce el paradero de tres personas de la comunidad y que, en la misma fecha del 2000, hombres armados masacraron a cinco personas en el parque del corregimiento, entre ellas dos estudiantes de secundaria: además de los estudiantes Óscar Andrés Bedoya Arango y Diego Armando Ocampo Pavas, fueron asesinados Juan Cástulo Jiménez, docente, Diego Alexander Arango y José Luis Cardona Castro, quien trabajaba en un depósito de papa. Esta masacre y otros hechos violentos aceleraron el desplazamiento que ya había comenzado en varias veredas. «Me desplacé de aquí porque el miedo no me dejaba tener vida», relata Carlina Grisales. De las 172 familias que habitaban el corregimiento, 163 huyeron de la violencia.
La comunidad de Mesopotamia ha resistido al olvido y a la indiferencia, no solamente de parte del Estado, sino de la sociedad. Por medio de esta iniciativa buscan el reconocimiento de sus memorias.
Además del lanzamiento de la serie documental Mesopotamia, refugio de amor, se realizó una exposición fotográfica con diversas imágenes obtenidas durante la producción. La Institución Educativa Rural Marco Emilio López Gallego, ubicada en el parque principal, que fuera impactada por las balas a finales de los años 90, fue el espacio para la proyección del capítulo que recoge las memorias de los habitantes del casco urbano del corregimiento y la vereda Guayaquil.
«Esos balazos tan miedosos… Y, en seguida, esos helicópteros vaciando candela. Nos encerrábamos en la pieza de reblujos hasta que se acababa todo eso, hasta por la mañana», recordó Laura Valencia.
Por último, durante la jornada de conmemoración, la comunidad participó en una eucaristía y se reunió para recordar las vidas que han apagado los grupos armados en su territorio. Además, las alcaldías de La Unión, El Carmen de Viboral y Abejorral, y la propia comunidad de Mesopotamia entregaron reconocimientos a las personas y entidades que se han comprometido con la reconstrucción del tejido social y la memoria del conflicto armado en este territorio. «Ahora nos piden pruebas para demostrar nuestra memoria, pero solo tenemos nuestros relatos. Este es un primer paso para que ustedes escuchen los ecos de nuestra comunidad», declaran los protagonistas de la serie Mesopotamia, refugio de amor.