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Juan Pablo Esterilla

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Juan Pablo Esterilla

Publicado

01 Jul 2019

Estudiantes de Medellín visitan el CNMH

En las instalaciones del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) se reunieron, el pasado viernes 21 de junio, alumnas de la Institución Universitaria Colegio Mayor de Antioquia junto con víctimas de la Corporación Rosa Blanca, una de las 25 Iniciativas de memoria priorizadas este año por el CNMH, para conocer el trabajo que realiza el Centro y la importancia de realizar procesos de memoria  en el país.


Las estudiantes, en su mayoría mujeres adultas, pertenecientes a la carrera de Tecnología en gestión comunitaria, escucharon atentamente la historia de Yamiled Noscue, representante de la Corporación Rosa Blanca, quien les contó cómo las integrantes de esta organización son continuamente amenazadas y que, para ella, la dejación de armas de las farc es “una mentira en muchos territorios”. 

“Algunas de nosotras no tenemos empleo y cuando accedemos a uno, los integrantes de las farc se encargan de que lo perdamos. Yo trabajaba en un call center, fueron a mi casa y dijeron que venían de parte del frente 21, que sabían todo, de mi jefe, y que pondrían una bomba. Yo había dicho que no fuí combatiente y días después volvieron con fotos que comprobaban que sí, me tenían rastreada y me dijeron que ya estaba ‘oliendo a formol’. Así pues, los empresarios no nos vinculan porque no quieren exponerse”, le contó Yamiled Noscue a las estudiantes.

El relato de Yamiled fue el catalizador para que varias de las mujeres que visitaron el CNMH, pertenecientes a la Institución Universitaria Colegio Mayor de Antioquia, también abrieran su corazón y realizarán un ejercicio de memoria sobre los hechos del conflicto del que ellas también fueron víctimas. Allí se encontraban sobrevivientes de violencia sexual, desplazamiento y otras a las que la desaparición les arrebató un ser querido; por lo que no eran ajenas al dolor del conflicto. 

Así, se escuchó la voz de Elena Loaiza estudiante y directora de la revista Letras Vinotinto, quien expresó que los colombianos no se pueden sustraer de la guerra. “La guerrilla me mató un sobrino en Ituango y vaya uno a saber por qué. Pero años después guerrilleros en proceso de reinserción llegaron a mi casa, estuvieron allí una semana y me tocó cuidarlos y alimentarlos, conociendo inclusive que algunos de ellos estuvieron en la toma guerrillera en la que mi sobrino fue asesinado”.

Otro relato fue el de la estudiante Elizabeth Rivas Castillo, quien valoró la fuerza de voluntad de Yamiled para contar su historia. Ella le contó a los presentes que también ha pasado por situaciones de desplazamiento en Medellín y que su esposo e hija fueron asesinados, en su propia casa, por el Bloque Cacique Nutibara de los paramilitares. 

Diana María Sierra, de la Mesa de trabajo de Mujeres de Medellín, visibiliza y hace incidencia con mujeres en estado de vulnerabilidad, trabajando, como dice ella, por “superar la cultura machista y patriarcal que durante décadas nos ha dominado”, y mucho más en el marco del conflicto armado. En su labor, especialmente con campesinas, ha visto cómo las mujeres siempre llevan la peor parte, convirtiéndose en botines de guerra. Por eso hizo un llamado a la unidad y a que las mujeres se apoyen entre ellas.  

Este encuentro también sirvió para discutir sobre el miedo como obstáculo para avanzar y si es oportuno volver o no a revivir estas situaciones de dolor. Lo que llevó a las estudiantes a reflexionar para que ellas, desde su ejercicio profesional en los territorios, puedan rescatar la memoria de las mujeres. 

Por su parte Edwin Henao, el docente que las acompañó, pidió perdón por la indiferencia que se muestra ante estos temas y por el dolor de las víctimas. Finalmente, Carlos Alirio Flórez, director de Construcción de Memoria del CNMH, mencionó que la entidad cumple con el deber de memoria que tiene el Estado, reafirmando la importancia de recuperar la memoria de las víctimas para aportar en la reparación y dignificación de las mismas.