“Esta guerra nos ha impedido amar(nos)” en La Victoria
La exposición muestra cómo la guerra ha golpeado a los sectores sociales LGBT y cómo ellos han resistido al odio y la exclusión. Estará en la biblioteca La Victoria, de la localidad de San Cristóbal, Bogotá.
Ya éramos una sociedad machista y ‘heteronormada’ antes de la guerra. La exclusión a los que viven diferente no es nueva acá. Nos acostumbramos a escuchar frases tipo “prefiero un hijo muerto que marica”. O “tolero a esa gente mientras sean discretos”. O “no llore que parece una niña”. Esa violencia no nació con el conflicto armado. Al contrario: ha sido un agarradero para que los actores armados impongan un control moral sobre las expresiones que se salen de sus márgenes. Ellos, los armados, han ido más lejos: violencia sexual, amenazas, torturas, asesinatos.
El Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) cerró el 2015 con la publicación de “Aniquilar la diferencia”, un informe que a partir de 63 testimonios explicó el pasado y el presente de los sectores sociales LGBT en medio de la guerra. A ese informe lo acompaña una exposición fotográfica itinerante: “Esta guerra nos ha impedido amar(nos)”, que retrata la violencia que han sufrido y la forma como han resistido lesbianas, gays, bisexuales y transgeneristas. Todas las fotografías fueron tomadas por Rommel Rojas.
En la localidad de San Cristóbal, en el suroriente de Bogotá, está la biblioteca pública La Victoria. Allá, como parte de la alianza entre el CNMH y Bibliored, se lanzó el pasado 3 de mayo la exposición “Esta guerra nos ha impedido amar(nos)”. Y allá mismo, el próximo viernes 12 de mayo, se presentará el informe “Aniquilar la diferencia”. En tiempos de marchas contra la “ideología de género”, de debates acerca de los derechos LGBT, de polémicas por cómo enseñar sobre género en los colegios, y la convocatoria del referendo para prohibir la adopción a parejas del mismo sexo, está más viva que nunca la discusión sobre cómo la sociedad está atravesada por los problemas que abordan el libro “Aniquilar la diferencia” y la exposición “Esta guerra nos ha impedido amar(nos)”.
La primera imagen que aparece en el recorrido de la exposición está llena de recortes de titulares de prensa. Son sacados de El Espacio, famoso periódico sensacionalista, y se leen noticias como “Tumba para un travesti” o “Terror entre homosexuales”. En uno de los sumarios se alcanza a leer “Cuatro invertidos fueron asesinados en las últimas horas. Un sicópata que los odia sería la persona que los elimina”. El informe afirma que la violencia contra estas personas, que por momentos la sociedad ha visto y ha ignorado, no ha sido casual. Al contrario, ha tenido un propósito específico: excluirlos de un proyecto de nación.
Durante el trabajo de campo de “Aniquilar la diferencia” se identificaron 106 experiencias de victimización contra las 63 personas que dieron sus testimonios. De ese total, 96 fueron cometidas en razón de su orientación sexual o identidad de género. Las víctimas las clasificaron así: 65% fueron cometidas por paramilitares o sus vestigios, el 19% por guerrillas y el 11% por las Fuerzas Armadas.
En la introducción de “Aniquilar la diferencia” se explica cómo la guerra ha interferido con el amor de todos, no solo con el de la comunidad LGBT: “La guerra ha mermado la posibilidad del amor fraterno, la confianza en el vecino o la vecina, la convivencia armónica con quienes nos rodean. La guerra nos ha polarizado, ha dividido a nuestra sociedad en bandos y hemos aprendido a vivir en una profunda desconfianza en el otro y en la otra –porque no conocemos a qué bando pertenece– porque brindarle nuestra mano puede ponernos en riesgo o porque hace parte de un “otro” que no merece mi apoyo, mi consuelo, mi solidaridad; sencillamente, porque no es como yo”.
“Esta guerra nos ha impedido amar(nos)” no busca volver a hacer énfasis en los testimonios de dolor, en las formas de violencia, en las modalidades de exclusión. “Tras acontecidos los hechos violentos —dice un texto de la exposición— las víctimas de los sectores sociales LGBT han llevado a cabo acciones y construido mecanismos de resistencia, tanto de manera individual como colectiva”. A medida que avanza la exposición empiezan a aparecer, en contrapeso, testimonios de resistencia. Imágenes donde se ven desfiles, sonrisas, dibujos, banderas, pancartas, murales, colores.
Los testimonios exaltan la fuerza de las víctimas. Una mujer lesbiana cuenta que decidió cortarse el pelo y usar hormonas y no le importaría más que la vieran como un hombre. Otra explica que no solo se enamora de mujeres sino que le gusta trabajar con ellas por sus derechos. Un hombre gay cuenta que hicieron un festival artístico y se disfrazaron y tocaron música para abordar el tema sin tener que confrontar directamente a los armados. Un hombre trans llama a que toda la sociedad debería acompañarlos en la lucha por sus derechos en lugar de voltear la cara o rechazarlos.
La exposición, que estará durante todo mayo en la biblioteca La Victoria, pone el foco sobre las formas de resistir, a la vez que invita a preguntarse “¿cuál ha ha sido nuestro papel en las violencias que han experimentado las personas de sectores sociales LGBT en el marco del conflicto armado colombiano?”. Es una invitación a repensar imaginarios y representaciones sobre el género, la sexualidad y su relación con la guerra.